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Hasta 4 de cada 10 niños desarrollan ‘dificultades alimentarias’


Recomiendan un abordaje integral y a tiempo, que contemple -cuando sea necesaria- la incorporación de suplementos nutricionales para asegurar una alimentación completa


Categoría: MÉDICAS

Buenos Aires-(Nomyc)-La alimentación en la infancia es un hábito que se forja con el tiempo pero es, además, la base sobre la que se construye un futuro saludable, aunque sin embargo, no está exenta de desafíos y uno son las ‘dificultades alimentarias’, que son problemas relacionados con la conducta alimentari, de las que las principales, son la selectividad, el “niño quisquilloso”, la inapetencia, la fobia alimentaria y trastornos de la oralidad que muchas veces coexiste más de una, que van desde falsas percepciones por parte de padres y madres hasta verdaderos trastornos de la conducta alimentaria. 

Existen pocos estudios sobre este tema en la región, pero según una investigación brasileña, la distribución de las dificultades alimentarias en niños sería la siguiente: selectividad en un 37,8 por ciento; inapetencia, en un  17,6 por ciento; mala interpretación diagnóstica de padres y cuidadores, en un 17,6 por ciento; causa orgánica, en un 10,1 por ciento; fobia, en un 6,7 por ciento; otras causas, con un 6,7 por ciento y el niño/a inquieto/a, en un 3,4 por ciento y la edad media de presentación de selectividad es a los 52 meses, a diferencia de la fobia o la inapetencia, que suele presentarse entre los 34 y 31 meses. 

Según Paula Guerra, pediatra, especialista en nutrición, “el seguimiento pediátrico cobra un rol crucial. La evaluación sistemática de las curvas de crecimiento permite identificar a tiempo desvíos por estancamiento o pérdida de peso. Además, conversando en el consultorio sobre hábitos nutricionales, se pueden detectar presuntas complicaciones como bajo consumo de alimentos, escasa calidad nutricional o dietas poco variadas”. 

Son cuadros a tener en cuenta, porque si no se toman las medidas necesarias, pueden verse afectados el crecimiento y el desarrollo. Niños con conductas alimentarias restrictivas pueden presentar pérdida de masa muscular incluso antes de que sus padres adviertan un problema y también se incrementa de manera importante el riesgo de deficiencias de nutrientes clave como proteínas, hierro, zinc y vitaminas.

“Las dificultades alimentarias, en aquellos casos que no se abordan adecuadamente y a tiempo, pueden tanto impactar en el crecimiento en términos de peso y talla, como también comprometer el desarrollo cognitivo, el rendimiento escolar y el bienestar psicosocial de las familias”, puntualizó la especialista.

Resolución del problema: ante este panorama que puede ser angustiante, la buena noticia es que -tomando las medidas necesarias- la mayoría de las veces se logra resolver o mejorar significativamente el problema. 

“La clave está en intervenir a tiempo”: las intervenciones nutricionales adecuadas resultan relevantes, con recomendaciones precisas en términos de calorías y nutrientes.

 

Se sugiere implementar pautas de alimentación que promuevan una transición gradual de alimentos más aceptados a aquellos menos preferidos a través de asemejar características de color, volumen o textura.  

“El abordaje de estos cuadros debe ser individualizado e interdisciplinario. Incluye una evaluación clínica y psicosocial integral, estrategias conductuales y, en caso de ser necesario, la indicación de suplementos nutricionales que ayuden a cubrir los requerimientos sin reemplazar la alimentación habitual”, sostuvo Guerra. 

En ese marco, existen suplementos nutricionales diseñados específicamente para niños con desafíos alimentarios, y acaba de ser presentado Fortini®, de Nutricia Bagó, que aporta energía, proteínas, ácidos grasos esenciales EPA y DHA, prebióticos, y vitaminas y minerales. 

 

Su fórmula sin sacarosa, reducida en lactosa y con sabor neutro permite integrarlo fácilmente en recetas habituales, favoreciendo la aceptación del niño sin reemplazar la alimentación familiar.

“La incorporación de un suplemento nutricional debe darse en el marco de una estrategia integral, pero es un recurso válido que brinda la tranquilidad de estar cubriendo las brechas nutricionales mientras se trabaja activamente con el niño y su familia para revertir sus dificultades alimentarias”, detalló Guerra. 

La alimentación en esa etapa debe ser considerada como una interacción entre el comportamiento del niño y la técnica de alimentación de los padres a la que es necesario prestar atención y en referencia a las prácticas parentales, se sugiere fortalecer conductas positivas tales como:

• Seleccionar comidas adecuadas a la edad del niño. 
• Favorecer la alimentación autónoma. 
• Tolerar conductas propias de la edad (por ejemplo, que se ensucie). 
• Evitar distracciones (por ejemplo, pantallas) durante las comidas. 
• Mantener una actitud tranquila y neutra durante toda la comida. 
• Armar rutinas de alimentación (por ejemplo, lugar y horarios pautados). 
• Limitar el tiempo de cada comida a no más de 20-30 minutos.

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