Predicción de ataques epilépticos mediante dinámica de estados de redes cerebrales

 

De manera convencional enfermedad se ha caracterizado como la disrupción del funcionamiento ordenado de los sistemas fisiológicos pese a lo cual  los sistemas complejos tienen un comportamiento irregular e imprevisible y la enfermedad supone una pérdida de complejidad en el comportamiento del organismo

Buenos Aires-(Nomyc)-Un estudio reciente demuestra que los ataques epilépticos pueden anticiparse por una reducción de la conectividad global funcional de los estados cerebrales y esto podría ayudar no solo a predecir los ataques horas antes, sino a intentar modificar dichos estados para evitar los ataques.

Tauste, Principe, Ley, Rocamora y Deco, autores de esta investigacion e integrantes de la Unidad de Epilepsia del Hospital del Mar y el Centro de Investigación en Cognición y Cerebro (CBC) de la Universidad Pompeu Fabra, en España,  se basaron en el estudio de la dinámica cerebral de 10 pacientes con epilepsia focal resistente a los fármacos y con electrodos profundos insertados antes de la realización de una cirugía.

Entre el día previo a la crisis y la propia crisis, computaron la entropía de la campana de Gauss en ventanas temporales de 120 segundos y descubrieron que las secuencias previas al ataque mostraron una menor entropía, es decir que se produjo una disminución sostenida de la variabilidad de los estados de la red cerebral y una reducción de la conectividad funcional unos 30 minutos antes de la crisis.

La originalidad del estudio de estos autores radica en que hace uso de escalas temporales pequeñas pero, a la vez, analiza periodos continuos de aproximadamente 10 horas entre crisis y el análisis se remonta a periodos fuera del periodo previo a la crisis.

Este hecho es muy importante porque los investigadores debieron  evitar el efecto confundente que generan los ritmos circadianosque se extienden a lo largo del sueño y del estado de vigilia, con lo que  se puede descartar la influencia de los ritmos diarios.

¿Qué puede decirse acerca del papel de la sincronización en el periodo previo al ataque?                                                                                    Según los autores, los patrones de correlación observados son dependientes de los estados en ventanas temporales de 600 milisegundos.

A su vez, durante la fase crítica aparecerían estados de alta conectividad sobre los lugares epileptógenos pero un descenso de la conectividad funcional global y esto podría deberse, según los especialistas a que, quizá, los nodos centrales de la red epiléptica adopten una actividad más autónoma, dando lugar a la generación del ataque. 

En conclusión, la importancia de este estudio reside en el control de los ritmos diarios de los pacientes, en la monitorización de las alteraciones de la conectividad funcional en escalas temporales de menos de 1 segundo y en la idea de reorganización funcional secuencial de las redes epileptógenas en un largo periodo previo al ataque.

Estas omnipresentes partículas están ayudando a cartografiar las entrañas de las pirámides, estudiar volcanes y detectar residuos nucleares.

Los muones están ganando popularidad ya que esta partícula, una versión pesada del electrón que baña cada centímetro cuadrado de la Tierra, es poco conocida fuera de la física de partículas, pero sin embargo, el año pasado ayudó a los arqueólogos a realizar el asombroso descubrimiento de una cámara oculta en la Gran Pirámide de Guiza y ahora vulcanólogos e ingenieros nucleares están encontrando nuevas aplicaciones de la misma técnica.

Conocida como “muografía”, esta se basa en aprovechar los muones para sondear las entrañas de estructuras densas y ya están apareciendo las primeras compañías comerciales que buscan explotar el método.

“El hallazgo de las pirámides del año pasado puso la muografía en el mapa”, asegura David Mahon, físico de la Universidad de Glasgow que el 14 y 15 de mayo organizó un encuentro internacional en Newport Pagnell, Reino Unido, patrocinado por la Real Sociedad británica y titulado “Muografía de rayos cósmicos”.

Partículas ubicuas                                                                                                                                                                                          Los muones tienen la misma carga eléctrica que los electrones, aunque su masa es unas 200 veces mayor y se crean cuando los rayos cósmicos, es decir partículas de alta energía procedentes del espacio exterior, impactan contra las moléculas de la atmósfera terrestre.

Viajan a una velocidad muy cercana a la de la luz y bañan nuestro planeta desde todos los ángulos, hasta el punto de que sobre una superficie del tamaño de una mano incide aproximadamente un muon por segundo. Son también muy penetrantes: pueden atravesar cientos de metros de material sólido antes de ser absorbidos.

Esa omnipresencia y poder de penetración hacen que los muones sean perfectos para generar imágenes del interior de objetos grandes y densos sin dañarlos, explica Cristina Cârloganu, investigadora del Laboratorio de Física de Clermont-Ferrand.

Cuanto más denso es un material, más energía absorbe de los muones que lo atraviesan. Así pues, los físicos pueden colocar detectores de muones alrededor de un objeto, medir con qué frecuencia llegan muones de diferentes energías y comparar el resultado con lo que cabría esperar si no hubiese ningún obstáculo y al hacerlo, es posible obtener un perfil tridimensional de la densidad interior del objeto sin haberlo tocado y sin haberse introducido en él.

