Los linfocitos T no nos salvarán del coronavirus, pero ayudarán a resolver el rompecabezas inmunitario

El conocimiento científico en la pandemia cambia en cuestión de semanas y algunos temas se olvidan y otros se recuperan de manera cíclica. Cinco meses después del primer estudio, ¿qué pasó con la hipótesis de la inmunidad cruzada? Trabajos recientes despejan dudas sobre su papel en la lucha contra la covid-19, todavía rodeado de especulaciones

Buenos Aires-(Nomyc)-Buenas noticias y 2020 son dos conceptos antagónicos, pero pese a ello,  cuando un estudio publicado en la revista Cell en mayo dio a entender que haber superado resfriados podría generar protección contra la covid-19, fue recibido con esperanza, ya que la idea es que un sistema inmunitario que hubiera estado en contacto con un primo lejano del SARS-CoV-2 sería capaz de reconocerlo al cruzárselo por primera vez, aunque en ese momento solo era una hipótesis optimista sobre la que estudios recientes arrojan algo de luz.

Este fenómeno es conocido como “reactividad cruzada” y no es nuevo para los inmunólogos, aunque era la primera vez que se encontraba en pacientes de covid-19, por lo que la noticia volvió con fuerza en agosto con otro estudio publicado en Science que ampliaba el descubrimiento que se realizó  con un experimento in vitro “altamente especulativo” según sus autores, aunque algunas interpretaciones no fueron tan cautelosas.

Algunos asumieron que estas reacciones cruzadas conferían protección contra la covid-19, mientras que otros fueron un paso más allá para sugerir que la inmunidad de grupo estaba cerca gracias a este fenómeno, por lo que el exceso de optimismo obligó a uno de los coautores de ambos estudios, el investigador de la Universidad de California en San Diego (EE UU) Shane Crotty, a aclarar su trabajo en Twitter.

En una serie de mensajes consideraba una “malinterpretación” hablar de “inmunidad preexistente” y definía como “afirmaciones peligrosas” cualquier relación con la inmunidad de grupo, ya que esta reactividad cruzada no evitaría la infección y en el mejor de los casos, la haría más leve, aunque aun así, Crotty confirma que “hablar de cualquier tipo de protección sigue siendo especular, porque ´Todavía no lo sabemos´”.

¿Cómo funcionan estas reacciones cruzadas que detectan primos lejanos? Nuestro cuerpo tiene dos sistemas de defensa, el primero fabrica los famosos anticuerpos, pero puede ignorarlo durante el resto del artículo, mientras que  el segundo está mediado por un tipo de células llamadas linfocitos T y existen varios tipos, cuyos nombres resumen bien su papel:

  • Citotóxicos, que destruyen células infectadas.
  • Auxiliares, que ayudan a los anteriores.
  • De memoria, que se activan en caso de reinfección. Estos últimos son los que pueden reconocer primos de patógenos a los que ya nos hemos enfrentado.
  • Naive o inexpertos, dan lugar a los citotóxicos y auxiliares, y cuyo número disminuye con la edad.

“Varios estudios han demostrado que algunas personas nunca antes expuestas al coronavirus tienen, aun así, linfocitos T de memoria capaces de reaccionar contra el SARS-CoV-2”, explica la investigadora de la Universidad de Kiel, en  Alemania, Petra Bacher y estas células estarían inducidas “por infecciones previas” por coronavirus similares, como los que causan resfriados.

La inmunóloga aclara que “el impacto de esta inmunidad preexistente sobre la covid-19 no estaba clara, pero se especulaba que podría proteger a niños y jóvenes, propensos a sufrir catarros”.

El término “reactividad cruzada” es preferido por los investigadores frente a “inmunidad cruzada” porque no tiene connotaciones positivas. “No hay una regla clara de cuándo la memoria preexistente es protectora o dañina”, dice Bacher.

“Si los patógenos son muy similares, estos linfocitos T pueden ser protectores. Si no lo son, la respuesta puede ser inadecuada y hasta dañina frente a la nueva infección, evitando incluso que se dé una respuesta protectora”.

Una victoria que los mayores tienen más difícil

El último estudio de Crotty, publicado en la revista Cell, buscaba entender mejor los casos de covid-19 que requieren hospitalización, para lo que se analizó cómo respondía el sistema inmunitario de 54 pacientes frente al SARS-CoV-2 y sobre lo que Barcher explica que  “descubrimos que el sistema inmune era capaz de luchar bien contra el virus cuando las tres ramas del sistema inmune [linfocitos T auxiliares, citotóxicos, y anticuerpos] trabajaban juntas de forma coordinada”.

Dos de estas ramas fueron de especial importancia ya que “los linfocitos T, tanto auxiliares como citotóxicos, estaban asociados a una menor severidad de la covid-19” explica el investigador para considerar que estas células “hacen el trabajo duro a la hora de controlar una infección activa de SARS-CoV-2”, lo que según el trabajo, “explicaría por qué los mayores de 65 años son más sensibles al coronavirus”.

“Las personas mayores eran mucho menos propensas a tener una respuesta inmune coordinada”, asegura Crotty y agrega que “una respuesta débil o ausente por parte de los linfocitos T es un factor de riesgo que contribuye a explicar por qué los mayores son mucho más susceptibles a padecer cuadros graves o fatales de la enfermedad”.

El estudio de Crotty añade una pieza al puzle inmunológico de la covid-19 ya que “la respuesta inmune es en general buena contra este virus, pero su ausencia es un gran problema en casos graves de la enfermedad”.

Por último, en opinión del investigador “la dificultad de la gente mayor para responder con sus linfocitos T es algo a tener en cuenta en el estudio de tratamientos” y también pone de manifiesto la importancia de “elegir vacunas que generen una respuesta inmune fuerte en estas personas”.

Nomyc-16-10-20

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