Día Mundial del Párkinson

 

Es una enfermedad neurodegenerativa crónica e invalidante, desconocida para las personas que no tienen o han tenido un contacto directo con la enfermedad y muy estigmatizada y que en Argetina tienen cerca de 80 mil personas

Buenos Aires-(Nomyc)-La Enfermedad de Parkinson (EP) es un trastorno degenerativo del Sistema Nervioso Central (SNA) que fue descrito, por primera vez, por James Parkinson en 1817 como “parálisis agitante” y aunque no hay cifras oficiales en Argentina, si se extrapolan las estadísticas norteamericanas, se calcula que hay cerca de 80 mil personas afectas y su costo, en tratamientos, se calcula en unos US$ 6.000 millones por año en Estados Unidos de Norteamérica y el riesgo de contraer la enfermedad aumenta con la edad, por lo que se espera que el impacto económico y en la Salud Pública aumente a medida que la población envejezca.

Esta enfermedad, es de origen neurodegenerativo en el sistema nervioso central, provocada por un déficit de un neurotransmisor, la dopamina, vital para coordinar los movimientos y el equilibrio del cuerpo humano.

Este déficit impide la transmisión fluida de los mensajes al sistema nervioso central. La afectación de esta estructura ocasiona la aparición de los síntomas más típicos de la enfermedad.

Es un trastorno propio, por lo general, de personas de edad avanzada, aunque existen formas de inicio juvenil, caracterizado por la bradicinesia o lentitud de los movimientos voluntarios, acinesia o ausencia de movimiento, rigidez muscular y temblor.

El médico británico James Parkinson describió y documentó la enfermedad por primera vez en 1817  como Essay on the Shaking Palsy. Los cambios bioquímicos asocic.f.ados fueron descritos en los años 60.

En la enfermedad de Parkinson la destrucción progresiva de una región específica del cerebro, llamada la sustancia negra, desemboca en la aparición de síntomas. En el cerebro existe un grupo de células nerviosas encargadas de producir la dopamina.

Esta estructura de neuronas o sustancia negra, por tener un color oscuro en los cadáveres, que se sitúa en los ganglios basales, en la zona de unión entre el cerebro y la médula espinal.

Las neuronas de la sustancia negra de los sujetos con enfermedad de Parkinson mueren antes de tiempo sin ser sustituidas por otras nuevas. Cuando desaparece el 50 ó 60 por ciento de estas células de esta zona comienzan a hacerse evidentes los primeros síntomas.

Origen                                                                                                                                                                                                               Aunque se desconoce su causa, han surgido múltiples hipótesis sobre cómo surgió y entre las mejor fundamentadas se encuentran las que implican un factor tóxico, hasta ahora desconocido, y factores genéticos.

Con independencia de cual sea la causa última, se conocen diversos procesos probablemente implicados en la producción del daño neuronal,  entre los que está la formación de radicales libres.

Estos son compuestos inestables debido a que carecen de un electrón y en un intento por reemplazar el electrón que falta, los radicales libres reaccionan con las moléculas circundantes, sobre todo metales tales como el hierro, en un proceso que se llama la oxidación.

Se considera que este proceso ocasiona daños a los tejidos que unen las neuronas y de manera normal, los antioxidantes, que son productos químicos que protegen a las células de este daño, mantienen bajo control el daño producido por los radicales libres.

Las pruebas de que los mecanismos oxidativos pueden ocasionar o contribuir a la enfermedad de Parkinson incluyen el hallazgo de que los pacientes con la enfermedad tienen niveles elevados de hierro en el cerebro, en especial en la sustancia negra, y niveles decrecientes de ferritina, que sirve como mecanismo protector rodeando o formando un círculo alrededor del hierro y aislándolo.

Otros científicos han sugerido que la enfermedad de Parkinson puede ocurrir cuando una toxina externa o interna destruye selectivamente las neuronas dopaminérgicas.

Un factor de riesgo ambiental tal como la exposición a pesticidas, o una toxina en el suministro de alimentos, es un ejemplo de la clase de desencadenante externo que pudiera, hipotéticamente, ocasionar la enfermedad de Parkinson.

