Nuevo telescopio que hará que el James Webb parezca un juego de chicos

La NASA avanza en su plan para poner en órbita solar un telescopio que podrá ver con detalle planetas en otros sistemas estelares

Buenos Aires-(Nomyc)-El James Webb acaba de empezar a funcionar, asombrando al mundo y superando las expectativas de los astrónomos, aunque las aspiraciones científicas no se detienen y si todo sale bien, en unas cuantas décadas la humanidad tendrá un nuevo telescopio espacial que hará que el Webb parezca un catalejo de juguete.

Será el telescopio de gravedad de Stanford, un instrumento tan potente que permitirá, por primera vez en la historia, ver un planeta en otro sistema solar en detalle.

Tanto detalle, en la escala de decenas de kilómetros por pixel, que los astrónomos aseguran que podremos observar continentes, océanos, nubes y hasta volcanes en activo e incluso afirman que “podremos ver cómo se mueve la atmósfera mientras el exoplaneta rota en torno a su estrella madre”.

Su funcionamiento: el proyecto es uno de los tres que pasó a la fase 3 de financiación en el Instituto de Conceptos Avanzados de la NASA y sus inventores publicado hace muy poco un nuevo estudio en el diario científico The Astrophysical Journal donde ofrecen nuevos detalles sobre cómo planean hacerlo realidad.

Ya se sabía que este telescopio espacial no usará lentes convencionales sino que explotará un fenómeno conocido como Anillo de Einstein, que se pueden observar en torno a cualquier objeto masivo en el espacio, desde una estrella a una galaxia.

La gravedad creada por la masa deforma la luz que proviene de objetos muy lejanos situados detrás de la misma desde el punto de vista del observador, ampliándola y creando un anillo.

Al utilizar un algoritmo, este anillo se puede volver a recomponer, transformando una imagen deformada en una imagen normal y el James Webb, el Hubble y muchos observatorios terrestres ya utilizan este efecto con galaxias, revelando otras galaxias tan lejanas que no podríamos ver con el uso directo de los espejos y sensores actuales.

El problema está en que, para poder aprovecharse del Anillo de Einstein que puede “generar” nuestro sol, el telescopio debe estar a una distancia mínima de entre 550 y 1.000 unidades astronómicas (AU).

De manera básica, la misión buscaría poner el instrumento a 14 veces la distancia del Sol a Plutón, suficiente para poder investigar los miles de planetas que sabemos están en el rango de los 100 años luz de distancia e incluso, ahora mismo, la sonda Voyager 1, el objeto de origen humano más alejado de la Tierra, está a 156 AU después de 44 años de viaje.

Por ello, el primer problema estará en acortar el tiempo de viaje ya que no existe la tecnología, como los motores de fusión directa,  para acelerar un telescopio del tamaño del Hubble a la velocidad de 20 AU por año, el mínimo que consideran aceptable.

Es por ello que, en vez de enviar un solo telescopio como el Hubble o el Webb, el equipo quiere enviar varios pequeños satélites modulares hacia el Sol, gracias a su efecto de asistencia gravitatoria combinado con velas solares para alcanzar el punto de observación en un tiempo aceptable.

La constelación de mini-satélites modulares, que para recortar costes se enviarán como carga en otros vuelos de cohetes, se ensamblarán en el espacio de forma autónoma, como si fueran bloques de Lego, por lo que, según afirman, podemos tener una misión lista para operar en apenas una década desde su lanzamiento.

Una vez en su punto de observación, el telescopio operaría de manera básica de forma autónoma usando inteligencia artificial, con una lista de objetivos preestablecida y el motivo de esta autonomía es que, a la distancia operativa, las comunicaciones entre el telescopio y la Tierratardarán unas 63 horas ypara maniobrar, el instrumento podría utilizar motores de iones durante los diez años que dure la misión científica.

Importancia histórica: es un plan ingenioso porque una misión así plantea numerosos retos que todavía tienen que solucionar ya que  al igual que el James Webb, el plan para construir esta extraordinaria máquina lleva mucho tiempo en preparación y todavía le quedan muchos años para hacerse realidad.

De hecho, algunas estimaciones dan un plazo de por lo menos cincuenta años antes de que podamos ejecutarlo, que son algunos más de los veinte que el Webb, que en su momento era inimaginable, tardó en pasar de ser fantasía a fantástica realidad.

Pero estos plazos no parecen importantes en la escala histórica ya que como dice Bruce Macintosh, uno de los líderes de este proyecto y profesor de física de la Escuela de Humanidades y Ciencias de Stanford y subdirector del Instituto Kavli de Astrofísica y Cosmología de Partículas (KIPAC),  este nuevo telescopio “tiene el potencial de afectar la misma consciencia humana, como lo hizo ‘Earthrise’, la primera imagen de la Tierra amaneciendo sobre la luna tomada por el Apolo 8”.

“Queremos tomar fotos de planetas que están orbitando otras estrellas que son tan buenas como las fotos que podemos hacer de planetas en nuestro propio sistema solar y con esta tecnología, esperamos tomar una foto de un planeta a 100 años luz de distancia que tenga el mismo impacto que la imagen de la Tierra del Apolo 8”, dice Macintosh.

La imagen tomada por el Apolo tuvo un profundo efecto a nivel mundial que influenció la creación de instituciones como la Agencia Protectora del Medioambiente americana o Médicos Sin Fronteras.

Aunque no se sabe qué efecto tendrá ver otro planeta habitable a cien años luz de distancia de la Tierra y a corto plazo, quizás no sea mucho,si se quiere sobrevivircomo especie, aparte de no autodestruirnos como parece que estamos intentando constantemente, tendremos que tener un plan a muy largo plazo.

Nomyc-11-8-22

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