La importancia de la Corriente Malvinas en el clima regional y global

Nacida cerca de las Islas como un desprendimiento de la Corriente Circumpolar Antártica transporta hacia el norte importantes masas de aguas fría e incide en el clima de la Tierra

Buenos Aires-(Nomyc)-La Corriente Malvinas (CM) nace cerca de las Islas que le dan su nombre, como un desprendimiento de la Corriente Circumpolar Antártica (CCA) y transporta hacia el norte masas de agua fría y muy ricas en oxígeno y nutrientes, hasta toparse, aproximadamente a la altura de Mar del Plata, con la Corriente de Brasil (CB), mucho más cálida y salina.

“LA CCA es la única corriente en el mundo que da la vuelta al hemisferio sur y conecta todos los océanos y al pasar por el Pasaje de Drake, es decir el estrecho que separa América del Sur de la Antártida, una rama de la CCA se desvía hacia el norte y pasa alrededor de las Islas Malvinas” explica Martín Saraceno, investigador del CONICET en el Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (CIMA, CONICET-UBA) y profesor del Departamento de Ciencias de la Atmósfera y de los Océanos (DCAO, FCEN-UBA), se interesó por el estudio de la Corriente de Malvinas (CM).

“La CM es una corriente que afecta tanto el clima regional como el global, así como a los ecosistemas patagónicos -acuáticos y continentales- y a la actividad pesquera, porque es capaz de transportar aguas frías y ricas en nutrientes a lo largo del talud continental, que es la zona donde la plataforma continental con una profundidad media de 200 metros, se hunde hacia el océano más profundo”, señala Saraceno.

El caudal de agua medio que transporta la CM es de alrededor de unos 34 millones de metros cúbicos por segundo, y lo hace a una velocidad promedio de 0,4 metros por segundo y por otro lado, la temperatura del agua varía en general entre los 2 y los 8 grados centígrados.

Sobre las corrientes oceánicas en la redistribución de la energía solar: la vida en la Tierra depende de la llegada del calor proveniente del Sol y debido a la inclinación del eje de rotación de la Tierra respecto del Sol, esta energía no llega en cantidades similares a todas las latitudes del planeta.

“Toda esa energía se tiene que redistribuir de alguna forma, si no lo hiciera, estaríamos cocinados en el Ecuador y congelados en gran parte del resto del planeta, por lo que no se podría haber desarrollado la vida en la Tierra tal como la conocemos y los encargados de redistribuir el calor son la atmósfera y los océanos” explica Saraceno.

“En la atmósfera esto ocurre de forma mucho más rápida que en los océanos, porque la llamada ´circulación termohalina´ es la circulación oceánica encargada de trasportar entre distintas latitudes el calor y la salinidad necesarios para mantener cierto equilibrio y redistribuir la energía que llega en exceso al Ecuador y en mucho menor medida a los polos y la CM es parte fundamental de este sistema de redistribución de la energía”, agrega el investigador del CIMA.

En este sentido, uno de los roles de la CM es transportar aguas frías y de baja salinidad desde la altura de las Islas Malvinas hacia latitudes donde las aguas son más cálidas y al confluir con la CB, que fluye en el sentido opuesto y que tiene características muy distintas, ocurren interacciones que tienen importantes consecuencias climáticas.

“La confluencia de la CM y la CB genera una redistribución de calor y de sal en toda la cuenca del Atlántico Sur Occidental pero al ocurrir también un intercambio con la atmósfera de calor y de humedad, esto influye también sobre el clima que sentimos en el continente”, señala Saraceno.

Según el investigador, la zona de confluencia de ambas corrientes es una región muy energética. Al cruzarse estas dos corrientes se generan remolinos de hasta 500 kilómetros, que que puedan llegar a desprenderse de las dos corrientes mayores y adquirir identidad propia.

“Esto es interesante porque estos remolinos una vez que se desprenden del sistema de corrientes pueden navegar hasta interaccionar nuevamente con la CM y provocar su intrusión hacia la plataforma”, explica el investigador del CIMA.

Saraceno destaca que en lo últimos años el punto de confluencia entre la CM y la CB se ha corrido hacia el sur, dato que se conoce, sobre todo, a partir de mediciones satelitales.

“Este corrimiento de la zona de confluencia tiene consecuencias importantes desde el punto de vista climático, porque las aguas más al sur se van haciendo más cálidas y eso puede cambiar la dinámica de los ecosistemas de la región y hay que ver qué especies pueden seguirse adaptando a estas nuevas condiciones y cuáles no” continúa el investigador.

“Por ejemplo, la pesca de moluscos que habitan en el fondo del océano, y que pueden soportar hasta un cierto límite de temperatura y salinidad, podría verse directamente afectada por este fenómeno. Se trata de un cambio que es necesario monitorear de cerca por las consecuencias que podría llegar a tener”, ejemplifica el investigador.

La CM, su sistema de surgencia y la fertilización del océano: las masas de agua trasportadas por la CM hacia el norte, además de ser frías y poco salinas, son ricas en nutrientes y a partir de la interacción de la corriente con la parte superior del talud, se produce un sistema de surgencia (upwelling), que implica que al transporte horizontal se suma un transporte vertical agua, de velocidad mucho menor, desde el fondo hacia la superficie, que fertiliza las áreas del océano a las que llega la luz.

“Este sistema de surgencia transporta todos los nutrientes hacia la capa fótica donde llega la luz proveniente desde la superficie. Esto genera abundancia de producción primaria, de la cual se alimentan aves y peces y de la que depende una cadena trófica mucho más amplia, que incluye, por ejemplo, elefantes marinos”, destaca Saraceno.

De acuerdo con el investigador, el océano es, en general, un espacio desértico, salvo por algunas zonas en las que hay encuentros de masas de agua, como ocurre donde la CM confluye con la CB, o sistemas de surgencia y es en estas áreas donde se concentra la actividad trófica y también la pesquera.

Otro fenómeno importante ligado a la CM son sus intrusiones hacia la plataforma continental, lo que “significa que masas de agua propias de la CM se desvían y en lugar de continuar hacia el norte se dirigen hacia la plataforma y produce cambios repentinos en el clima del océano e implica también importantes alteraciones a nivel ecosistémico, dado que la CM arrastra nutrientes que llevan a un incremento de la biodiversidad en la plataforma”, explica el investigador.

Nomyc-15-6-22

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