Tecnología para evitar pérdidas por Desastres Naturales

Diferentes mecanismos son utilizados en América Latina para prevenir derrumbes u otros inconvenientes causados por cambio climático

 

Buenos Aires-(Nomyc)- El riesgo sísmico en el borde costero pacífico y de huracanes en Centro América y el Caribe son las amenazas naturales a las cuales un mayor número de población está expuesta en la región.

 

 

Según evaluaciones realizadas por organismo internacionales,  en 2011 se registraron, debido a este tipo de problemas  pérdidas sin precedentes, que llegarían a los US$380.000 millones a nivel mundial.

 

 

“Como en la mayoría de los países en desarrollo, en Latinoamérica es necesario prioritariamente profundizar y fortalecer las políticas de ordenamiento territorial y ambiental, generar y compartir sistemáticamente información de riesgo de desastre e integrar criterios de reducción de riesgo en los planes de desarrollo de sectores críticos como educación, salud, transportes, energía y agua y saneamiento”, afirma Fernando Ramirez Cortes, especialista en manejo de riesgo de desastres del Banco Mundial.

 

 

Algunos avances se han registrado en la región, como por ejemplo la creación en 2008 del Programa de Evaluación Probabilística del Riesgo (CAPRA), según sus siglas en inglés, que utiliza tecnología de punta para evaluar las probabilidades de múltiples riesgos y generar información preventiva de las zonas más vulnerables al impacto de un desastre. Es una tecnología de “código abierto” que ha sido desarrollada por expertos regionales.

 

 

La realidad es que los eventos naturales adversos continuarán sucediendo y los impactos negativos en las sociedades dependen del grado de preparación y planificación para enfrentarlos. Este es un mensaje clave que forma parte de toda agenda de desarrollo sostenible o «verde», según hace notar el informe Crecimiento Verde e Inclusivo en América Latina y el Caribe elaborado por el Banco Mundial.

 

 

América Latina es una de las regiones más expuestas a eventos naturales por pura cuestión numérica ya que más de 80 por ciento de la población vive en ciudades y, según proyecciones recientes, un mayor número de habitantes de las grandes urbes,  unas 1500 millones de personas a nivel mundial,  estarán expuestos a ciclones y huracanes para el año 2050. Esto es casi el doble de los 680 millones de personas en similar situación hace una década, según el estudio Natural Hazards, Unnatural Disasters.

 

 

Cuando se habla de planificación y preparación, se piensa en que los distintos niveles de gobierno  asuman su parte de responsabilidad ante los riesgos a que están expuestos.

 

 

Los sectores suelen planificar sin tomar en consideración las variables de riesgo y asumen que la responsabilidad de la preparación de los desastres recae exclusivamente en la Defensa Civil o en los órganos de respuesta.

 

 

Cuando se  habla de desarrollo sostenible en un sector, se puede decir con amplios argumentos prácticos, que si el sector no considera los riesgos naturales a los que está expuesto, podría dejar purchase Indocin online de alcanzar su objetivo como sector en caso de ocurrir un evento natural adverso.

 

 

Las sociedades que buscan un desarrollo sostenible se caracterizarán por ser resistentes, responder organizadamente y recuperarse más eficientemente de un desastre. Incorporar la gestión de riesgos en los Propranolol best prices procesos de planificación, tanto sectoriales como territoriales, permite que países con políticas públicas orientadas al crecimiento y desarrollo tengan mejores oportunidades de éxito que aquellos que no las consideran.

 

 

Por ejemplo,  cuando las noticias muestran el daño y destrucción de puentes, carreteras, escuelas, hospitales, tras un desastre, sólo vemos lo material, pero no resulta evidente el valor del servicio que esa infraestructura está prestando.

 

 

Es decir sin puente no hay transporte. Se caen las redes logísticas, los productores agrícolas e industriales no pueden transportar sus productos a sus destinos finales, y toda la cadena productiva se ve afectada. El impacto económico del desastre va más allá de solo el daño físico; afecta directamente a la economía del sector privado y público.

