¿El mayor Tsunami de todos los tiempos?

Hace 66 millones de años, un asteoroide cayó junto al actual México y extinguió definitivamente a los dinosaurios  y de manera probable alzó una ola como una montaña, que atravesó el mar

Buenos Aires-(Nomyc)-Catorce años después del “tsunami de navidad” de 2004, aquella catástrofe natural en la que murieron unas 230 mil personas cuando masas de agua con la altura de una casa golpearon la costa y sobre lo que, luego los geofísicos  encontrarían indicios de que muchas olas pudieron llegar a los 30 metros de altura y en comparación con la catástrofe cósmica del impacto de Chicxulub de hace 66 millones de años, ese tsunami fue pequeño, sin embargo.

Eso se sugiere luego de una simulación efectuada por Molly Range, de la Universidad de Michigan, y su equipo; en sus propias palabras es la primera que aborda globalmente la colisión del asteroide y que se describe  en EOS.

Esa paleooceanógrafa y sus colaboradores han combinaron dos modelos de computadora, uno sitúa el impacto de un asteroide de 14 kilómetros de diámetro en un mar somero y el otro calcula cómo se habría propagado el agua desplazada a través de los océanos de entonces.

Las consecuencias del impacto fueron sencillamente brutales: el ímpetu de la colisión no solo vaporizó inmediatamente una parte del agua, sino que en los primeros segundos desplazó por el golfo de México masas de agua en forma de una ola de 1500 metros de alto y además, una parte del agua osciló en el recién formado cráter, “una gigantesca pared de agua que volvió a gran velocidad al vano”, según el oceanógrafo Brian Arbic, de la Universidad de Michigan, que participó en el estudio.

Con ello se formaron nuevas olas gigantescas, que, al no existir por entonces un puente de tierra cerrado entre Norteamérica y Sudamérica, pudieron extenderse no solo por el Atlántico, sino también por el Pacífico.

La peor devastación se produjo en la costa del golfo de México y en mar abierto medían los tsunamis de esta serie 14 metros de alto, pero el frenado en la dirección hacia la tierra firme, al ascender el fondo, hizo que el agua se fuese levantando más por lo que en la costa las olas alcanzaron alturas mayores.

El modelo usado no reproduce la topografía del continente de entonces y por eso, no les es posible a estos científicos calcular cuántos metros pudieron tener aquellos tsunamis.

La energía del impacto y de sus tsunamis puso también en movimiento el agua de las profundidades y en muchos sitios habría llegado a tener esta una velocidad de 20 centímetros por segundo, suficiente para remover los sedimentos por lo que deberían quedar huella en los testigos extraídos de los sedimentos y de la roca de las profundidades marinas, porque en ese corte temporal el material no se habría depositado ordenadamente, sino de forma caótica.

Los primeros análisis parecen confirmarlo para el Pacífico Sur y el Atlántico Norte, aunque que el impacto de Chicxulub realmente desencadenase unas montañas de agua tan imponentes, deberán confirmarlo trabajos posteriores ya que hasta ahora no hay todavía ninguna prueba sólida en los datos geológicos, como sería un depósito de naturaleza marina bien tierra adentro o algo similar.

Pero Arbic ya está seguro de que “el tsunami de Chicxulub tuvo que ser uno de los mayores de todos los tiempos”.                                  Nomyc-14-1-19

 

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