Uno de cada 20 menores de un año presenta alergia a un alimento

Para identificar estos cuadros, sugieren presentar atención a llantos persistentes sin motivo aparente, reacciones alérgicas en la piel, síntomas gastrointestinales como reflujo o cólicos y sangrado en la materia fecal. Un estudio argentino demostró que en 10 años se triplicaron los casos de alergia a la proteína de leche de vaca

Buenos Aires–(Nomyc)-Especialistas de la Asociación Argentina de Alergia e Inmunología Clínica (AAAeIC) llamaron a promover su detección temprana y tratamiento precoz, dado que son una condición cada vez más presente en los consultorios y uno de los tipos de alergias más frecuentes.

“Las alergias alimentarias son más frecuentes en menores de tres años y suelen ser ocasionadas por leche de vaca, huevo, trigo y soja. Entre adultos, en cambio, las originan sobre todo los frutos secos, el huevo, los mariscos, los pescados y el maní”, manifestó Claudio Parisi, especialista en Alergia e Inmunología y presidente saliente de la AAAeIC.

En los menores de 1 año en nuestro país, se estima que el 5 por ciento presenta alguna alergia a los alimentos, una condición que suele afectar considerablemente la calidad de vida del niño y de su familia, y puede presentar episodios más severos con consecuencias graves.

Como remarcó Daniel Vazquez, especialista en Alergia e Inmunología y presidente de la AAAeIC, “el mayor riesgo se presenta cuando se produce una reacción severa -técnicamente denominada ‘anafilaxia’- producto de la ingesta del alimento, donde se debe proceder con urgencia para evitar complicaciones e inclusive la muerte, que si bien es poco frecuente, puede suceder”.

“Entre los principales síntomas, los niños suelen presentar llanto persistente sin motivo aparente, reacciones alérgicas en la piel, síntomas gastrointestinales como reflujo o cólicos y sangrado en la materia fecal”, sostuvo Cora Onetti, médica alergóloga, Secretaria General de la AAAeIC.

Verónica Pernas, presidente de la Asociación Argentina de Alergia a Alimentos (Red Inmunos), “la importancia de difundir las alergias a alimentos radica en que se conozcan, para poder ayudar a las familias a socializar y transitar el día a día, y así poder revertir la situación de manera más rápida o acompañar en el tratamiento”.

Red Inmunos es una Asociación Civil sin fines de lucro que tiene por objetivo dar a conocer la problemática de los pacientes para mejorar tanto su calidad de vida como la de todo su entorno familiar.

“En el caso de los niños escolarizados, es crucial que estén diagnosticados, para que puedan participar de las distintas actividades sin que se vea afectada su salud y por eso es importante que los compañeros sepan de esta situación. Ya en la adolescencia, hay que trabajar para que la alergia sea tomada como una situación normal para los amigos, de manera que no sea un obstáculo en la socialización y no lleve al bullying, que se puede manifestar en que no se invite a un chico a determinado programa por tener una alergia”, afirmó Pernas.

Alergia a la proteína de la leche de vaca                                                                                                                                                            Una de las alergias de mayor prevalencia en los más pequeños es la alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV) y la padecen entre el 2 y el 3 por ciento de los menores de 3 años y afecta no solo su calidad de vida, sino su salud y su crecimiento.

Un estudio argentino probó que cuanto más tarde se diagnostica y se trata la APLV, mayor es el riesgo de comprometer seriamente las curvas de crecimiento de los niño y además, en nuestro país, los casos se triplicaron en 10 años.

Algunos cuadros de APLV se originan por la presencia de un anticuerpo denominado IgE y tienen por característica provocar reacciones inmediatas luego de la ingesta. Estos casos suelen ser las más fáciles de diagnosticar y de tratar. En cambio, aquellos cuadros no mediadas por el IgE producen síntomas inespecíficos y de aparición mucho más tardía, por lo que es más complicado arribar a un diagnóstico, ya que no siempre responden a las pruebas de alergia.

Iris Medina, especialista en Alergia e Inmunología y Directora Científica de la AAAeIC, remarcó que “el tratamiento, en ambos casos, comienza con la ‘dieta de exclusión’, que representa suprimir la ingesta del alimento sospechado. En el caso de la leche de vaca y sus derivados, debería suprimirlo la mamá en el lactante e inclusive el niño, si ya recibe alimentación complementaria”.

Desde la óptica de las familias con un niño con APLV, Pernas describió que “se ven obligadas a cocinar sin leche y, en muchos casos, las parejas están recién aprendiendo a cocinar. Además, debe evitarse el contacto cruzado, separando las cacerolas, cubiertos, platos y vasos que usará el niño”.

En reemplazo de la leche de vaca o del amamantamiento que el niño con alergia a la PLV no puede recibir, los especialistas recomiendan la incorporación de leches de fórmula especiales, aunque siempre bajo la indicación y supervisión del pediatra. La provisión de estas leches está garantizada por la ley nacional n° 27.305, que establece que “las leches medicamentosas deben ser garantizadas a todas aquellas personas que las necesiten y cuyo cuadro patológico esté justificado por el pediatra o especialista”.

Como medida de prevención primaria de las alergias a alimentos en niños, los especialistas coindicen en la importancia de la lactancia materna exclusiva por lo menos hasta los 6 meses de vida. Mientras que cuando el bebé comienza a recibir otro tipo de alimentos, recomiendan cumplir minuciosamente con las pautas alimentarias que vaya proponiendo el pediatra.

Para mayor información sobre la semana de alergias alimentarias, por favor consultar el sitio web www.alergiasalimentarias.org                       Nomyc-10-5-18

 

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