Médula ósea: el proyecto del laboratorio nacional para agilizar la búsqueda

 “Que todos se inscriban como donantes de médula ósea” y “Que haya en el país un laboratorio de alta complejidad para la tipificación genética de las muestras”.En la actualidad el código genético se analiza en Estados Unidos

Buenos Aires-(Nomyc)-Bajo esas dos consignas Gabriela Peirano, de 41 años, busca esta tarde movilizar a un “ejército” hacia el Congreso ya que su hijo, Alejo, enfermó de leucemia a los cinco años y pasó el último tramo de su vida, ya que falleció en junio y hoy cumpliría 9 años, esperando que un donante compatible de médula ósea y por eso piide “que la gente sepa que no duele, que sepa que es solo una extracción de sangre, que se saque todos los tabúes y los miedos.No voy a parar de luchar hasta que todo el mundo se haga donante de médula ósea”, promete, afirma, subraya, resalta, insiste ante cada micrófono, cámara, teléfono que le pongan delante.

Por eso convoca hoy a las 17 en la Plaza de los Dos Congresos,como en todo cumpleaños, habrá globos, murgas, médicos especialistas y payamédicos.

El registro nacional cuenta con 193.449 donantes de células progenitoras hematopoyéticas (CPH), que se extraen de la médula ósea, los requisitos para integrarlo son tener entre 18 y 55 años, un peso mínimo de 50 kilos y no poseer antecedentes de enfermedades cardíacas, hepáticas o infectocontagiosas.

Solo hay que acercarse a un centro de donantes, que funcionan en los servicios de hemoterapia de diversos hospitales del país y donar una unidad de sangre de la que se extrae una muestra para realizar el análisis del código genético. Esa información va a la base del registro nacional, que a su vez integra una red mundial con casi 29 millones de donantes y el voluntario solo es convocado a donar si alguien compatible con él lo necesita.

A esos registros se recurre cuando no se encuentra compatibilidad dentro de la familia, como en el caso de Alejo, que no tenía hermanos, candidatos ideales en estos casos.

Las chances de ser compatible con un familiar son una en cuatro y bajan a una en 100 mil con un donante no emparentado por eso, cuantos más personas estén en los registros, más chances de hallar esa coincidencia inscripta en los genes que puede salvar la vida de una persona, sin que el donante tenga consecuencias, ya que la sangre es autorrenovable y el procedimiento no duele.

Un laboratorio en casa                                                                                                                                                                                               El análisis del código genético de las muestras se realiza en el exterior, porque Argentina no cuenta con un laboratorio de alta complejidad para hacerlo y por eso  el segundo pedido de Gabriela, fundadora de El Ejército de Alejito, desde donde viene motorizando colectas de sangre y campañas de difusión, tiene que ver con esto.

“Montar un laboratorio nacional es un proyecto del Incucai que está en los planes del Ministerio de Salud”, afirmó María Belén Cardozo, directora del Registro Nacional de Donantes de CPH.

“Esto ayudaría en algo fundamental: la reducción del tiempo de búsqueda para pacientes que necesitan un donante no relacionado, porque si el laboratorio está acá, uno puede quitarle a esos 5-6 meses que lleva el proceso, alrededor de un mes y medio” agrega.

El análisis de histocompatibilidad, tanto de las muestras que integran el registro, como las de los pacientes que requieren un trasplante, se realiza en Histogenetics, un laboratorio de Washington, Estados Unidos.

“En lo que va del año se enviaron 40 mil muestras y tenemos una ampliación de esa licitación hasta 80 mil, con lo que prácticamente ya no nos quedarían pendientes”, agrega Cardozo.

En la región, solo Brasil cuenta con un laboratorio de histocompatibilidad, pero con la única finalidad de autoabastecer su propia demanda, por eso por ahora la opción es Estados Unidos.

“Tener un laboratorio nacional va a ahorrar tiempos y va a poner a Argentina en el lugar que tiene, que es el de ser un faro en Sudamérica y el Caribe en tema trasplantes porque ya tenemos un registro, que no lo tienen muchos países del mundo y de los que solo hay 54 y mucha gente solidaria vinculada a la donación” explica la directora del Registro Nacional de Donantes de CPH.

Admite que tener “el laboratorio dentro de casa supone un camino a recorrer en el que los plazos no suelen ser cortos, para lo que se calcula una inversión  en equipamiento de 1,2 millones de dólares, más unos 3 millones de dólares anuales en reactivos, los costos de la obra civil y de la capacitación del personal”.

A los tiempos de licitación y ejecución, hay que sumarle los del proceso para acceder a acreditaciones internacionales, que suelen demandar unos tres años.

“Un laboratorio argentino podría, además, prestar colaboración al Mercosur, ya que los países tienen que pagar fortunas por un trasplante en el exterior”, asegura la directora del registro local, quien sostiene que la regionalización de los datos ayudaría a ampliar las bases de donantes.

“El continente americano tiene una alta etnicidad, producto de la mezcla entre las poblaciones originarias e inmigrantes llegados desde diferentes puntos del mapa y todo está inscripto en el código genético, por lo que cuanto más diversidad haya en los registros, más fácil será encontrar esa aguja en el pajar que permite salvar una vida”.                                                                                                                           Nomyc-30-3-17

 

 

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