Una cirugía fetal innovadora permite operar en la Argentina un defecto de nacimiento

Por el Día Internacional de la Espina Bífida, se dio a conocer el método que se aplica en intervenciones quirúrgicas

Buenos Aires-(Nomyc)-La Espina Bífida o Mielomeningocele, cuyo Día Mundial fue ayer, es una de las principales causas de discapacidad motriz en recién nacidos y la novena causa de muerte neonatal en la Argentina, mientras que se estima que nacen unos 400 niños con esta malformación en el país cada año.

Esta patología se produce por el defecto en el cierre del Tubo Neural, que involucra a los niveles lumbosacros, con lo que queda expuesta a daño la médula espinal y es fundamental que el diagnóstico prenatal sea precoz, ya que si se diagnostica más tarde, no es posible ayudar al niño y frenar el deterioro, mientras que se si opera, mejoran de manera significativa las condiciones de vida del pequeño.

Además, existe un programa “exitoso e innovador” para la cirugía fetal en el que, si bien muchas malformaciones fetales tienen tratamiento en el periodo postnatal, en casos como la Espina Bífida, esperar puede provocar daños irreversibles y por eso es tan importante que cada vez más personas conozcan que existe esta alternativa terapéutica, hoy más segura y efectiva, para bebés por nacer con esta patología”, explican los expertos.

Medicina fetal para la EB: en relación a la medicina fetal, es aún una especialidad joven, tuvo un auge impresionante en los últimos años, con el Hospital Universitario Austral a la vanguardia no solo en la Argentina sino en toda Latinoamérica con su Unidad de Medicina Fetal, fundada en 2009, que es una de las pioneras en el país y se convirtió en referente para el tratamiento de casos de Mielomeningocele y otras patologías complejas en bebés por nacer.

El Centro de Salud, una entidad sin fines de lucro dedicada a la asistencia, la docencia y la investigación biomédica, que tiene una infraestructura técnica de última generación y un equipo de destacados profesionales, superó 105 cirugías fetales de esta patología, el número máximo para un centro médico de la Argentina.

El Programa de Cirugía Fetal implica:

  1. Implementación de procedimientos quirúrgicos prenatales, en casos de malformaciones en las que esperar hasta el nacimiento puede provocar daños orgánicos irreversibles, asociados a una alta probabilidad de muerte o secuelas a largo plazo.
  2. En un número creciente de condiciones fetales, el tratamiento quirúrgico prenatal puede detener el daño y aumentar las probabilidades de que el recién nacido sobreviva y tenga una mejor calidad de vida.

Sobre la cirugía para la EB: consiste en intervenir quirúrgicamente al feto dentro del útero de la mamá, idealmente entre la semana 24 y 26 de gestación, aunque puede realizarse desde la 19 hasta la 27, con el objetivo de corregir la patología.

Se abren el útero y la bolsa y se cierra el defecto a nivel de la columna lumbosacra del bebé y luego se vuelve a cerrar el útero, se restituye el líquido amniótico perdido y se continúa con el embarazo hasta la semana 37 a 39 cuando se realiza siempre una cesárea.

“Hicimos también muchos avances, modificamos la técnica de apertura uterina, haciendo ahora una microhisterotomía y realizamos la primera cirugía fetal fetoscopia para tratamiento del meningocele, sin abrir el útero, simplemente poniendo tres puertos de 3 mm con una pequeña cámara y operando con instrumental”, explicó Russo.

En 2011, un estudio realizado en Estados Unidos denominado MOMS demostró que la cirugía fetal en bebés con mielomeningocele reduce a la mitad la necesidad de colocar una válvula en el cerebro y duplica las chances de que el niño camine sin ortesis, es decir dispositivos para facilitar la deambulación.

Los resultados obtenidos por el equipo del Hospital Universitario Austral superaron a los de este estudio precursor: la reducción de la necesidad de válvula fue cuatro veces menor que en casos tratados después del nacimiento, mientras que la deambulación fue casi cuatro veces mayor.

Además, la cirugía fue más segura para la madre: no hubo necesidad de transfusiones y no tuvieron casos de dehiscencia de la cicatriz uterina (complicación que ocurrió en un 11 por ciento a diferencia del estudio MOMS).

Nomyc-23-11-23

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