Descubren nuevas propiedades para un antibiótico que se utiliza hace mucho tiempo

Un equipo multidisciplinario logró demostrar que la doxiciclina protege a neuronas en cultivo de los daños característicos que ocurren en trastornos neurodegenerativos

Buenos Aires-(Nomyc)-La doxiciclina, un antibiótico que se utiliza hace más de medio siglo es capaz, a muy bajas dosis, de reducir la toxicidad de una proteína responsable de inducir y propagar la muerte de las neuronas en la enfermedad de Parkinson, según descubrió un equipo liderado por Rosana Chehín, investigadora independiente del CONICET en el Instituto Superior de Investigaciones Biológicas (INSIBIO, CONICET-UNT) y Rita Raisman-Vozari, del Instituto para el Cerebro y la Médula espinal (ICM), de París, Francia.

Un recorrido por las enfermedades neurodegenerativas                                                                                                                                           A principios del siglo XX, el científico español Santiago Ramón y Cajal recibía el Premio Nobel de Medicina y Fisiología por demostrar que el sistema nervioso no era una malla reticular, sino que estaba formado por células contiguas y conectadas entre sí: las neuronas. Este hito instaló un nuevo paradigma que permitió enormes avances en el estudio del sistema nervioso.

En la actualidad, un tópico de preocupación para los investigadores es poder controlar la muerte de neuronas que, en forma crónica, llega a hacer desaparecer regiones concretas del cerebro y causa patologías de gran incidencia poblacional como las enfermedades de Alzheimer y Parkinson.

Por este motivo, se busca identificar las bases moleculares de la muerte neuronal o neurodegeneración, y así poder desarrollar estrategias terapéuticas que frenen o reviertan este proceso.

Rosana Chehín explica que las enfermedades neurodegenerativas son patologías crónicas y progresivas donde una importante pérdida de neuronas en el Sistema Nervioso Central (SNC) produce una disminución de funciones motoras, cognitivas y autónomas en los individuos que las padecen.

“Si bien cada enfermedad neurogenerativa tiene características específicas, todas comparten un mecanismo patogénico común: la agregación de proteínas mal plegadas. En efecto, en un cerebro normal, las proteínas cumplen una función biológica gracias a su plegamiento específico” explica Chehín.

“En estados patológicos este plegamiento se altera y las proteínas comienzan a agregarse entre sí, se vuelven tóxicas y se produce no sólo la muerte de la neurona sino también su contagio o transmisión a las neuronas vecinas”, agrega la especialista.

Si se tiene en cuenta el factor común de la agregación de proteínas, cada una de las enfermedades neurodegenerativas se caracteriza por presentar una vulnerabilidad selectiva neuronal, lo que significa que en cada patología hay una proteína específica que, cuando comienza a agregarse, produce la muerte de áreas concretas del cerebro.

“Además, una vez comenzado el proceso de agregación este no se detiene y se transmite lentamente de neurona a neurona. En la enfermedad de Parkinson, en particular, la causa de la muerte neuronal es la agregación de una proteína denominada alfa-sinucleína” continúa el especialista.

“Desgraciadamente hasta ahora no existe en el mercado un medicamento capaz de detener o revertir este proceso y cuando la pérdida de neuronas es importante, la disfuncionalidad comienza a ser notoria y aumenta la dificultad de los pacientes para realizar actividades básicas de la vida cotidiana”, agrega Chehín.

Benjamín Socías, investigador asistente del CONICET en el INSIBIO, subraya que “el principal factor de riesgo en estas patologías es la edad, ya que el estrés oxidativo y otros estados bioquímicos, característicos del envejecimiento, desencadenan justamente la agregación de proteínas”.

“En efecto, el progresivo envejecimiento de la población supone un aumento en la prevalencia de este tipo de trastornos” continúa.

“Se estima que en la actualidad 40 millones de personas las padecen, pero las previsiones apuntan a que esta cifra podría duplicarse en los próximos 50 años y  este notable aumento de afectados conllevaría graves consecuencias, no sólo para los enfermos y sus familiares, sino también para la sustentabilidad de los sistemas de salud en todo el mundo” redondea.

Cesar Ávila, investigador asistente del CONICET en el mismo instituto tucumano, resalta que “según la Organización Mundial de la Salud, la Enfermedad de Parkinson es el segundo trastorno neurodegenerativo de mayor incidencia poblacional después de la Enfermedad de Alzheimer”.

“Si bien es frecuente clasificarla como un trastorno del movimiento, desencadena además alteraciones en la función cognitiva, en la expresión de las emociones y en la función autónoma, que con el tiempo conduce a una incapacidad progresiva” finaliza Ávila.

El descubrimiento fue publicado en la revista Scientific Reports, del grupo editorial “Nature”.                                                                     Nomyc-7-2-17

 

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