La teoría tiene entre sus apoyos el hecho de que algunas toxinas, tales como 1-metil-4-fenil- 1,2,3,6, -tetrahidropiridina (MPTP) inducen síntomas similares a los de la enfermedad de Parkinson así como lesiones en las neuronas de la sustancia negra en los seres humanos y en animales.

Sin embargo, hasta la fecha, ninguna investigación ha proporcionado prueba definitiva de que una toxina sea la causa de la enfermedad.

Una teoría relativamente nueva explora el papel de los factores genéticos en el desarrollo de la enfermedad de Parkinson.

De un 15 a un 25 por ciento de los pacientes de Parkinson tienen un familiar cercano que ha experimentado síntomas de Parkinson. Después de que los estudios en animales demostraran que MPTP interfiere con el funcionamiento de las mitocondrias dentro de las células nerviosas, los investigadores se interesaron en la posibilidad de que el deterioro en el ADN de las mitocondrias puede ser la causa de la enfermedad de Parkinson.

Las mitocondrias son orgánulos esenciales que se encuentran en todas las células animales que convierten la energía de los alimentos en combustible para las células.

Por último, otra teoría propone que la enfermedad de Parkinson ocurre cuando, por causas desconocidas, el desgaste de las neuronas productoras de dopamina normal, relacionado con la edad, se acelera en ciertas personas. Esta teoría se sustenta en el conocimiento de que la pérdida de mecanismos protectores antioxidantes está asociada con la enfermedad de Parkinson y el envejecimiento.

Muchos investigadores creen que una combinación de estos cuatro mecanismos – daño oxidativo, toxinas ambientales, predisposición genética y envejecimiento acelerado – finalmente se identificarán como causas de esta enfermedad.

La fatiga                                                                                                                                                                                                                       Para las personas que sufren la enfermedad de Parkinson, la fatiga puede parecer tanto un estado de la mente como del cuerpo. No sabemos todo acerca de este síntoma tan común, pero sabemos que la fatiga puede responder tanto a causas físicas como mentales.

Algunas veces, las personas que sufren cualquier tipo de enfermedad sienten fatiga, cosa que ocurre cuando un músculo o un grupo de músculos fue demasiado exigido durante una actividad o ejercicio.

A menudo el estrés de la vida diaria, cuando se hace demasiado en muy poco tiempo, causa fatiga. En la enfermedad de Parkinson el sentimiento de fatiga es difícil de describir y aún más difícil de medir.

Muchos síntomas de la EP pueden causar una sensación de cansancio y puede ser que sea difícil terminar una actividad. La fatiga puede significar movimientos lentos, rigidez muscular, depresión o también cambios en la posibilidad de moverse o de dormir. Se puede experimentar a través de todo el día o sólo cuándo se está terminando el efecto de los medicamentos.

La fatiga provocada por la akinesia                                                                                                                                                                          La akinesia, o dificultad para iniciar un movimiento, a menudo se parece a la fatiga. Una persona con este síntoma debe moverse lentamente y le resultará difícil terminar una tarea en un tiempo determinado. Tareas diarias, como vestirse, pueden tomar mucho tiempo. Las personas con enfermedad de Parkinson pueden, durante el día, llevar el control de los tiempos en los momentos en que su akinesia mejora y las medicaciones están haciendo efecto. Las tareas diarias que requieren consumo de energía pueden ser efectuadas en esos momentos, cuando moverse es más fácil.

La fatiga muscular                                                                                                                                                                                               Los síntomas de la EP, como la rigidez muscular, calambres, temblor o sacudidas y dificultad al iniciar un movimiento producen estrés en los músculos de las personas afectadas. Para moverse con estos síntomas, los músculos tienen que trabajar mucho y a menudo unos contra otros. Con el temblor, las sacudidas constantes pueden fatigar los músculos rápidamente. Los medicamentos antiparkinsonianos pueden ser utilizados para tratar estos síntomas pero deben ser cuidadosamente controlados para evitar un efecto colateral muy común llamado diskinesia (movimientos involuntarios agitados), porque este efecto colateral también causa fatiga.

