Destacan que muchos pacientes no acceden a un buen tratamiento de su dolor

Afecta su calidad de vida su rendimiento limita la realización de actividades cotidianas y genera un perjuicio económico para quien lo sufre y para el sistema de salud

Buenos Aires-(Nomyc)- La palabra “paciente” tiene su origen en el vocablo latino “patior”, que significa “el que soporta sufrimiento o dolor” y sin lugar a dudas el dolor es uno de los motivos que se presenta con mayor frecuencia en la consulta médica, aunque más allá de esto, no siempre se le da la importancia que merece, y muchas personas terminan conviviendo con su sufrimiento como un aspecto natural e inevitable de la afección que padecen.

En contrapartida, los especialistas afirman que “ningún paciente debería convivir con su dolor” ya que se dispone de una variada gama de medicaciones diseñadas específicamente para diferentes tipos de dolencias con muy buenos niveles de seguridad y eficacia.

La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP por sus siglas en inglés) define “dolor” como una experiencia sensorial y emocional desagradable, asociada o no a daño real o potencial de un tejido o descripto en términos de dicho daño.

“Estableciendo que el tratamiento del dolor es un derecho de la humanidad”, explica Gustavo Blanco, Jefe de la Unidad de Diagnóstico y Tratamiento del Dolor del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro.

De acuerdo a su duración, el dolor se clasifica en crónico o agudo. Este último se origina por una agresión o daño externo o interno y su intensidad se relaciona con la del estímulo que lo desencadena, mientras que el dolor crónico es el que se extiende en el tiempo, abarca componentes tanto físicos como psicológicos, como ansiedad, movilidad reducida, alteraciones del sueño y del apetito y hasta depresión.

Ambos, pero sobre todo el dolor crónico, y la discapacidad asociada al sufrimiento, tienen un efecto potencial sobre la calidad de vida de la gente y afectan su rendimiento, generan ausentismo laboral, reducción de la vida social, limitación en la realización de las tareas cotidianas y hasta un perjuicio económico, tanto para el paciente como para el sistema de salud en su conjunto.

Sin embargo, muchas veces por desconocimiento de los equipos de salud o debido a trabas de tipo burocrático, el acceso de los pacientes a ciertas medicaciones, como por ejemplo los opioides, es deficiente y limitado. Para poder prescribirlos, los profesionales de la salud deben tramitar un recetario especial, que a su vez es diferente en cada provincia de nuestro territorio.

“El tratamiento del dolor es una cuestión de salud pública: el Estado debería implementar programas educativos acerca del manejo del dolor, así como elaborar regulaciones que faciliten la provisión de drogas y tratamientos a los distintos centros de salud”, explicó Blanco.

Con referencia al dolor por cáncer y en cuidados paliativos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que los analgésicos opioides (AO) son la piedra angular para el control del dolor moderado o severo en estos pacientes y deberían estar disponibles y accesibles a todos los enfermos que los necesiten.

Sobre este tema Matías Najún, Jefe de Cuidados Paliativos del Hospital Universitario Austral, explica que “otra de las instancias en las que el dolor suele estar muy presente es en etapas avanzadas de distintas enfermedades, como el cáncer, y nuestra función como paliativistas es brindar un abordaje multidisciplinario, priorizando el alivio el dolor y la calidad de vida del paciente”.

Según el Instituto Nacional del Cáncer, que depende del Ministerio de Salud de la Nación, “un buen indicador de la accesibilidad a los medicamentos para el tratamiento del dolor está dado por el consumo anual de opioides por habitante”.

“Si bien Argentina presenta una cantidad superior a la de otros países de la región, 13,83 miligramos per cápita contra 9,11 de Uruguay o 4,04 de Perú, dista mucho de los valores alcanzados por países como Canadá con 722,76 mg o España con 290,04 mg” agregan desde el INC.

“Muchas veces nos encontramos con personas que no tienen un adecuado tratamiento para su dolor, y es llamativo cómo luego de optimizar su analgesia, escuchar sus historias de vida y de conocer en detalle su enfermedad, se puede, realmente aliviar su sufrimiento, e incluso en los casos de pacientes polimedicados, reducir las dosis o cantidad de medicamentos que estaban recibiendo”, subrayó Najún, que también integra el Área de Cuidados Paliativos de FUNDALEU.

Tipos de dolor

Entre otros, existen varios tipos de dolor, como por ejemplo dolor oncológico, neuropático, y postoperatorio.

Mientras que según su intensidad se dividen en:

  • Dolor leve a moderado, generalmente tratados con analgésicos antiinflamatorios -AINES- más algún medicamento coadyuvante, para el tratamiento de los efectos secundarios a la medicación o de los síntomas asociados al dolor o para potenciar el alivio del dolor.
  • Dolor moderado a severo desde el inicio, con indicación de opioides débiles y eventualmente coadyuvantes.
  • Dolor severo desde el inicio, que se trata con opioides potentes más coadyuvantes.

Nomyc-26-10-16

 

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