Un componente de la hoja de albahaca podría proteger contra el Mal de Alzhéimer

Hay varias plantas que ya demostraron su elevado potencial para brindar herramientas útiles contra ciertas enfermedades y en una de ellas, acaban de encontrar un efecto “neuroprotector”

Buenos Aires-(Nomyc)-El “fenchol” es un compuesto orgánico, terpeno, de uso frecuente en la producción de perfumes que define el aroma distintivo de la albahaca, pero también se encuentra en el hinojo, la lima y la nuez moscada, también exhibe propiedades antimicrobianas, antibacterianas y antioxidantes, entre otros beneficios que están siendo investigados y estudiados, pero ahora, un equipo de científicos de la Universidad del Sur de Florida en EE.UU. creen que puede ralentizar el deterioro cognitivo y proteger el cerebro del Mal de Alzheimer.

El nuevo estudio, publicado en la edición de Frontiers in Aging Neurosciencedescubrió un mecanismo de detección asociado con el microbioma intestinal que explica cómo el Fenchol reduce la neurotoxicidad en el cerebro con alzhéimer.

En este mecanismo, interfieren los Ácidos Grasos de Cadena Corta(AGCC), unos metabolitos creados por bacterias intestinales buenas, que suponen la principal fuente de alimento de las células del colon y que son beneficiosas para la salud cerebral y estos AGCC viajan desde el intestino hasta el cerebro por la sangre y puede unirse y activar el receptor 2 de ácidos grasos libres (FFAR2), una molécula de señalización celular expresada en las neuronas.

Según explica el autor principal Hariom Yadav, “nuestro estudio es el primero en descubrir que la estimulación del mecanismo de detección de FFAR2 por estos metabolitos microbianos (SCFA) puede ser beneficiosa para proteger las células cerebrales contra la acumulación tóxica de la proteína beta amiloide(Aβ) asociada con la enfermedad de Alzheimer”.

Una de las principales enfermedadesneurodegenerativas: la enfermedad de Alzheimer debe su nombre al neurólogo y psiquiatra alemán AloisAlzheimerquien describió los cambios típicos en el cerebro en una paciente en 1906 y esta enfermedad es mundialmente reconocida y el nombre genera un marcado estigma en las personas que reciben el diagnóstico, en sus familiares y en la población.

Esta enfermedad, es la principal causa de demencia en el mundo, 1 decada 8 adultos mayores la padece en la Argentina, es decir, alrededor de 500mil personas y sus primeros signos de alerta son clave para detectar la enfermedad a tiempo, y así poder evitar el rápido deterioro del cerebro.

Según la Organización Mundial de la Salud, en la actualidad habría 50 millones de pacientes con alzhéimer y, de no haber cura, para 2040, la cifra estaría cerca de los 100 millones.

Esta enfermedad suele afectar a los mayores de 60-65 años, y la edad promedio de diagnóstico se ubica en los 80, porque hasta hace poco se consideraba que el mal de Alzheimer era una enfermedad favorecida por la edad.

Sobre la prevención de esta patología: hay un Estudio finlandés de intervención geriátrica para prevenir el deterioro cognitivo y la discapacidad, llamado FINGER, que sugiere que el aporte nutricional y el ejercicio de forma regular, favorecen un menor deterioro cognitivo.

Otros estudios, como el Ensayo de intervención de presión arterial sistólica: memoria y cognición en la hipertensión disminuida (SPRINT-MIND), que mostraron que las reducciones de la presión arterial pueden bajar la incidencia de deterioro cognitivo leve.

Una comisión organizada por la revista médica The Lancet calculó el año pasado que modificar una docena de factores de riesgo puede evitar o retrasar el 40 por ciento de las demencias y las 12 variables son la falta de educación, la hipertensión, la discapacidad auditiva, el tabaquismo, la obesidad, la depresión, la inactividad física, la diabetes, el aislamiento social, el consumo excesivo de alcohol, los golpes en la cabeza y la contaminación atmosférica.

En América Latina, el porcentaje prevenible de casos de demencia alcanza el 56 por ciento , según los mismos autores.

Entre los primeros síntomas, se pueden destacar:

  • Pérdida de memoria a corto plazo
  • Desorientación
  • Cambios de comportamiento
  • Cambios de humor
  • Dificultades para manejar dinero o hacer una llamada telefónica

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