Los músculos que no se mueven lo suficiente dejan de estar en buenas condiciones y su tamaño se reduce o atrofia. La pérdida de la fuerza muscular disminuye el vigor y la resistencia y para muchas personas, esta disminución se parece a la fatiga. El único tratamiento es un programa de ejercicios regular. Las personas que incluyeron el ejercicio como parte de su rutina diaria tienen menos fatiga.

Fluctuaciones en la movilidad                                                                                                                                                                            Mucha gente con la EP tiene fluctuaciones en la movilidad a lo largo del día. Generalmente estas fluctuaciones coinciden con los horarios de las dosis, con un aumento de los síntomas al final de una dosis. También es común sentir el mayor alivio de los síntomas por la mañana, cuando las personas están bien descansadas. A menudo, la gente trata de dejar todo hecho a la mañana, cuando se siente bien, pero la sobre actividad puede conducir a la fatiga.

La fatiga originada por la depresión                                                                                                                                                                              La depresión es común en la EP, afectando aproximadamente al 40 por ciento de los pacientes. La fatiga es un síntoma típico de la depresión y es a menudo descripta como una falta de motivación o una pérdida de energía. Se usan antidepresivos para tratar este problema. Cuando el tratamiento es exitoso, la gente empieza a sentirse menos cansada y más dispuesta a participar a pleno en las actividades diarias.

La fatiga originada por transtornos del sueño                                                                                                                                                             La EP está a menudo asociada con trastornos del sueño. Las causas varían, pero pueden deberse a cambios en los ciclos del sueño, a la imposibilidad de sentirse cómodos, o a los efectos colaterales de las medicaciones. La interrupción del sueño contribuye a la somnolencia diurna y a menudo los pacientes tienen muchos deseos de dormir siestas durante el día. Una siesta corta después del almuerzo es saludable y vigorizante, pero si se hacen siestas frecuentes a lo largo del día, lo único que se logrará es que el dormir de noche sea más difícil. Los problemas del sueño deben ser evaluados, ya que es sabido que una persona que no descansa bien tendrá un rendimiento deficiente durante el día. También es importante destacar que algunos medicamentos que se usan para tratar los trastornos del sueño pueden causar fatiga durante el día.

Manejo de la fatiga                                                                                                                                                                                                Está claro que la fatiga es un problema para muchas personas que sufren la EP. Para poder obtener ayuda, primero es necesario una historia clínica completa y un examen físico para descartar otras causas que no tengan que ver con el Parkinson. A veces se encuentran problemas no asociados al Parkinson, como por ejemplo anemia.

Al relatar su historia, los pacientes deberán especificar cuándo se sienten fatigados, cuánto dura la fatiga, cómo fluctúa la fatiga de acuerdo con los síntomas y la medicación, y cuán mal se sienten cuándo esto ocurre. Las repuestas ayudarán a identificar el problema y si es necesario, las medicaciones para el Parkinson pueden ser ajustadas.

A continuación se mencionan algunos pasos que la gente que sufre la EP puede seguir para evitar la fatiga:

  • Es necesario alimentarse adecuadamente para sentirse fuerte.
  • Participe en un programa de ejercicios tanto aeróbicos como de estiramiento.
  • Practique buenos hábitos de sueño; establezca un horario fijo para acostarse; evite las siestas frecuentes o la estimulación a la hora de ir a dormir y disminuya la ingesta de alcohol y cafeína.
  • Manténgase mentalmente activo. El aburrimiento conduce a menudo a la fatiga.
  • Coma mucha fibra y beba mucha cantidad de líquidos para evitar la constipación.
  • Ejecute las tareas diarias más difíciles cuando se pueda mover con más facilidad y las medicaciones estén actuando adecuadamente.
  • Conozca sus limitaciones y pida ayuda cuando sea necesario. Esforzarse para realizar demasiadas actividades en un solo período de tiempo a menudo causa fatiga.

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