Los niveles de CO2 abren paso a una ‘nueva era’ climática

Las concentraciones de CO2 en la atmósfera aumentaron este año y se espera que permanezcan por encima de la barrera simbólica de 440 partes por millón durante todo 2016. Comienza una “Nueva Era Climática”

Buenos Aires-(Nomyc)-En 2015 la concentración atmosférica media mundial de Dióxido de Carbono (CO2) en la atmósfera alcanzó por primera vez el umbral simbólico y, a la vez, significativo de 400 partes por millón, y se disparó de nuevo en 2016, alcanzando nuevos récords como consecuencia del episodio de “El Niño” de gran intensidad, según el Boletín sobre los gases de efecto invernadero que publica todos los años la Organización Meteorológica Mundial (OMM) y que habla de una “nueva era” de realidad climática.

Estos niveles habían alcanzado la barrera de las 400  partes por millón (ppm) en algunos lugares concretos durante varios meses del año, pero nunca antes a escala mundial durante un año entero.

Según las predicciones de la estación más antigua de vigilancia de los gases de efecto invernadero, situada en Mauna Loa, Hawái, las concentraciones de CO2 permanecerán por encima de las 400 ppm durante todo 2016 y no descenderán por debajo de ese nivel durante muchas generaciones.

El crecimiento acelerado que experimentó el CO2 fue impulsado por el episodio de “El Niño”, que empezó en 2015 y cuyos fuertes efectos se prolongaron hasta bien entrado 2016.

Eso provocó sequías en las regiones tropicales y redujo la capacidad de los “sumideros”  como lo son los bosques, la vegetación o los océanos que absorben CO2.

“Esos sumideros absorben, en la actualidad,  cerca de la mitad de las emisiones de CO2, pero existe el riesgo de que se saturen, lo que aumentaría la fracción de las emisiones de dióxido de carbono que permanece en la atmósfera”, se indica en el Boletín sobre los gases de efecto invernadero.

Entre 1990 y 2015 el forzamiento radiativo, que provoca un efecto de calentamiento del clima, experimentó un incremento del 37 por ciento a causa de los gases de efecto invernadero de larga duración, tales como el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O), resultantes de las actividades industriales, agrícolas y domésticas.

“El año 2015 inauguró una nueva era de optimismo y de acción por el clima con el acuerdo sobre el cambio climático alcanzado en París, pero también los niveles de CO2 abren paso a una `nueva era´ climática” sostiene el documento.

“El años pasado hará historia por haber marcado una nueva era climática, en la que las concentraciones de gases de efecto invernadero han alcanzado niveles sin precedentes”, sostuvo el Secretario General de la OMM, Petteri Taalas.

“El episodio de El Niño se ha terminado. El cambio climático no” agrega Taalas.

“Los niveles de CO2 abren paso a una ‘nueva era’ climática de efecto invernadero, es una buena noticia. La OMM celebra que la comunidad internacional haya adquirido un compromiso significativo con la acción por el clima”, agregó Taalas.

“Pero el verdadero problema es el dióxido de carbono, que permanece en la atmósfera durante miles de años y en el océano aún mucho más por lo que si no nos ocupamos de las emisiones de CO2, no podemos hacer frente al cambio climático ni limitar el aumento de la temperatura a 2 ºC con respecto al nivel preindustrial” continuó el Secretario General.

“Así pues, es de suma importancia que el Acuerdo de París entre en vigor el 4 de noviembre, mucho antes de la fecha prevista, y que aceleremos su aplicación”, agregó Taals.

En el Boletín de la OMM sobre los gases de efecto invernadero se informa de las concentraciones atmosféricas de los gases de efecto invernadero y se entiende por emisión la cantidad de gas que va a la atmósfera y por concentración la cantidad que queda en la atmósfera después de las complejas interacciones que tienen lugar entre la atmósfera, la biosfera, la criosfera y los océanos.

De manera aproximada, un cuarto de las emisiones totales de CO2 son absorbidas por el océano y otro cuarto por la biosfera, reduciéndose de ese modo la cantidad de ese gas en la atmósfera.

El dióxido de carbono contribuyó, de manera aproximada en un 65 por ciento al aumento total del forzamiento radiativo causado por los gases de efecto invernadero de larga duración.

Su concentración en la era preindustrial, de alrededor de 278 ppm, representaba un equilibrio entre la atmósfera, los océanos y la biosfera y las actividades humanas, como la quema de combustibles fósiles, han alterado el equilibrio natural y en 2015 el promedio mundial de CO2 se situó en un 144 por ciento de su nivel en la era preindustrial y su concentración media mundial alcanzó las 400 ppm, mientras que  desde 2014 a 2015 el incremento de CO2 fue mayor que el año anterior y que la media de los diez años anteriores.

Además de reducir la capacidad de la vegetación para absorber CO2, el intenso episodio de El Niño también produjo un aumento de las emisiones de CO2 procedentes de los incendios forestales.

Según la base de datos sobre las emisiones de incendios mundiales, las emisiones de CO2 en Asia Ecuatorial, que entre agosto y septiembre de 2015 registró graves incendios forestales en Indonesia, duplicaron con creces la media de 1997-2015.

El metano (CH4) es el segundo gas de efecto invernadero de larga duración más importante y contribuye, de manera aproximada en un 17 por ciento al forzamiento radiativo y de manera aproximada el 40 por ciento de las emisiones de metano a la atmósfera proceden de fuentes naturales como los humedales, mientras que cerca del 60 por ciento se originan  en actividades humanas como la ganadería, el cultivo del arroz, explotación de combustibles fósiles, vertederos, combustión de biomasa, etc..

El metano atmosférico alcanzó un nuevo máximo en 2015, de aproximadamente 1 845 ppm, por lo que ahora equivale al 256 por ciento de su nivel preindustrial.

El óxido nitroso (N2O) que se emite a la atmósfera procede tanto de fuentes naturales, en casi un 60 por ciento, como de las realizadas por el hombre en un 40 por ciento y se originan o afectan a los océanos, el suelo, la quema de biomasa, los fertilizantes y diversos procesos industriales.

Los niveles de CO2 abren paso a una ‘nueva era’ climática
Su concentración atmosférica en 2015 fue de unas 328 ppmm, lo que equivale al 121 por ciento de los niveles preindustriales.

Este gas también contribuye  de manera significativa a la destrucción de la capa de ozono estratosférico, que nos protege de los rayos ultravioleta nocivos del Sol. Es el causante de aproximadamente un 6 por ciento del forzamiento radiativo provocado por los gases de efecto invernadero de larga duración.

El exafluoruro de azufre es un potente gas de efecto invernadero de larga duración. Producido por la industria química, se utiliza principalmente como aislante en los equipos de distribución de energía eléctrica.

Los niveles atmosféricos de este gas son aproximadamente el doble de los observados a mediados de los años noventa.

Los clorofluorocarbonos (CFC), que destruyen la capa de ozono, y los gases halogenados menores contribuyen aproximadamente al 12 por ciento del forzamiento radiativo causado por los gases de efecto invernadero de larga duración.

Aunque los CFC y la mayoría de los halones están disminuyendo, los hidroclorofluorocarbonos (HCFC) y los hidrofluorocarbonos (HFC), a su vez potentes gases de efecto invernadero, están aumentando a un ritmo relativamente rápido, aunque todavía son poco abundantes.
Nomyc-31-10-16

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