El corazón y la cuarentena: poco a poco la gente retoma las consultas por urgencias

Se observa una lenta recuperación en la cantidad de pacientes asistidos por cuadros de enfermedades cardiovasculares que si no son tratados presentan una elevada tasa de mortalidad o invalidez aunque cifras actualizadas de la iniciativa ‘Stent-Save a Life’1 indican que la mortalidad intrahospitalaria por infarto se duplicó durante la cuarentena respecto del mismo período del año anterior

Buenos Aires–(Nomyc)-Luego de la abrupta caída de las consultas hospitalarias por enfermedades cardiovasculares ocurridas durante el mes de abril, los especialistas observan una lenta recuperación de la cantidad de pacientes asistidos con Síndromes Coronarios Agudos, aunque todavía, según reportes del Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas (CACI), está en un 40 por ciento de la actividad habitual , aunque no obstante, debido al Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO), las estadísticas muestran una duplicación de la mortalidad por Infarto Agudo de Miocardio (IAM), ante la falta de consultas de la gente, que con síntomas coronarios muy avanzados no llegaba a la guardia o la hacía tarde por miedo al contagio por Covid-19.

Según cifras actualizadas de la iniciativa “Stent-Save a Life”1, un relevamiento mundial del que participa la Argentina, se duplicó la mortalidad intrahospitalaria por infarto entre el 20 de marzo y el 31 de mayo con respecto al mismo período de 2019.

Los decesos en ese período del año pasado alcanzaron al 5,4 por ciento del total de las personas con infarto que ingresan en alguno de los centros hospitalarios que participan del relevamiento, mientras que la cifra durante la cuarentena alcanzó al 10,9 por ciento de los pacientes y este porcentaje, equivaldría estimativamente a 531 muertes que se podrían haber evitado en ese período, mientras que esta misma relación anualizada alcanzaría a los 4.734 fallecimientos.

El tema genera especial preocupación sobre todo en el tratamiento de la enfermedad cardiovascular, un grupo de afecciones como el infarto, el ACV y la insuficiencia cardíaca, entre otras, que en conjunto son las responsables de casi 100 mil muertes cada año en nuestro país.

“Vemos con moderado optimismo esta lenta recuperación de las consultas y las visitas a las guardias, pero las cifras de mortalidad por infarto son el reflejo de una situación que imaginábamos ante los retrasos en los requerimientos de asistencia médica, motivados por el miedo al contagio”, reflexionó Diego Grinfeld, cardioangiólogo intervencionista, presidente del CACI.

Otra conclusión del mismo Stent-Save a Life1 muestra que la atención de Infartos Agudos de Miocardio IAM), con elevación del segmento ST- IAMST, entre el 1 y el 31 de mayo de este año en las zonas con circulación comunitaria del virus fue un 34 por ciento inferior a la registrada en el mismo período de 2019, mientras que en las zonas del interior del país que no tenían circulación del virus la reducción fue de solo un 8 por ciento, lo que muestra a las claras el comportamiento de la gente con relación a su temor al contagio.

Sobre la recepción de un tipo de infarto todavía más grave, porque se suma a cuadros de insuficiencia cardiaca, denominado (IAMCEST Killip y Kimbald D), que representa un desafío en el abordaje de la urgencia, siempre referido a los centros hospitalarios argentinos que participan de este relevamiento mundial, de un 4,22  por ciento registrado del 20 de marzo al 31 de mayo de 2019, pasó a un 9,73 por ciento en igual período en 2020, durante la cuarentena.

En lo que tiene que ver con la demora en acudir a la consulta, Alejandro Cherro, cardioangiólogo intervencionista, ex presidente del CACI, expresó que “de manera habitual, oscila en 3 horas, que ya es elevado, el tiempo promedio reportado entre la aparición de los primeros síntomas de un infarto hasta el ingreso a la sala de hemodinamia para la realización de una angioplastia, que es el procedimiento de reperfusión por excelencia para desobstruir la arteria tapada que está produciendo el evento cardiovascular”.

