El domingo, un combate contra las emociones negativas

“Un bajón” por no poder conectarse con el placer y con el ocio o debido a la tristeza de que termina el tiempo libre muchas personas no disfrutan el último día del fin de semana

Buenos Aires-(Nomyc)-Se la conoce como “depresión dominical”, pero no implica un padecimiento mental, sino un cambio de humor que responde a circunstancias individuales y el hecho concreto es que el último día del fin de semana se vive, en muchos casos, con desazón y esto se da en cualquier tipo de personalidad.

Después del mediodía del domingo se comienza a percibir un descenso en la energía y estado de ánimo de muchas personas. Más en invierno, cuando la quietud y la reserva en el hogar se palpan con intensidad debido al frío. Esta situación inclusive se verifica en el comportamiento de los usuarios de Internet, que exhiben una demanda sostenida de conexión, a diferencia de las variaciones del resto de la semana.

“Lo que habitualmente se plantea es un malestar al que no se podría llamar ‘depresión’, sino cierta tristeza o decaimiento con sólo pensar en el domingo por la tarde; en su manifestación se diferencia del fenómeno de la depresión o la melancolía”, aclara Silvia Tulián, miembro de la Asociación Psicoanalítica de Córdoba.

El disgusto suena en situaciones sociales y también en el consultorio.                                                                                                               “Por ejemplo –ejemplifica Tulián– se suele escuchar esa referencia como queja en alumnos universitarios del interior y sobre todo en los primeros años, que ese día retornan a la ciudad en la que estudian, pero en cualquier población hay quien la vivencia con mayor o menor intensidad”.

“En pacientes que han consultado por cuadros depresivos o distímicos, suele salir la referencia a una particular intensificación de la tristeza alrededor de los días domingos”, indica Gerardo García Bonetto, psiquiatra y psicólogo, integrante del Hospital Neuropsiquiátrico Provincial y vicepresidente de la Asociación Argentina de Trastornos del Humor (Asathu).

Causas                                                                                                                                                                                                                    Tan disímiles son las sensaciones que tienen los seres humanos que, así como para una multitud el momento de ir a la cancha o sentarse a ver un partido de fútbol es una de las experiencias más esperadas en el fin de semana, otros relacionan la “depre del domingo” con el murmullo del relato de los partidos que emiten televisores y radios.

Para otras personas, todo el fin de semana es un problema, pues no encuentran su horma fuera del trabajo y la rutina, de tal modo que llega el lunes y recién se sienten a gusto, por más presiones y exigencias que tengan que enfrentar.

“El empuje a la felicidad obligatoria, las promesas del consumo y los parámetros de rendimiento que comandan nuestros tiempos, dificultan que se pueda disfrutar del ocio creativo y la soledad” explica Pilar Ordóñez, psicoanalista miembro de la Escuela de Orientación Lacaniana (EOL) y de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP).

“Sin embargo, hay una responsabilidad subjetiva y convengamos que la queja es una palabra vacía que puede repetirse sin fin. No conviene reducir la causa de la tristeza a un problema psicopatológico o sociológico”, agrega la especialista.

“Estos afectos que pueden aparecer los domingos, se pueden situar como destellos de las llamadas pasiones tristes” sostiene Ordoñez.

“El aburrimiento, el tedio, el hastío y hasta algunas formas de la fatiga son expresiones de la tristeza. La tristeza está acompañada de una cierta inmovilidad, un estancamiento libidinal, que suele vivirse como un aplanamiento en el cuerpo. Cuando el ‘bajón’ está comandado por el aburrimiento, la persona cae bajo el peso de lo monótono, sin poder acceder al alivio que produce la sorpresa, la eventualidad no esperada, lo que está fuera de programa” finaliza Ordoñez.

Francisco Rettaroli, psicólogo de la Clínica Privada Saint Michel y de centros de atención dependientes del Ministerio de Salud de la Provincia de Córdoba, señala que “hay pacientes con una característica menos comprometida desde lo psicopatológico, que refieren una forma de desazón, tristeza o nostalgia por el hecho de tener que finalizar actividades recreativas o de esparcimiento de fin de semana y tener que encarar los preparativos para el comienzo de la jornada de trabajo, estudio u otros compromisos”.

“Se asocian reminiscencias infantiles del límite a los juegos y preparación escolar que le imprimen un sentir nostálgico particular a este momento del domingo” agrega.

En general, los profesionales coinciden en que la tristeza se da más en las mujeres, aunque varones, niñas y niños también suelen pasar por ese malestar.

“En el caso de los niños, también se relaciona con afrontamiento de exigencias escolares y cabe mencionar que, precisamente, cuanto mejor se sienta con las actividades que realiza durante la semana, menor será su pena”, aclara, por su parte, Tulián.

Los desánimos más complicados se dan en las personas que se envuelven en la vorágine de responsabilidades y exigencias durante la semana, se postergan a sí mismas y no se conectan con sus propios deseos. Entonces, el fin de semana aparece como un vacío que deja espacio “para el pensamiento sobre uno mismo y esto en las personas que no hayan tenido la posibilidad de elaborar problemáticas individuales y vinculares tanto pasadas como presentes, genera angustia”, finaliza Rettaroli.

Si la situación no es pasajera y se complica con crisis de angustia o de pánico, se recomienda consultar con profesionales de salud mental.         Nomyc-13-6-16

 

 

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