Redescubren un tesoro de la ciudad sumeria de Umma
Las tablillas de Lugalkuzu que contienen información del años 2040 Antes de Cristo sobre cosechas y modos de producción estaba guardadas en un museo de México porque se creía que era replicas
Buenos Aires-(Nomyc)-“Es el año quinto del reinado de “Amar-Suen”, y el escriba Lugalkuzu, hijo de Urnigar el escudero, mira crecer ante sí la montaña de grano que 57 trabajadores han formado, durante un día entero, desde el campo de “Isalla” hasta el templo de la vieja Umma, una de las primeras ciudades en la historia del mundo” dice la tablilla redescubierta luego de 47 años en el Museo Nacional delas Culturas Populares, de la ciudad de México.
Lugalkuzu cuenta a los trabajadores “35 al mando de inspector Gutar, y otros Order Disulfiram online 27 a las órdenes del inspector Enunna, y escribe los datos sobre el barro fresco, hundiendo en él un carrizo acuñado”.
Luego añade su nombre y su cargo, “responsable”, pone el sello de su familia y remata con la fecha “Mes tercero del año en que Enunugal fue nombrado sumo sacerdote de Inanna, año quinto de Amar-Suen”.
Lugalkuzu no sólo vive en una de las primeras ciudades en la historia de la humanidad, Umma, sino que es, también, uno de los primeros hombres en dominar la escritura, una invención de su mismo pueblo, los sumerios, usada a veces como herramienta administrativa, otras como arma de control, y finalmente también como espejo para reflejar el alma de las personas.
Desde entonces han pasado 4 mil 54 años, y Alejandra Gómez Colorado, recarga las manos sobre la vitrina, como una niña, y mira sonriendo los guijarros de barro que aún conservan las palabras de Lugalkuzu.
“Umma, Ur y Uruk –explica Gómez Colorado– son las ciudades donde se sentaron las bases para el desarrollo de la civilización occidental: la forma en la que nosotros vivimos hoy, la forma en la que se organizan las urbes, este mismo modo de vivir en ciudades, es un modelo que se desarrolla en Mesopotamia, y los primeros pueblos de esta civilización fueron los sumerios… ”
Gómez Colorado es antroplóloga social, especialista en estudios de Medio Oriente, curadora de la sala de Oriente Medio del Museo Nacional de las Culturas, y quien redescubrió, en 2006, la tablilla milenaria en la que Lugalkuzu, habitante de la primera civilización del mundo, registró, con fines administrativos, los detalles de una jornada agrícola en los campos de Isalla.
Debido al redescubrimiento de esta, que por más de 47 años permaneció olvidada en las bodegas del museo junto con otros diez ejemplos de escritura cuneiforme y debido al trabajo de Gómez Colorado, pudo ser identificada una segunda pieza auténtica.
En esta segunda tablilla original, Lugalkuzu es también mencionado, “como capataz a cargo de 17 trabajadores, cada uno de los cuales cosechó 20 litros de cebada, en el quinto día del segundo mes del año siguiente al que se hizo el trono de Amar-Suen”… es decir, alrededor del 2040 antes de Cristo”.
“Ese día — destaca la tablilla– el inspector Ur-Nintu se encargó de vigilar a 17 mujeres campesinas y a sus más de 30 hijos que, junto a los trabajadores de Lugalkuzu, cosechaban los campos de Manu, en Umma”, al sur de lo que hoy se conoce como Irak.
En total, esta segunda tablilla original registra el Valtrex online trabajo de más de 140 campesinos: “69 hombres, 41 mujeres y más de 30 niños (el número exacto no pudo ser traducido), que fueron vigilados por siete capataces: Lugalkuzu, Dadumu, Lugal-emahe, Lusig, Basag, Ur-Nintu y Lubalasig”.
Sobre el descubrimiento buy azithromycin online La antropóloga explica que “estas tablillas estaban en las bodegas del museo, confundidas con una colección mayor de réplicas y las descubrimos debido a que los acervos del museo son muy ricos, y estábamos haciendo el inventario”.
En el año 2006, cuando el Museo Nacional de las Culturas cerró sus puertas, por reestructuración y de hecho, las fichas técnicas que en ese momento se realizaron sobre estas dos tablillas originales, las describen como “réplicas” hechas en “yeso”.
Sobre esto Alejandra explica que “yo las empecé a ver y me di cuenta de que no tenían barniz, que la textura misma daba una idea de que eran distintas del resto y empezamos a analizarlas un poco más y descubrimos que tenían pequeñas fisuritas”.
