Descubren que los cigarrillos electrónicos emiten sustancias cancerígenas

 

El hallazgo fue realizado por científicos argentinos y estadounidenses que analizaron el vapor y encontraron al menos 10 sustancias potencialmente peligrosas. En Argentina su venta está prohibida desde el 2011 

Buenos Aires-(Nomyc)-Avisos publicitarios en la web promueven al cigarrillo electrónico como una alternativa para dejar de fumar cigarrillos de tabaco convencionales y según se lee “no tienen riesgos para la salud” aunque  un estudio de científicos de la Argentina, Estados Unidos, y Francia acaba de desmentir ese mito.

El estudio,  publicado en la revista “Environmental Science & Technology” podría contribuir a la comprensión de los componentes del cigarrillo electrónico, que se lanzó a la venta en China en 2004.

“El cigarrillo electrónico no es tan nocivo como el cigarrillo común, pero tampoco es inocuo porque tiene 10 sustancias potencialmente peligrosas para la salud humana”, comentó Hogo Destaillats, doctor en química por la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA e investigador del Laboratorio Nacional “Lawrence Berkeley”, de los Estados Unidos.

En ese contexto de debate sobre el cigarrillo electrónico y con la búsqueda de reducir las muertes por el tabaco convencional que suman más de 6 millones por año, el grupo liderado por el argentino aportó nuevas pruebas “el cigarrillo electrónico no es tan nocivo como el cigarrillo común, pero tampoco es inocuo porque tiene 10 sustancias potencialmente peligrosas para la salud humana” expresó el investigador.

Tres de las sustancias dentro del vapor del cigarrillo electrónico, el óxido de propileno, formaldehido y el glicidol, de manera muy probable sean cancerígenos, de acuerdo con la clasificación de la Agencia Internacional para el Cáncer, que depende de la OMS.

El equipo de investigadores estuvo integrado por Mohamad Sleiman, Jennifer Logue, Marion Russell, y Lara Gundel y también participaron Nahuel Montesinos y Marta Litter de  la Universidad Nacional de San Martín, en el marco del programa Raíces del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva.

Los dos últimos son investigadores de la Comisión Nacional de Energía Atómica.

El trabajo tuvo el financiamiento de la Universidad de California para juntar el vapor emitido por cigarrillos electrónicos, y luego hacer los análisis químicos.

Así, se identificaron 31 sustancias, de las cuales al menos 10 son potencialmente peligrosas.

“La mayoría de las sustancias críticas son producto de la descomposición térmica de los solventes líquidos al hacer las pitadas”, contó Destaillats.

El líder del equipo consideró que “aún faltan más estudios para determinar el impacto del cigarrillo electrónico en la salud de los usuarios y de las personas que están cerca y que podrían ser expuestas al vapor que emiten los consumidores pero, aunque con nuestro trabajo no impugnamos a los cigarrillos electrónicos, sí hemos identificado cuáles son las sustancias que contiene el vapor”.

“Puede ser útil para los usuarios que quieran exponerse a un riesgo menor seleccionando las condiciones que generan menos compuestos tóxicos, y también para la regulación en general. Está claro que no son inocuos” agrega Destaillats.

En 2008, la Organización Mundial de la Salud advirtió que no había ningún estudio que demostrara eficacia ni seguridad para aplicarlo como tratamiento para la cesación del consumo de tabaco por lo que los países adoptaron diferentes medidas.

En la Argentina, la venta del cigarrillo electrónico está prohibida desde el 9 de mayo de 2011, aunque se lo sigue vendiendo a través de Internet o se lo encuentra en algunos locales de Ciudad Autónoma de Buenos Aires y hasta en el conurbano bonaerense.

En Australia, Grecia, Brasil, Lituania, Panamá, Singapur, Uruguay y Venezuela su venta también está prohibida.

La venta está limitada en España, Francia, Malta, y Estados Unidos aunque no se vende a menores y donde hay 9 millones de usuarios de cigarrillos electrónicos, según la Asociación de Comercio de Alternativas Libres de Humo.

En otros países, como Inglaterra y Dinamarca, se lo considera como un tratamiento, como los parches de nicotina para dejar de fumar.         Nomyc-2-8-16

 

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