La genética podría ser más antigua de lo que creemos


Una investigación sugiere que los aminoácidos esenciales pudieron formarse en distintas zonas de la Tierra primitiva y hubo coexistencia de códigos genéticos antes del surgimiento de la vida 


Categoría: INVESTIGACIONES

Buenos Aires-(Nomyc)-Durante mucho tiempo ha existido un consenso acerca del orden en que los aminoácidos, los bloques de construcción de las proteínas, se fueron “añadiendo” a esa especie de “caja de piezas de Lego”, que conforma nuestros genes, pero ahora según un grupo de investigadores genéticos de la Universidad de Arizona, nuestras suposiciones anteriores podrían reflejar un sesgo en la forma en que distinguimos entre fuentes bióticas es decir vivas y abióticas, es decir no vivas.

 

Dicho de otra manera, el modelo actual sobre la historia de los genes podría infravalorarlas primeras formas de protovida que incluían precursores como el ARN y los péptidos, en comparación con lo que surgió con el inicio de la vida propiamente dicha. 

 

Nuestra comprensión de esos tiempos tan antiguos, siempre será incompleta, pero los científicos subrayan la importancia de “seguir investigando la Tierra primitiva” ya que cualquier avance en ese conocimiento, explican, no solo podría ayudarnos a conocer mejor nuestra propia historia, sino “también a buscar los orígenes de la vida en otros lugares del universo”.

 

En el estudio, publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences, los investigadores dirigidos por la profesora Joanna Masel y la autora principal Sawsan Wehbi, señalan que partes esenciales de nuestras proteínas (los aminoácidos) se remontan a hace unos cuatro mil millones de años, hasta el último ancestro común universal (LUCA, por sus siglas en inglés) de toda la vida en la Tierra. 

 

Estas cadenas de decenas o más aminoácidos, llamadas dominios proteicos, son “como una rueda”, explicó Wehbi en un comunicado y agregó “es una pieza que puede usarse en muchos coches distintos, y las ruedas existían mucho antes que los coches”.

 

El equipo, utilizó software especializado y datos del Centro Nacional de Información Biotecnológica para construir un árbol evolutivo de estos dominios proteicos, que no se teorizaron ni observaron hasta la década de 1970, desde cuando nuestro conocimiento sobre estos detalles avanzó de manera importante.

 

Uno de los grandes cambios de paradigma que propone esta investigación, es la idea de “replantear el orden en que surgieron los 20 aminoácidos esenciales del código genético a partir del caldo químico de la Tierra primitiva”. 

 

Los científicos sostienen que el modelo actual sobrevalora la frecuencia con que un aminoácido aparecía en las primeras formas de vida, lo que produjo que se teorizara que aquellos presentes en mayor concentración debieron de ser los primeros en formarse. 

 

Esta visión, se suma a estudios previos, como un trabajo de 2017 que sugería que nuestros aminoácidos representan una especie de “selección natural de los mejores” y no un mero “accidente congelado” de las circunstancias. 

 

En el artículo, los investigadores, incluso, plantean que los aminoácidos pudieron originarse en distintas zonas de la joven Tierra y no en un “entorno uniforme”.

 

El triptófano, el famoso aminoácido “somnoliento” del pavo de Acción de Gracias, llamó la atención de los científicos con su símbolo, la W sobre el que los autores señalan  “existe consenso científico en que W fue el último de los 20 aminoácidos canónicos en incorporarse al código genético”, aunque sin embargo, hallaron un 1,2 por ciento de W en los datos anteriores a LUCA y solo un 0,9 por ciento, después y aunque las cifras parezcan pequeñas, suponen una diferencia del 25 por ciento.

 

Pero, ¿por qué el último aminoácido en aparecer sería más común antes de la diversificación de toda la vida posterior? Según el equipo, la explicación química podría apuntar a una versión aún más antigua de la idea de la genética, ya que como ocurre con todo en evolución, “no hay ninguna razón intuitiva por la que un elemento exitoso tenga que ser el único de su tipo que haya existido”.

 

“La construcción gradual del código actual y la competencia entre códigos antiguos pudieron ocurrir simultáneamente”, concluyen los investigadores. 

“Los códigos antiguos, también podrían haber utilizado aminoácidos no canónicos” agrega de manera sugerente.

 

Estos, habrían surgido alrededor de los respiraderos hidrotermales alcalinos, que se cree desempeñaron un papel clave en el origen de la vida, aunque las formas resultantes no habitaran allí durante mucho tiempo.

 

Para aplicar esta teoría al resto del universo, tampoco hay que ir demasiado lejos ya que “la síntesis abiótica de aminoácidos aromáticos, podría ser posible en la interfaz agua-roca del océano subterráneo de Encélado”, explican los científicos y eso está, de manera literal, tan solo hasta Saturno y tal vez, una “fiesta vecinal” del Sistema Solar esté más cerca de lo que pensamos.                                          Nomyc-31-10-25                                                                                                                                                                                                                                                                  

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