“Un simple examen a lupa permitió ver que la manufactura era distinta al resto de las que sí eran réplicas confirmadas… entonces les tomamos fotos con un lente macroscópico, para ver las cuñas, es decir las hendiduras con forma triangular en las que se basaba la escritura de los antiguos sumerios, y buscamos algún especialista que pudiera ayudarnos a confirmar si eran originales” aclara Gómez Colorado.
“A través de expertos sudamericanos—continúa la especialista– el Museo Nacional de las Culturas pudo entrar en contacto con Manuel Molina, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Madrid, experto en escritura cuneiforme y en las distintas lenguas del complejo sirio-mesopotámico, quien en 2011, logró traducir ambas tablillas”.
El profesor Molina, no sólo pudo confirmar la autenticidad de estas tablillas, sino también determinar su condición de “inéditas”, es decir, que su existencia no estaba registrada en la base de datos mundial sobre escritura cuneiforme.
“Por supuesto que el profesor Molina estaba muy emocionado, nos pidió permiso de publicarlas y de investigar más, debido a que eran inéditas. Esto se estudia como si se fuera escribiendo poco a poco un gran diccionario, entonces, cada vez que aparece en el mundo una tablilla inédita, porque están desperdigadas por el mundo, se le pone un número de catálogo y se van su mando. Así, poco a poco se pueden ir completando textos, con otras tablillas que hayan salido del mismo sitio arqueológico o de la misma zona” explica la especialista.
El valor de las replicas Aunque solo dos de las diez tablillas sumerias que exhibe el Museo Nacional de las Culturas son originales, el resto de la colección posee un valor museístico incalculable sobre lo que la especialista explica que “la civilización que hoy se conoce como Complejo Sirio-Mesopotámico es la cuna de lo que hoy somos como sociedades humanas, aquí se fundó la vida urbana, como puntos de poder centralziado político y religioso” sostiene el profesor.
“Aquí se creó la división del conocimiento que hasta la fecha rige –continúa– en ciencias naturales y ciencias sociales, la división sexagesimal del tiempo, la escritura, las bibliotecas, todo eso aquí comienza, y los humanos del presente somos sus herederos”.
En la colección donada por la Universidad de Pensilvania está la réplica de una tablilla en la que se narra el mito del diluvio, luego retomado por la tradición judeo-cristiana, la réplica de una tablilla con la tabla de multiplicación del número 9, una réplica más de un índice de títulos literarios de la antigüedad, otra que registra la venta de un esclavo y otra con diversas fórmulas para preparar medicina herbolaria.
Las distintas épocas en que fueron escribiéndose permiten ver la evolución de la escritura cuneiforme, a lo largo de los siglos.
Sobre el hecho de que algunas de las tablillas y muchas de las piezas de civilizaciones antiguas exhibidas en el museo, sean réplicas y al interrogarla sobre si eso les quita valor, la especialista sostiene que “depende de cómo lo veas, por ejemplo, en la Sala de Oriente Medio, los visitantes pueden apreciar piezas que, si quisieran conocer en treat breast cancer original, tendría que visitar varios museos ubicados en distintas partes del mundo”.
“Unas piezas están en el museo de L’ouvre, en París, otras están en el Museo Británico, en Londres y otras piezas estaban en el Museo de Bagdad, saqueado en 2003, y han desaparecido o fueron destruidas” continúa.
“Aquí tenemos –sostiene la order Aciclovir especialista– el Plato de Arpachiyah y es una réplica exacta, copiado directamente de original, que tiene una antigüedad de entre 4 y 5 mil años que estaba en el Museo de Bagdad y fue robado, junto con otros 13 mil objetos”.
En la misma línea, en el Museo Nacional de las Culturas puede ser admirada una copia exacta del Jarrón Sagrado de Warka, también conocido como Vaso de Uruk, labrado alrededor del año 3200 antes de Cristo, y robado también del Museo de Bagdad.
“Tener estas réplicas –subraya la especialista– nos hace entonces partícipes directos de la conservación del patrimonio de la humanidad, sobre todo del más amenazado”.
Según reportes de la Interpol, al menos 50 esculturas, estatuas y placas gravadas de la antigüedad fueron robadas durante el saqueo de 2003.
Además, se tiene detectado el robo de al menos 2 mil 176 sellos cilíndricos, que eran rodados sobre barro para crear figuras, junto a otros 114 sellos simples y cinco tablillas con escritura, todos de la era mesopotámica.
El resto de las 13 mil piezas robadas en Bagdad no han podido ser identificadas hasta la fecha, debido a que los saqueadores destruyeron los archivos del Museo de Bagdad. order colchicine Nomyc-24-8-15