 

 

Cuando los sectores asumen responsabilidad frente a los riesgos, sus objetivos tienen mayores probabilidades de sostenerse en el tiempo y de cumplirse a cabalidad. Esto no significa que el sector deba ser experto en riesgos, sino que utilice los consejos de los expertos para reducir el riesgo existente y evitar riesgos futuros en sus infraestructuras.

 

 

Esta nueva forma de planificar conlleva desafíos. Uno de ellos es la coordinación inter-institucional en la definición clara de roles de las instituciones en la gestión de riesgos. Por un lado tenemos a las instituciones técnico-científicas encargadas de identificar las amenazas, vulnerabilidades y riesgos.

 

 

Por otro lado, están los sectores y los distintos entes territoriales que deberán utilizar las informaciones técnicas para informarse y tomar decisiones sobre esos riesgos y priorizar acciones para reducirlos.

 

 

Otro desafío es la información técnica. Especialmente cuando se trata de determinar qué información hay disponible Valtrex buy online –generalmente dispersa e insuficiente-, cómo se comparte y cómo se toma decisiones a partir de ella. Sólo así podremos invertir en información de riesgos para tomar mejores decisiones en base a la necesidad técnica de los sectores.

 

 

Además, por más que se  traten de evitar los desastres y reduzca su riesgo, siempre habrá eventos naturales con efectos negativos en nuestras sociedades. El quid del asunto es: cómo podemos prepararnos para planificar la respuesta más eficiente ante estas situaciones.

 

 

Igual que en la etapa de planificación, los sectores y entidades territoriales pueden prepararse mejor para una respuesta al evento conociendo el riesgo se puede tener planes de contingencias territoriales y sectoriales más acordes con las posibles ocurrencias.

 

 

Prioridades

Algunos países del continente tienen como primer inquietud, ante algún hecho que modifique su situación normal, elementos o estructuras que en otros territorios no tendrían importancia o la tendrían en menor medida.

 

 

Uno de los primeros y principales beneficiarios de esta plataforma es Panamá  y la ciudad de David es la más importante del oeste de Panamá y un destino turístico muy frecuentado. Pero también es muy vulnerable a los desastres naturales.

 

 

La inciativa ha ayudado a evaluar el riesgo sísmico en edificios públicos y viviendas e identificar aquellas estructuras más propensas a sufrir daños durante un terremoto y que puedan requerir, por ejemplo, de programas de reforzamiento estructural.

 

 

El programa, se ha extendido a Perú, Colombia y Chile, que tienen en común pertenecer al cinturón de fuego del Pacífico, una de las zonas sísmicas más activas del mundo

 

 

En Costa Rica, una prioridad es el mantenimiento de los 3.000 km de tubería del sistema de agua y saneamiento de la capital San José en caso de un terremoto. El programa CAPRA apoyó la evaluación del riesgo sísmico de esa infraestructura y capacitó a los ingenieros locales para el uso del software.

 

 

Los colombianos que viven en las ciudades están más expuestos y son más vulnerables a los desastres naturales. Para hacer frente a este reto, el Banco Mundial apoya a Colombia con investigaciones, estudios, servicios financieros, incluido financiamiento y asesoría para fortalecer las instituciones que gestionan el riesgo de desastres. Desde 2010 el país cuenta con un fondo de US$150 millones para dar recursos de manera inmediata cuando un desastre alcanza un nivel nacional.

 

 

Y en Bolivia, que desde 2006 ha declarado siete estados de emergencia nacional debido a los efectos de desastres, principalmente producto de los fenómenos de El Niño y La Niña, hay 225 proyectos de rehabilitación y reconstrucción de caminos, edificación de puentes, defensas de ríos, obras hidráulicas, sistemas de provisión de agua potable y de riego y refuerzo de infraestructura educativa y de salud que beneficiarán a más de 400.000 personas en poblaciones vulnerables.

Nomyc-10-2-14

 

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