La Ciencia hacia 1810

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Buenos Aires-(Nomyc)-En el siglo XVII, los Jesuitas habían fundado la primera universidad, en Córdoba, orientada al Arte y a la Teología que, hacia fines del siglo XVIII, incorpora Jurisprudencia.  Con su idea evangelizadora realizaron expediciones exploratorias de importancia geográfica durante los siglos XVII y XVIII, y realizaron los primeros trabajos etnográficos y algunos de los primeros diccionarios de las lenguas indígenas de América del Sur, como el Guaraní y el Toba.

Son ellos quienes incorporan la primer imprenta que funcionó en el país. El primer libro que se imprimió en ella es de 1700. En 1766 se incorpora otra imprenta, pero en 1767 los Jesuitas son expulsados del Reino de España y por ende, en 1781 de estos territorios; por lo que las imprentas dejan de utilizarse.

Los trabajos de relevancia científica impresos por los jesuitas fueron muy pocos y algunos de ellos fueron los calendarios y las Tablas astronómicas del padre Buenaventura Suárez, que realizó las primeras observaciones astronómicas en 1706, publicando en 1744 su trabajo Lunario de un Siglo.

En 1787 el fraile dominico Manuel Torres desenterró del río Luján, el primer esqueleto completo de Megaterio que fue envíado a Madrid para ser estudiado dos años después del hallazgo.

En 1989, se realizó una expedición científica a las costas argentinas, hasta ese momento la más importante, que fue la llamada “Expedición Malaspina”, propuesta y comandada por el italiano Alejandro Malaspina. Durante la misma realizaron trabajos hidrográficos, se reunió material para el Jardín Botánico de España y se investigó la historia y geografía de la zona.

Mas allá de estas actividades, hacia fines del siglo XVIII, la ciencia en los territorios del Virreinato, era prácticamente inexistente. Sólo se conocen algunas publicaciones y observaciones aportadas por viajeros, misioneros y cronistas sobre ciencias naturales y etnografía, algunas críticas a la falta de difusión y enseñanza, aunque se reconoce un incipiente ambiente científico hacia los inicios del siglo XIX.

El Virrey Vértiz (1778-1783), fue el primero en intentar la mejora cultural en la colonia ya que sus acciones fueron influenciadas por las ideas iluministas que venían de Europa y beneficiadas por la ausencia de los Jesuitas, que eran contrarios a estas ideas.

Es en este contexto que surgen, en 1779, el Promedicato del Río de La Plata, dedicado a curar y enseñar a los profesionales y en 1783, el Real Colegio Convictorio de San Carlos.

En 1801, en el Promedicato, nace la primer Escuela de Medicina, con planes de estudio similares a los de la Universidad de Edimburgo y personalidades del porte de Cosme Argerich, uno de los destacados médicos y mentor del Instituto Médico Militar que luego pasaría a formar parte del Departamento de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.

En 1812, las aulas del Promedicato, se convirtieron en un depósito de material para la guerra. La falta de vocación entre los habitantes de Buenos Aires y la exigencia de que los egresados ofrezcan sus servicios a la guerra por la independencia, redujo casi a la nada, la matrícula de la Escuela de Medicina. Hacia 1821 dejó de funcionar y se lo reemplazó por un Instituto Médico.

Manuel Belgrano, como secretario del Consulado de Comercio de Buenos Aires, creó una Escuela de geometría, arquitectura y perspectiva, que inmediatamente formó parte de la Escuela de Náutica, creada en 1799, con asesoramiento del marino español Félix de Azara.

El objetivo de la academia no era sólo formar pilotos sino también proporcionar la enseñanza de las principales ramas de las matemáticas. Belgrano realizó esfuerzos para fomentar el estudio de ellas de manera sistemática. La escuela sufrió daños durante las invasiones inglesas y la corona la consideró innecesaria en 1806.

En 1809 Félix de Azara, realizó una serie de viajes por la región del virreinato durante los cuales publicó las descripciones biológicas de las especies vertebradas conocidas. En su obra “Voyage dans l’Amerique meridionale” se ocupa de los insectos, peces, reptiles, vegetales silvestres, de cultivo y sales minerales.

La naciente guerra por la independencia, planteó un intervalo en la política científica, que se extendería hasta bien entrada la década de 1820, con el nacimiento de la Universidad de Buenos Aires.

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