Más capacitación médica, evitar el “edadismo” y propiciar la sociabilización son claves para la población adulta

Se estima que para el 2050, la población adulta mayor a 60 años a nivel global se duplicará. La extensión de la expectativa de vida sin dudas es un logro de la Medicina, pero también representa un desafío para el sistema sanitario y en este segmento etario las enfermedades crónicas como la diabetes y las afecciones cardiovasculares en general deben ser controladas adecuadamente, pero también otras como el Alzheimer, el Parkinson o la depresión, tienen que ser advertidas y en este sentido es fundamental el rol de los médicos de atención primaria.

Buenos Aires-(Nomyc)- En la actualidad, a nivel global, los adultos mayores representan el 12 por ciento de la población y se calcula que para el 2050 este porcentaje se duplicará, es decir que conformarán el 22 por ciento y el alargamiento de la vida sin dudas es un logro de la ciencia, pero aún la Medicina posee el desafío de garantizar la mejor calidad de la misma para este segmento atravesado muchas veces por la soledad y por la aparición de enfermedades crónicas como las cardiovasculares o las enfermedades mentales.

En el marco del Día Internacional de las Personas Mayores que se conmemoró el pasado 1° de octubre, se promueve una mayor capacitación de los profesionales de atención primaria para detectarlas tempranamente, tratarlas y eventualmente derivarlas, a evitar la estigmatización y a incentivar la socialización de los adultos mayores, como una forma de mejorar el pronóstico de los tratamientos y la calidad de vida de los pacientes.

Hacerse adulto mayor implica, sin dudas, empezar a transitar un tiempo caracterizado por las pérdidas ya que se pierde el trabajo, se pierden los amigos que fallecen, se pierde al compañero de vida al quedar viudo/a, y se van perdiendo funciones corporales y habilidades que eran muy valoradas socialmente y que nos caracterizaban como personas activas, productivas y “útiles” para la sociedad porque podíamos “generar riqueza”.

Pero no sólo esto, la vejez viene de la mano de patologías, muchas de ellas neurológicas vinculadas a la edad, como las demencias, la enfermedad de Parkinson o el Alzheimer, otras psiquiátricas donde los fenómenos afectivos priman, ambas con gran peso en este segmento poblacional.

“Muchas veces las enfermedades en salud mental se identifican cuando ya están avanzadas, esto es así porque en muchos casos no llegan al especialista, sino que son atendidos por médicos de atención primaria que, lamentablemente y por distintos motivos, muchas veces suelen pasar por alto estas cuestiones. Por eso es importante capacitar a la comunidad médica, sobre todo a los profesionales de atención primaria, para que comiencen a reconocer y a atender las enfermedades neuropsiquiátricas en los adultos mayores”, advirtió Tomás Maresca, médico especialista en Psiquiatría y presidente de la Asociación Argentina de Psiquiatría Biológica (AAPB).

La atención de la salud de los adultos mayores frecuentemente se ve atravesada por el escaso tiempo de consulta, médicos abarrotados de trabajo, cansados, todo esto sumado a las dificultades del sistema, económicas, y también a la soledad de los pacientes que muchas veces no reconocen todo lo que les pasa y muchas otras no lo transmiten por el estigma o por miedo.

“Todo esto hace que en muchos casos los tratamientos sean insuficientes o con errores y también es frecuente que ante un efecto adverso de un medicamento el adulto mayor no lo reporte muchas veces porque no puede ubicar al médico, o lo ve poco y en otros casos la economía no lo ayuda para comprar el mejor medicamento para su patología, por lo que se necesita más tiempo en la consulta, actualización de los profesionales para aadvertir y corregir estas situaciones” explica Maresca.

“Otro problema muy importante es que cada especialista indica un fármaco, esto generalmente termina en el paciente polimedicado, pero pocos se detienen en evaluar las posibles interacciones entre los medicamentos, tema de vital importancia en este tipo de pacientes. Por todo esto es importante el rol del médico de cabecera quien debe hacer un ordenamiento y seguimiento, ya que muchas veces los adultos mayores no pueden ordenarse solos. Todo esto hay que mejorarlo”, agrega el especialista.

Según Martín Javier Martínez Lozano, Gerente General de Upjohn división de Pfizer, para el Cono Sur y Clúster Andino, el cuidado de las personas mayores debe ser prioridad en el seno de las familias y de las sociedades ya que “el aumento de la expectativa de vida genera todo un desafío para la atención y el cuidado de quienes más lo necesitan, y es a partir de ese desafío en que desde Upjohn división de Pfizer, nos ponemos a disposición de los profesionales de la salud para trabajar juntos y en forma colaborativa en pos de que cada persona reciba el mejor tratamiento disponible para su condición médica y contribuyamos a mejorar su salud y su calidad de vida”.

Cuando se habla de atención de la salud del adulto mayor, no se puede soslayar que el ámbito sanitario está teñido de lo que se denomina ‘edadismo’ o ‘viejismo’, un término acuñado en 1969 por el gerontólogo estadounidense Robert Butler para nombrar ciertos tipos de violencias encubiertas que generan discriminación, prejuicio o estereotipo basado en la edad.

