Descubrimientos sobre el Reloj Biológico
Científicos argentinos descubrieron como una molécula puede alterar este mecanismo
Buenos Aires-(Nomyc)-Quienes trabajan en horario rotativos o de noche, suelen tener dificultades para alcanzar un sueño que les haga descansar de manera correcta, les provoca cansancio durante el día o falta de concentración, entre otras dificultades.
Una investigación de científicos del Instituto Leloire y del CONICET permitió descubrir que una molécula “retrasa” en reloj biológico y podría explicar algunos de los problemas que purchase Topamax se generan con el sueño.
El reloj biológico está compuesto por un grupo de células que coordinan las necesidades fisiológicas de acuerdo con el momento del día y “los relojes del cerebro le dan la hora al cuerpo para que se prepare para el sueño en la noche o para que se despierte en la mañana”, señala Fernanda Ceriani, investigadora del CONICET y jefa del Laboratorio de Genética del Comportamiento de la Fundación Instituto Leloir.
“También ayuda a regular sus hormonas, el sistema inmune, la digestión o marca los ritmos de ovulación cada 28 días”, añade la ganadora del Premio Nacional L’Oréal-Unesco “Por la Mujer en la Ciencia” en 2011.
Según Esteban Beckwith, formado en el laboratorio de Ceriani y que trabaja en el laboratorio de Marcelo Yanovsky, en el Instituto Leloir, el reloj biológico “no es un cronómetro `aislado´, sino una increíble maquinaria que tiene la capacidad de `resetearse´ para ajustarse a los cambios del día, de las estaciones del año o de las franjas horarias”.
“Para que se produzca esa plasticidad, las neuronas que regulan buy cheap Cialis los ritmos circadianos deben interpretar los cambios ambientales que llegan al cuerpo, principalmente, a través de la luz que llega a los ojos y otras claves que llegan al resto de nuestros sentidos”, precisa Beckwith.
Este trabajo, publicado en la revista científica internacional PLoS Biology, describe por primera vez una vía de cheap cialis super active comunicación “externa” que modifica el funcionamiento del marcapasos central e identifica los componentes moleculares de ese nuevo mecanismo del reloj biológico.
Aunque todavía no se sabe mucho sobre las vías de comunicación entre las diferentes piezas de ese mecanismo interno, Ceriani y Beckwith descubrieron una cascada de genes, conocidos como la vía de BMP, que al ser activados en exceso pueden enlentecer el reloj biológico pasando de 24 hasta 26 e incluso 27 horas. “En otras palabras, retrasan el reloj”, explica Ceriani.
Para llegar a ese resultado, los autores del estudio realizaron experimentos con la mosca Drosophila, cuyo reloj biológico está compuesto por 150 de un total de 150.000 neuronas que conforman su cerebro.
Ceriani y sus colegas suponen que el conjunto de genes descubiertos le dicen al reloj maestro, u oscilador central, que ajuste las “agujas que dan la hora” en función de los cambios del ambiente.
“Las moscas Drosophila mantienen muchos de los comportamientos y funciones de otros organismos más complejos, incluyendo los humanos”, afirma el Diego Golombek, investigador en cronobiología de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ).
Según el investigador de la UNQ, “este tipo de estudios avanza en la línea de diseñar, en el futuro, estrategias para tratar trastornos cronobiológicos que tienen que ver con el sueño, el envejecimiento y patologías que comprometen la organización temporal”.
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