Tabaquismo y consumo excesivo de alcohol, principales factores de riesgo para el cáncer de cabeza y cuello

Esta enfermedad causa la muerte de alrededor de 900 argentinos por año y los especialistas subrayan la necesidad de evitar el tabaquismo y la ingesta problemática de alcohol para prevenir el cáncer de cabeza y cuello, y también la importancia de hacer un seguimiento en aquellos pacientes recuperados que no dejan estos hábitos ya que ello incrementa el riesgo de desarrollar un segundo cáncer

Buenos Aires–(Nomyc)-Según los últimos reportes oficiales de 2020, 891 personas que en la mayoría de los caos tiene más de 50 años y más, fallecieron ese año debido al cáncer de cabeza y cuello[1], lo que representa un promedio de más de 2 decesos diarios y como principales factores de riesgo del “cáncer de cabeza y cuello” que es el tumor que se localizan en esa zona del cuerpo, con la excepción de los cerebrales, se encuentran el tabaquismo y el consumo excesivo de alcohol, ya que se estima que cerca del 75 por ciento de este tipo de tumores aparece como consecuencia de la combinación de ambos, aunque los especialistas advierten que el origen puede deberse, también, a la infección por el virus del papiloma humano (HPV) y a una deficiente salud bucal, por prótesis mal ajustadas o piezas dentales rotas que lastiman las mucosas, entre otras causas.

Debido a esto y con motivo del de esta patología que se conmemora hoy, los especialistas instan a atender y prevenir estas situaciones y a realizar un seguimiento de los consumos excesivos, incluso en los casos en que se haya producido la cura del tumor y también recomiendan que todas aquellas personas que noten cambios de tamaño, coloración y sensibilidad en la boca, los labios, la nariz o garganta acudan de inmediato a una consulta médica.

La gran mayoría de este tipo de tumores nace de la mucosa que recubre estas estructuras: los senos paranasales, la faringe en toda su extensión, la laringe, glándula tiroides, glándula paratiroides, la cavidad oral y todo lo que contiene, aunque hay otros tumores que se originan en los nervios o músculos, pero son mucho menos frecuentes y se clasifican de otra manera y se estima que, del total de los diagnósticos confirmados, 4 de cada 10 corresponden a la boca, 1 de cada 3 se sitúa en la laringe y el 23 por ciento restante en la faringe[3].

“Las localizaciones más frecuentes de los tumores son la zona orofaríngea, que es la parte de la faringe que está a la altura de la cavidad oral y de la laringe. En nuestra población, existe un predominio de los tumores de la cavidad oral”, señaló Carlos Alberto Silva, oncólogo y Coordinador del Área Psicosocial de la Liga Argentina de Lucha Contra el Cáncer, LALCEC. 

En la misma línea, Iris Rodríguez, otorrinolaringóloga, miembro y fundadora de la Sociedad Argentina de la Voz (SAV), sostuvo que “el cáncer de cabeza y cuello puede comprometer la laringe, garganta, labios, boca, nariz, glándulas salivales, tiroides y paratiroides, y presentarse con disfonía, dificultad para tragar, llagas en la boca o sangrado de la nariz y también bultos localizados en esa región”.

 “Si bien los otorrinolaringólogos y odontólogos son quienes detectan de manera mayoritaria los casos, cualquier médico clínico o dermatólogo puede advertir los síntomas, se sabe que el porcentaje de detección temprana es variable de acuerdo con la región anatómica involucrada y los hábitos de salud y prevención de los pacientes; lo que es seguro es que a mayor precocidad diagnóstica mejoran las posibilidades terapéuticas”, agregó la especialista, quien también es miembro del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Italiano de Buenos Aires.

Los tratamientos varían según el tipo celular del tumor y pueden incluir la cirugía, la radiación y la quimioterapia, solos o combinados y según Silva, “en los últimos años además se incorporaron algunos tratamientos dirigidos, con blancos moleculares específicos, como el cetuximab, y la inmunoterapia, más recientemente”.

Para Marta Artigas, Presidenta y Fundadora de la Fundación ACIAPO (Atención Comunitaria Integral al Paciente Oncológico), “el cáncer tiene, todavía, un estigma de muerte en la sociedad y aunque los sectores médicos y científicos saben que se puede curar o lograr supervivencia durante muchos años, pero este conocimiento no está generalizado. No sólo hay que saber que, detectado a tiempo, el cáncer de cabeza y cuello se puede curar, sino también estar atentos como comunidad, preguntarles a los médicos, realizar controles periódicos y, sobre todo, llevar un estilo de vida saludable”.

Los especialistas coinciden en la necesidad de trabajar sobre el tabaquismo y el consumo de alcohol ya que la dependencia sobre estos consumos quedó en evidencia durante la pandemia por Covid-19, cuando de acuerdo con datos del 2020 del CONICET, se triplicó la cantidad de personas que tomaban alcohol todos los días[4].

Por otra parte, según otro estudio de mayo de ese mismo año, a nivel nacional, 1 de cada 5 argentinos, es decir el 20 por ciento reconoció haber fumado con mayor frecuencia durante la última semana, situación más común entre los ciudadanos de 30 a 49 años de edad, es decir un 26 por ciento.

“El gran problema es que algunos pacientes siguen fumando mientras están en tratamiento, con lo cual tienen peor respuesta que aquellos que no lo hacen y esto es algo que se les debe advertir, mientras que otros dejan de fumar o de beber alcohol por obligación y porque incrementan la toxicidad y les irritan las mucosas, por lo que consideramos que hay que trabajar sobre los factores de la dependencia una vez terminado el tratamiento, para que el paciente no vuelva a recaer en el consumo”, señalóSilva.

“El cáncer de cabeza y cuello es uno de los tumores de los que menos se conoce y muchas veces se lo confunde con otras patologías menos graves, aunque de manera afortunada, disponemos de mucha información sobre el tabaquismo, que es uno de los principales factores de riesgo, y también hay apoyo del sistema de salud con respecto a las regulaciones para su consumo, pese a lo que ´hay que trabajar aún más en esta problemática´”, concluyó Marta Artigas.

Nomyc-27-7-22

« Volver