Parkinson y la estimulación cerebral profunda: una alternativa terapéutica que contribuye a la mejora de la calidad de vida de los pacientes

Es una terapia que utiliza la tecnología biomédica para minimizar los trastornos de movimiento propios de la enfermedad

Buenos Aires-(Nomyc)-La enfermedad de Parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa crónica y progresiva más frecuente en el mundo, por lo que se estima que en nuestro país la padecen alrededor de 120 mil personas, en mayor proporción los adultos mayores de 65 años, con cerca del 1-2% de este grupo poblacional, para la que no hay cura en la actualidad.

Mas allá de esto, sí hay múltiples tratamientos, tanto farmacológicos como no farmacológicos, que ayudan a aliviar los síntomas y entre estos últimos se destacan los quirúrgicos como la “Estimulación Cerebral Profunda”,  gracias al cual una proporción seleccionada de pacientes con Parkinson podría beneficiarse con los resultados de esta tecnología médica, dependiendo de la edad, de las manifestaciones de la enfermedad y de la presencia o no de otras condiciones asociadas.

La enfermedad de Parkinson se manifiesta con síntomas motores y no motores, cuyos principales síntomas motores son la lentitud o bradicinesia, la rigidez y el temblor, aunque en estadíos más avanzados pueden existir alteraciones posturales, del equilibrio y de la marcha.

Los síntomas no motores inicialmente preceden a las alteraciones motoras y luego progresan junto a ellas. Se pueden encontrar alteraciones sensoriales como pérdida del olfato, dolores diversos; gastrointestinales, como constipación; del estado de ánimo, como  depresión, ansiedad, etc; del sueño, como insomnio, sueños vívidos o actuados o autonómicas, es decir trastornos urinarios, aunque en estadíos más avanzados también puede verse afectada la cognición.

Una de las terapias más avanzadas y reconocidas por su efectividad en minimizar los trastornos de movimiento propios de la enfermedad es la Estimulación Cerebral Profunda (DBS por sus siglas en inglés) y este tratamiento consiste en el implante de electrodos en la profundidad del cerebro que van conectados a un generador de pulsos o dispositivo eléctrico -similar a los marcapasos cardíacos- que se coloca en el tórax o el abdomen.

Su mecanismo de acción se basa en la capacidad de modular el funcionamiento del sistema nervioso a través de estímulos eléctricos y el dispositivo, es programado externamente a través de un software que define y regula los estímulos que recibe el paciente.

Uno de los principales neuroestimuladores está diseñado para capturar señales cerebrales utilizando el cable DBS implantado y también utiliza un software para el procesamiento y análisis de todas las señales cerebrales en tiempo real, señales que se almacenan en el dispositivo y se utilizan para brindar un tratamiento personalizado a medida que evolucionan las necesidades del paciente.

El procedimiento del implante es un proceso multidisciplinario donde colaboran, entre otros, los neurólogos, los neurocirujanos y los bioingenieros y la precisión del implante se logra a través de diversos métodos, entre los cuales se destaca el registro de la actividad neuronal de ciertas regiones del cerebro durante la cirugía.

“La terapia de Estimulación Profunda, es una de las más avanzadas para tratar la condición. Sin embargo, cada caso debe analizarse con rigurosidad para asegurarse que sea la opción adecuada para el paciente”explicó Diego Bauso, Subjefe del Servicio de Neurología y Jefe de la Sección de Movimientos Anormales y Parkinson del Hospital Italiano de Buenos Aires.

Esta alternativa terapéutica significa un paso hacia adelante en la mejoría de la persona con Parkinson y de su entorno sobre lo que Bauso explicó, para concluir, que “con esta terapia buscamos controlar los síntomas motores, así como las complicaciones y fluctuaciones que los pacientes pueden desarrollar debido a la terapéutica farmacológica y el fin último es mejorar la calidad de vida, el nivel de independencia y la funcionalidad de nuestros pacientes. La familia y el acompañamiento del paciente también juegan un rol fundamental», concluyó.

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