“Sin embargo, durante la cuarentena, si bien todavía no contamos con estadísticas oficiales, estimamos que esos tiempos se incrementaron un 50 por ciento, lo que significa entre 4 ó 5 hs desde el inicio de los síntomas hasta la realización de la desobstrucción de la arteria” aclara el especialista.

“Ante la presentación de un infarto, en cardiología decimos que ‘el tiempo es músculo’ y cuanto más se demore en la desobstrucción, peor es el pronóstico de cuadro y esta demora de 1 ó 2 horas más en promedio, no solo en muchos casos puede significar la diferencia entre la vida y la muerte, sino que trae aparejadas también peores condiciones de salud del paciente a futuro, con una mayor probabilidad de desarrollar insuficiencia cardíaca u otro infarto, y un consecuente deterioro en su calidad de vida”, completó José A. Álvarezcardioangiólogo intervencionista también miembro del CACI.

Los especialistas transmitieron tranquilidad sobre las condiciones de seguridad existentes en los centros asistenciales de todo el país al señalar que “los hospitales son sitios muy seguros donde se siguen protocolos específicos y muy estrictos, protegiendo tanto al paciente como al personal de salud y son muy pocos lugares de los visitados habitualmente por la gente en plena pandemia cuentan con sistemas de protección como el que se encuentra en los centros asistenciales de salud”, remarcaron.

“Exhortamos a las personas que tengan síntomas cardiovasculares a que no duden en solicitar ayuda y que no esperen a que estos reviertan solos, porque son los pacientes que luego llegan tarde con cuadros muchos más avanzados, con mayor mortalidad y peor pronóstico”, concluyó Grinfeld.

Un ejemplo: Mónica tiene 52 años, vive en Bernal Oeste, trabaja por horas en casas de familia y en pleno cumplimiento de la cuarentena, estaba tomando mate y empezó repentinamente a sentir una quemazón en la garganta y ganas de vomitar.

Después, le faltaba el aire y experimentó un dolor muy fuerte en el pecho, ante lo que le pidió a su marido que la lleve urgente a la Unidad de Pronta Atención (UPA).

Con las precauciones propias de la cuarentena, es decir barbijo, alcohol en gel, distanciamiento su marido la llevó a la UPA, donde luego de tomarle la temperatura y darle una medicación, la derivaron al hospital “El Cruce” de Florencio Varela, que está provisto de salas de hemodinamia para la realización de angioplastias coronarias.

Luego de ser sometida a una intervención por cateterismo, mínimamente invasiva, para desobstruirle la arteria tapada con la colocación de un stent liberador de fármacos, Mónica regreso a su casa a las 48 hs.

“En el momento, ni pensé en el Covid-19, sentí que me moría y que tenía que acercarme a la guardia y a alguien que pase por una situación similar, le diría que no espere, que se acerque al médico porque es el corazón, es nuestra vida lo que está en juego” explicó Mónica.

“Ahora, a más de una semana del episodio, estoy muy bien, con alguna molestia normal, que ya se me va a ir. Tanto mi familia como yo estamos muy contentos con la pronta atención que recibimos y con el hecho de que ya esté bien y en mi casa”, concluyó Mónica.

Acerca de CACI: el Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas es la única sociedad argentina en esta especialidad, creado en 1985 con la finalidad de nuclear a todos los especialistas en diagnóstico y tratamiento de las enfermedades cardiovasculares por cateterismo y hoy cuenta con más de 600 miembros asociados.

Participa, en forma permanente, de los congresos internacionales más importantes de la especialidad en América Latina, Estados Unidos, Europa y Asia y coordina el Programa Educativo Integral (P.E.I.), junto con los consejos de hemodinamia y cardiología intervencionista de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) y de la Federación Argentina de Cardiología (FAC).

Para mayor información consultar en www.caci.org.ar / www.revistacaci.org.ar

Nomyc-18-6-20

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