“No hay que dar por normalizado el dolor en la persona adulta mayor, lo mismo que la depresión, no son cuestiones inherentes a la edad, si bien es frecuente la depresión en esta población no debe ser desvalorizada y mucho menos subtratada. Por otro lado, hay condiciones sociales, biológicas, médicas y hasta genéticas que hacen que una persona pueda padecer un trastorno psiquiátrico” explicó Maresca.  

“Pero en esta etapa de la vida la prevención es fundamental, incluso antes de esta etapa. Sabemos que lo ideal es haber tenido una vida lo más sana posible, desde la alimentación, el ejercicio físico, la prevención de enfermedades cardiovasculares y metabólicas, el control de la presión y de las situaciones de estrés, pero eso en muchos de los casos no se cumple”, detalló el especialista.

Para el presidente de la AAPB el sistema sanitario muchas veces no soporta la cantidad de adultos mayores que va en franco aumento y hoy a nivel global representan el 12 por ciento de la población y se calcula que para el 2050 va a ser un 22 por ciento de la población3.

“Esto hay que preverlo y entender que va ir en aumento, igual que la expectativa de vida. Vamos a tener más adultos mayores y de más edad y en este contexto que se avecina, sin dudas hay que considerar las patologías mentales: se estima que el 15 por ciento de los mayores de 60 años padece un trastorno mental, es mucha gente” agrega el especialista.

Según datos indicados por el profesional, las depresiones están en el orden del 7% y las demencias en un 5 por ciento en los mayores de 60 años y en la misma línea, sostuvo que la tasa de suicidio en los adultos mayores viene en aumento y que es una de las etapas de la vida que más incidencia de suicidios presenta junto con los menores de 25 años.

“El suicidio sucede por distintas causas, pero los procesos anímicos propios de este grupo etario, la aparición de algún tipo de enfermedad crónica o grave como el cáncer, la presencia de alguna situación coyuntural seria, o todas ellas, son motivos frecuentes que llevan a tomar esa terrible decisión y se estima que actualmente a nivel global hay unas 50 millones de personas con demencia y, según cálculos de la Organización Mundial de la Salud, OMS, para el año 2050 habrá con esta enfermedad unos 140 millones de personas”, informó Maresca.

A nivel local, de acuerdo a cifras oficiales de 2021, ocurrieron unos 2.865 suicidios. De ese total para ambos sexos, las franjas etarias que más decesos concentraron fueron por un lado la que va de los 20 a los 39 años, con 1.295 decesos, y la de 60 y más años con 536 muertes autoprovocadas.

La importancia de detectar a tiempo problemas de salud mental: la enfermedad de Alzheimer es tal vez la afección mental más frecuente entre la población adulta mayor, aunque muchas veces, en personas mayores de 60 años lo que se observa, según Maresca, “son cuadros de deterioro cognitivo incipiente, leve, que pueden asociarse con el déficit cognitivo propio de esta edad. Si bien es cierto y muchas veces esto es propio de un envejecimiento normal, también es verdad que hay que estar atentos cuando aparecen estas alteraciones cognitivas y muchas veces conductuales pues puede ser el comienzo de un cuadro de tipo demencial o neurodegenerativo”.

“En el caso de la depresión hay muchas posibilidades de tratamiento, el cual además debe contemplar el control y mejora de todas las enfermedades comórbidas, como las cardiovasculares, hormonales o metabólicas, porque tenemos que comprender que la depresión es una enfermedad sistémica, no sólo del cerebro y por ejemplo un paciente con un cuadro de dolor crónico es muy probable que tenga depresión”, insistió.

Según lo indicado por el profesional, tanto el Alzheimer como el Parkinson son enfermedades que comienzan a gestarse unos 20 años antes de que se manifiesten los síntomas, pero con qué velocidad se daña el cerebro también depende del estilo de vida.

“No es lo mismo alguien que camina, que hace ejercicio, que se alimenta bien, que mantiene a raya su presión arterial, su glucemia, tiene amistades, etc, que una persona sola, que no controla bien sus afecciones, sus tratamientos, esta última posiblemente empeore antes o padezca cuadros más graves”, advirtió Maresca.

“Para lograr la mejor calidad de vida posible de las personas mayores, es fundamental disminuir el estigma de la población y de los propios adultos mayores respecto de sí mismos y de la posibilidad de tratar sus enfermedades y hay muchas patologías prevenibles y muchas otras tratables” continuó el especialista.

A su vez, es muy importante capacitar a los profesionales para que puedan reconocer las enfermedades neurospiquiátricas del adulto mayor, muchas de las cuales no son medibles por métodos convencionales como un laboratorio o una radiografía, mientra que por otra parte, socializar es fundamental, el ser humano es un ser social, si su cerebro está enfermo como consecuencia no socializa y si no socializa es posible que su cerebro y su organismo se enfermen”, concluyó el especialista.

Nomyc-4-10-23

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