Los físicos han estado haciendo experimentos con esta técnica desde los años cincuenta del siglo pasado, incluida una búsqueda infructuosa de cámaras ocultas en la segunda mayor pirámide de Guiza.

Sin embargo, aquellos detectores eran del tamaño de una habitación, caros y poco prácticos, indica Raffaello D’Alessandro, físico de partículas de la Universidad de Florencia y también organizador el reciente encuentro sobre muografía. Podían pesar más de diez toneladas y se basaban en la capacidad de los muones para ionizar partículas en gases que, en ocasiones, eran explosivos.

Nuevas técnicas                                                                                                                                                                                        Desde entonces, instituciones como el CERN, el laboratorio europeo de física de partículas, han desarrollado nuevas técnicas para reconstruir la trayectoria de partículas con carga eléctrica, lo que  derivó en detectores más seguros, pequeños y sensibles y hoy estas máquinas llegan a medir pocos metros y pueden funcionar con paneles solares, lo que permite trasladarlas a lugares remotos.

Uno de los nuevos objetivos de la muografía son los volcanes, debido al trabajo pionero de investigadores en Japón.

Cârloganu explica que cartografiar la distribución de los canales de lava, los cuales absorben menos energía de los muones que la densa roca circundante, podría ayudar algún día a predecir erupciones.

Este año, los expertos intentarán obtener una imagen del tapón de lava solidificada del Vesubio y al combinar esta técnica con métodos geofísicos más tradicionales, esperan que las imágenes ayuden a inferir qué partes explotarían primero durante una erupción, señala D’Alessandro, quien forma parte del proyecto Radiografía Muónica del Vesuvio, también conocido como Muraves.

Los nuevos dispositivos se están usando también en arqueología, apunta Giulio Saracino, físico de la Universidad Federico II, en Nápoles.

Él y su equipo han cartografiado las cavidades y túneles del monte Echia, un asentamiento napolitano ocupado desde el siglo VIII antes de nuestra era y también planean buscar un supuesto acueducto escondido bajo la antigua ciudad de Cumas.

D’Alessandro pertenece asimismo a un grupo que está usando muones para indagar el interior de las paredes de la catedral de Florencia, las cuales datan del siglo XV y han comenzado a desarrollar grietas.

Muografía comercial                                                                                                                                                                                  Varias aplicaciones comerciales, cinco de las cuales se presentaron en la conferencia Newport Pagnell, permiten sondear objetivos de menor tamaño, como contenedores de residuos nucleares y estos usos suelen basarse en una técnica ligeramente distinta, basada en medir la manera en que los muones cambian de dirección cuando inciden contra un núcleo atómico.

Al colocar detectores a ambos lados de una muestra, resulta posible reconstruir la trayectoria de una partícula. Y, debido a que el ángulo de desviación depende de la densidad de la sustancia contra la que chocó el muon, el estudio de esas trayectorias permite generar un mapa de la densidad del material, lo que posibilita detectar fragmentos de uranio perdidos en contenedores de desechos nucleares, incluso si estos han sido sellados con hormigón o con acero.

“Si deseamos saber qué hay en el interior, prácticamente la única posibilidad es emplear muones”, explica Mahon, quien dirige una compañía con sede en Glsagow llamada Lynkeos Technology.

 El próximo mes la empresa comenzará a generar imágenes de muestras de residuos en el Laboratorio Nacional Nuclear del Reino Unido, en Sellafield, en lo que será su primer contrato comercial,

En EE.UU., los experimentos llevados a cabo en el Laboratorio Nacional de Los Álamos, en Nuevo México, han revelado que una técnica similar permite detectar si se han retirado barras de combustible de los barriles de desechos nucleares.

Según explicó en la conferencia Christopher Morris, físico de Los Álamos, “robar cuatro de estas barras ya proporcionaría plutonio suficiente para construir un arma nuclear primitiva”.

Por su parte, la firma israelí Lingacom, con sede en Tel Aviv, está investigando la aplicación de las nuevas técnicas a cuestiones de seguridad; por ejemplo, para inspeccionar contenedores con posible material nuclear de contrabando en los cruces fronterizos.

 Por último, otras empresas planean usar la muografía para vigilar el desgaste de oleoductos o buscar minerales en minas antiguas.

En numerosos campos académicos, sin embargo, la muografía es aún recibida con un encogimiento de hombros y miradas de incredulidad ya que, a pesar de hallazgos como el de la cámara oculta en la Gran Pirámide, el método sigue siendo incipiente.

“Se trata de una técnica nueva y muy especializada que proviene del mundo de la física de altas energías”, sostiene Saracino.

“Cada vez que le digo a un geólogo que tenemos tecnología de muones, responde: ¿Qué son los muones?». Se muestran fascinados, pero también algo recelosos” concluye Sarcino.                                                                                                                                                  Nomyc-11-6-10

 

 

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