Un paciente internado puede perder hasta 1 kilo de masa muscular por día

Expertos remarcan que se recomienda duplicar o triplicar la ingesta de proteínas y se calorías para favorecer una adecuada recuperación y rehabilitación

Buenos Aires–(Nomyc)-Uno de cada 3 pacientes que entran en un hospital, en cualquier lugar del mundo, está mal nutrido, aunque sólo 1 de cada 100 es detectado y recibe el abordaje nutricional que necesita durante una internación prolongada, que será de manera posible, el momento más delicado de su vida. Esta situación puede ocasionar una pérdida de alrededor de 1 kg de músculo por día, al tiempo que estar malnutrido quintuplica el riesgo de muerte y triplica el de complicaciones y secuelas.

Días pasados, e visita por nuestro país para una disertación ante nutricionistas y miembros de las unidades de terapia intensiva, Paul Wischmeyer, Director de Servicios Nutricionales del Sistema de Salud de la Universidad de Duke, Carolina del Norte, EE. UU., planteó que la malnutrición es la epidemia silenciosa más preocupante que hoy enfrentan los pacientes hospitalizados al señalar que “esto sucede frente a los ojos de buenos profesionales, que están brindando cuidados muy complejos, por lo que llama poderosamente la atención que algo tan elemental como el estado nutricional no sea, en muchos casos, priorizado”.

La medicina moderna ha avanzado enormemente y hoy sobreviven pacientes que antes morían. Por ejemplo, en 10 años, se redujeron a la mitad las muertes por infecciones severas, llamada sepsis.

“Sin embargo, por desatender sus requerimientos nutricionales antes, durante y después de su internación, se triplicó el número de personas que son dadas de alta, pero derivadas a centros de rehabilitación. Muchas no volverán a caminar, ni volverán a su casa y jamás recobrarán la fuerza suficiente para alzar a un nieto”, subrayó Wischmeyer.

Diversos estudios arrojaron que a los pacientes más críticos se les está administrando la mitad de ingesta calórica que necesitan y sólo un tercio del aporte proteico.

En Servicios de Emergentología, el equipo debe atender el trauma en forma urgente, pero las últimas guías internacionales indican que debe evaluarse de antemano el estado nutricional de todo paciente que va a una cirugía programada.

Mucho de lo que los pacientes necesitan en términos de nutrición es sencillo, por lo que sólo es preciso indicar más proteínas y más calorías y durante la internación, según el caso, la administración será a través de alimentos o de suplementos nutricionales por vía enteral o parenteral, es decir por boca o a través de una sonda.

Una vez que se da el alta, si la persona puede alimentarse bien, y si tiene hambre, debe seguir las indicaciones de su nutricionista, pero que tendrán que ver con incrementar la ingesta de alimentos ricos en proteínas como huevo, carne o pescado.

En personas sanas, se recomienda una ingesta de 0,8 g de proteínas al día por cada kilogramo de peso corporal pero “en pacientes críticos en internación post cirugías, el abordaje es más artesanal y no puede hablarse de dosis como con los medicamentos, pero sabemos que se necesitan 1,5 gramos, 2 gramos o hasta 2,5 gramos de proteínas por cada kilogramo de peso, es decir, más del doble y hasta el triple de aporte proteico”, aclara Gustavo Kliger, Jefe del equipo de soporte nutricional del Hospital Universitario Austral.

Gracias a un estudio paradigmático, publicado en 1950, se sabe que para una recuperación óptima, luego de las internaciones se indica una ingesta de entre 3 mil y 4 mil calorías diaria y es por eso que cuando los pacientes que no quieren comer, están débiles, doloridos, algunos con trastornos en la deglución o simplemente los que no tienen hambre y no quieres comer se presenta un desafío importante aunque  para estos casos, los suplementos nutricionales pueden ser una herramienta útil.

Además, existe evidencia de que un buen estado nutricional acorta los tiempos de internación en 1, 2 ó hasta 4 días, según la intervención, lo que reduce costos al sistema de salud y en Estados Unidos, un estudio en más de 725 mil casos, arrojó que cada dólar invertido en suplementos nutricionales se ahorraba 52 dólares al hospital.

“Haber perdido 3 ó 4 kilos de manera involuntaria en los últimos meses es un indicador de malnutrición y también lo es estar ingiriendo, por falta de hambre, la mitad de las calorías recomendadas al día y preguntando esos dos aspectos, el profesional puede hacerse una idea sencilla del cuadro nutricional del paciente, que  luego, confirmará a través de estudios de laboratorio los niveles de determinados marcadores metabólicos”, explicó Kliger.

El movimiento es tan importante como el aporte nutricional, porque facilita que las proteínas sinteticen músculo y por eso el equipo de Kinesiología, desde el primer día de la internación, irá ejercitando con el paciente a través de pedaleo, levantamiento de pequeñas pesas, pararse de la cama, dar algunos pasos, etc., según las posibilidades de cada individuo.

Similar a correr una maratón                                                                                                                                                                            El requerimiento nutricional ante cirugías complejas guarda semejanzas con la alimentación de deportistas de elite, pero sin embargo, para el organismo, el impacto que representa someterse a una intervención delicada es mucho mayor que el de correr una maratón.

Antes de una operación, se exige a los pacientes entre 8 y 12 horas de ayuno y sobre esto Wischmeyer  se pregunta “si estas circunstancias son comparables con las maratones, ¿le pediríamos a un corredor profesional que ayune antes de una competición semejante?” para señalar que “eso es lo que estamos haciendo con nuestros pacientes, aunque existen guías internacionales que recomiendan hidratos de carbono hasta dos horas antes de la cirugía para que no estén subalimentados ni deshidratados”.

“La alimentación que reciben los deportistas de alto rendimiento los ayuda a sobreponerse a la maratón. En ese sentido, los atletas están mucho más adelantados que los médicos. Existe una oportunidad enorme de aprender de las ciencias de la nutrición deportiva para ayudar a nuestros pacientes”, agregó Wischmeyer.

El ser humano no evolucionó como para sobreponerse a cirugías complejas, por lo que el organismo seguirá perdiendo músculo y usando las calorías de manera poco eficiente durante meses tras la intervención y el cuerpo no sabe cómo manejar una agresión así, por eso genera resistencia a nivel metabólico, lo que hace que se necesiten más calorías y proteínas.

“Estos pacientes están corriendo la maratón de su vida y deberían prepararse como corresponde. Tenemos que cambiar. Muchos estudios demuestran que es seguro y efectivo hacerlo”, reconoció el especialista.

El rol del Nutricionista                                                                                                                                                                                  Alrededor del mundo, sólo se enseña Nutrición en 1 de cada 4 facultades de Medicina y los médicos suelen tener poca educación nutricional y por ejemplo, en nuestro país, ocupa sólo 4 semanas de toda la currícula y sobre esto Wischmeyer advirtió que “el jefe de la Terapia Intensiva es el que toma las decisiones, en términos del abordaje nutricional, la persona clave es el nutricionista que integra la unidad y es indispensable que empecemos a escucharlos porque son quienes saben guiar el cuidado nutricional de nuestros pacientes”.

En Argentina, la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva tiene un capítulo de Licenciados en Nutrición que trabaja este tema y además, existe un comité de médicos que en su práctica diaria brindan soporte nutricional.                                                                                                Nomyc-31-7-18

 

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