Homínido bípedo desconocido dejó sus huellas hace más de 3 millones de años en Tanzania

Estas pisadas fosilizadas halladas en el yacimiento a de Laetoli en Tanzania en la década de 1970 no son de osos, sino de humanos primitivos según confirmó un estudio

Buenos Aires-(Nomyc)-Hace 50 años, la paleontóloga Mary Leakey y su equipo descubrieron 5 huellas consecutivas en el yacimiento de Laetoli de Tanzania, que proporcionaron las pruebas más antiguas de “bipedismo en los homínidos y en aquel momento, se propuso que estas huellas habían sido realizadas por “Australopithecus afarensis”, la misma especie del famoso esqueleto de ‘Lucy’.

Sin embargo, otro conjunto de huellas excavadas en un yacimiento cercano denominado A y luego tapadas, generaron un debate ya que en un principio, algunos investigadores pensaron que debían ser de un tipo de homínido, otros que pertenecían a un oso joven que caminaba sobre sus patas traseras.

En la década de los 80, el geólogo Dick Hay, miembro del equipo de investigación de Mary Leakey, las fechó en 3,7 millones de años de antigüedad utilizando la relación entre el potasio radiactivo y el argón, llamada datación K-Ar, en la capa de ceniza volcánica. 

En 2019 estas huellas fueron reexcavadas y limpiadas por un equipo de científicos desplazados a Tanzania, se midieron, fotografiaron y escanearon en 3D.

Las marcas de pisada son muy distintas en osos, chimpancés y humanos y al analizarlas, los investigadores pudieron comprobar que eran muy parecidas a las de los homínidos e incluso, llegaron a analizar en vídeo el comportamiento del oso negro americano salvaje, que apenas camina sobre sus patas traseras.

Además, aunque se han encontrado miles de fósiles de animales en Laetoli, ninguno era de oso y de esta forma, determinaron inequívocamente que fueron hechas por un homínido, pero ¿cuál?

“Estas huellas demuestran que la evolución de la marcha erguida fue más complicada y más interesante de lo que pensábamos y en esta época de nuestra historiaevolutiva había al menos dos homínidos que caminaban de forma diferente, con pies de formas distintas” explica Jeremy M. De Silva, coautor del trabajo, que publica la revista Naturee investigador del Dartmouth College (EE UU).  

“Esto muestra que la adquisición de la manera de caminar de los humanos fue menos lineal de lo que muchos imaginan. En otras palabras, a lo largo de nuestra historia, hubo diferentes experimentos evolutivos sobre cómo ser bípedo”, agrega De Silva.  

Curiosa forma de caminar cruzada: este homínido, que aún no ha sido identificado, caminaba de forma inusual ya que su paso era cruzado, es decir, cada pie cruza por encima de la línea media del cuerpo para tocar el suelo delante del otro pie.

Incluso, hay evidencias de que diferentes especies de homininos que caminaban de formas biomecánicas diferentes, pero no hay ninguna reconstruida que camine de forma cruzada como esta.

“Todavía no estamos seguros de lo que significa, el paso cruzado se produce a veces en los humanos cuando caminamos sobre un terreno irregular, lo que quizás explique este extraño modo de andar” señala el investigador

“O tal vez solo este homínido individual caminaba de una manera peculiar. O tal vez una especie desconocida de homínidos estaba adaptada para caminar de esta manera. Lo veremos a medida que se descubran más huellas”, asegura De Silva.

Ellison J. McNutt, científica de la Universidad de Ohio (EE UU), que también participa en el estudio, explica que aunque los humanos no suelen dar pasos cruzados, este movimiento puedo haberse producido cuando intentaba restablecer el equilibrio porque “las huellas del yacimiento A pueden haber sido el resultado de un homínido caminando por una zona que era una superficie desnivelada”.

“Limpiamos el interior de las huellas y encontramos una clara impresión de un dedogordo del pie agrandado, algo que solo se encuentra en los primates, incluidos los simios y los homininos”, continúa De Silva.

La anatomía de la cadera y la rodilla impide a los osos equilibrarse con facilidad sobre una sola pata y cuando caminan sobre dos se tambalean de lado a lado, produciendo huellas muy espaciadas y otra prueba más de que el trayecto que hacen estas huellas fósiles es demasiado estrecho para proceder de estos animales.

Diferente pisada a la de Lucy: el equipo también comparó las huellas del yacimiento A y las proporciones de los pies inferidas, la morfología y la probable forma de andar. Así demostraron que eran distintas a las de Australopithecus afarensis de los yacimientos G y S.

“Existen fascinantes diferencias de forma entre las huellas del yacimiento A y las de A. afarensis de los yacimientos G y S ya que las primeras son mucho más anchas para su longitud y tienen un dedo gordo ligeramente más divergente” agrega el investigador.

“De hecho, en nuestro análisis, las huellas del A son tan diferentes de las huellas de A. afarensis como lo es una huella de chimpancé de una huella humana”, concluye Da Silva.

Estos hallazgos forman parte de un creciente conjunto de pruebas que apuntan a una diversidad infravalorada de homínidos de esta época.

Nomyc-6-12-21

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