Investigadores del CONICET mostraron cómo actúa el cerebro en relación al hambre   

El círculo se va cerrando en una misma dirección y Ghrelina que es conocida como  la hormona del hambre está cada vez más involucrada en la estimulación del apetito

Buenos Aires-(Nomyc)-A su función de potenciadora de las ganas de comer frente a la tensión nerviosa y de la sensación de placer al hacerlo, se le suma ahora otra acción que vuelve a tenerla como protagonista: el vaciado del estómago según lo determinaron investigadores del Instituto Multidisciplinario de Biología Celular (IMBICE, CONICET-UNLP- CICPBA) acaban de aportar una prueba más del importante rol que esta sustancia cumple al momento de la alimentación.

“Lo que hicimos en esta investigación fue describir los mecanismos por los cuales ghrelina regula el vaciado gástrico, acelerando la digestión de los alimentos para generar nuevamente la sensación de hambre”, relata Agustina Cabral, becaria posdoctoral en el IMBICE y una de las autoras de la publicación, que a su vez contó con la colaboración de todos los integrantes del Laboratorio de Neurofisiología del instituto.

“Esto es producto de una tarea multidisciplinaria de muchos años, porque venimos estudiando la biología de esta hormona desde hace tiempo, y los distintos enfoques se van interrelacionando”, agrega.

Aunque reconoce que aún faltan resolver muchos interrogantes para conocer más a Ghrelina, Cabral destaca la importancia del hallazgo, que “confirma su acción no sólo a nivel periférico, es decir en el estómago, sino también en el cerebro”.

“Este resultado es concluyente acerca de lo necesaria que resulta su presencia en el proceso del vaciado gástrico”, enfatiza Paula Cornejo, becaria doctoral del IMBICE y también autora del trabajo.

En ese sentido, relata que durante el estudio “se pudo rastrear el recorrido de la hormona y observar cómo actúa específicamente sobre unas neuronas llamadas `GABAérgicas´ que están ubicadas en una zona cerebral conocida como `complejo dorsal del vago´, donde tiene lugar el control de diversas funciones gástricas”.

Mediante experimentaciones con diferentes tipos de ratones modificados de manera genética, los científicos observaron que el vaciado gástrico era casi un 50 por ciento más rápido en aquellos animales a los que habían inyectado Ghrelina, que en los que la tenían en valores normales.

Pero hay más: los investigadores también comprobaron que no basta solamente con tener la hormona aumentada, sino que es precisa su acción a nivel cerebral para que una digestión más acelerada se concrete con éxito, estimulando a las mencionadas neuronas para que a su vez den la orden a los tejidos del cuerpo de aprovechar la energía de los alimentos en el estómago.

“Lo que también hicimos fue utilizar ratones con lesiones en áreas específicas del cerebro y observamos que no había cambios significativos en respuesta a la hormona. De esta manera, comprobamos que el efecto de Ghrelina en el estómago por sí sólo no es suficiente para lograr una digestión más ligera”, resaltan las autoras, subrayando la relación de la conclusión obtenida con todo lo que ya se conoce acerca de esta sustancia.

Según trabajos anteriores, realizados por el mismo laboratorio, se había comprobado que Ghrelina cumple un fuerte rol tendiente a aumentar la ingesta de comida, como por ejemplo estimular el apetito como una forma de canalizar el estrés y los nervios.

Según los especialista “conocer toda su biología y comportamiento, junto a la posibilidad de inhibirla o aumentarla, podría tener impacto directo en tratamientos contra la obesidad y desórdenes alimenticios tales como bulimia, anorexia o atracones compulsivos”.

El trabajo aparece publicado en el último número de Endocrinology.                                                                                                                         Nomyc-12-7-17

 

 

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