Descubren una proteína protectora contra el hígado graso

 

El hígado graso es un condición patológica del órgano producida por la excesiva acumulación de grasas en las células hepáticas y  ahora investigadores españoles describieron una proteína que protege contra esta condición que aumenta sus casos en el mundo

Buenos Aires-(Nomyc)-Un equipo liderado por científicos del Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona) y el Instituto de Investigaciones Biomédicas August Pi i Sunyer (IDIBAPS), del Hospital Clínic de Barcelona, reveló la función preventiva de la proteína CPEB4 contra el Hígado Graso(HG).

Esta condición patológica del hígado suele derivar hacia inflamación crónica, es decir la esteatohepatitis no alcohólica, que puede desencadenar en fibrosis, cirrosis y, en última instancia, cáncer de hígado y  este estudio genera la posibilidad de establecer  estrategias terapéuticas para prevenir y combatir el hígado graso.

El HG no alcohólico se caracteriza por la acumulación de grasa en los hepatocitos y hay múltiples condicionantes para desarrollarlo y no están bien descritos todavía, pero la obesidad y el estilo de vida, al igual que el envejecimiento, están asociados a un aumento de la incidencia.

Además, hay estudios genómicos a gran escala que asocian variaciones genéticas en el gen CPEB4, con defectos en el metabolismo de grasas.

Los científicos del IRB Barcelona eliminaron la proteína CPEB4 del hígado de ratones para estudiar su función y observaron que, a medida que envejecían, los ratones desarrollaban hígado graso.

Además, ratones jóvenes alimentados con una dieta rica en grasa, y carentes de CPEB4, también desarrollaban esta condición, aunque de manera más acentuada.

Carlos Maíllo, primer autor del artículo y estudiante de doctorado del IRB Barcelona con una beca de La Caixa, consiguió describir la función molecular de CPEB4 y señala que “esta proteína es esencial para dirigir la respuesta a estrés del hígado”.

En concreto, el retículo endoplasmático, es decir  un orgánulo celular relacionado con la síntesis y plegamiento de proteínas y el metabolismo de lípidos en situaciones de estrés promovidas por ejemplo por una ingesta desmesurada de grasas, detiene sus funciones para restablecer el equilibro celular.

Esta respuesta de “limpieza” está organizada por CPEB4 y además varía según las horas del día, ya que en humanos es más intensa durante el día, cuando el hígado tiene mayor trabajo y menor durante la noche.

Sin CPEB4, el retículo endoplasmático es incapaz de activar la respuesta a estrés y los hepatocitos acumulan lípidos produciendo el HG.

Nuevas terapias                                                                                                                                                                                                         El investigador del ICREA del IRB Barcelona Raúl Méndez, quien realizó el trabajo junto a Maillo, explica que “conocer ahora la función de CPEB4 en el hígado puede ser útil como valor predictivo para aquellas personas que tengan variantes patológicas de esta proteína y prevenir el desarrollo, por ejemplo, vigilando la dieta y las horas de ingesta”.

“También puede ofrecer pistas para desarrollar terapias que mejoren las tareas de limpieza del hígado” agrega.

Los expertos consiguen revertir el hígado graso en ratones administrándoles un medicamento denominado “Tudca, que hoy se usa para otro tipo de desórdenes  Este medicamento ejerce la misma función que las proteínas que pone en marcha CPEB4 y que se encargan de la limpieza celular, las chaperonas.

“Quizás en un futuro podrían desarrollarse moléculas parecidas a Tudca, pero dirigidas específicamente a CPEB4, para aumentar la limpieza del hígado”, propone Méndez.

“Este trabajo no tiene una aplicación clínica directa inmediata pero sienta las bases de la ciencia aplicada que viene después”, indica Mercedes Fernández, colíder del estudio y jefa de grupo en el IDIBAPS y en el Centro de Investigación Biomédica en Red en el Área de Enfermedades Hepáticas (CIBEREHD).

Fernández advierte que “dada la epidemia de obesidad en Estados Unidos y en el mundo, se prevé un aumento de afectados de hígado graso no alcohólico en las próximas décadas y no disponemos todavía de tratamientos adecuados para esta condición”.

“El conocimiento básico sobre este problema médico es esencial para desarrollar estrategias terapéuticas en un futuro” agrega la especialista.

Hoy se estima que ya hay entre 80 y 100 millones de personas con hígado graso solo en Estados Unidos, porcentaje que tiene un mayor riesgo de desarrollar cirrosis y cáncer de hígado.

Por último, los especialistas resaltan que la incidencia del cáncer de hígado se ha más que triplicado desde 1980 y es la primera causa de muerte de pacientes con cirrosis.

Los resultados se publican esta semana en “Nature Cell Biology”.                                                                                                                   Nomyc-19-1-16

 

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