Descubren 66 campamentos romanos en Castilla y León y Cantabria sin excavar el suelo

Los recintos, datados en los primeros momentos del Imperio, han sido identificados gracias a tecnologías como el escáner láser con LiDAR o la fotografía aérea

Buenos Aires-(Nomyc)-Los vestigios de las operaciones del Ejército romano en el norte de la Península Ibérica siguen latentes dos mil años después ya que ahora un equipo de arqueólogos acaba de descubrir 66 nuevos campamentos militares en una zona que abarca el territorio de las actuales provincias de León, Palencia, Burgos y Cantabria y los hallazgos se registraron desde el ordenador durante la pandemia y utilizando métodos no invasivos, sin excavaciones in situ, como la fotografía aérea y por satélite o la tecnología LiDAR.

Los investigadores, que se publicaron hace unos días, su estudio en la revista Geosciences, ubicaron de manera cronológica estos recintos en los primeros compases del Imperio, entre finales del siglo I a.C. y principios del I d.C y según sus hipótesis, estas fortificaciones las habrían utilizado los legionarios y militares romanos durante las guerras cántabras (29-16 a.C.), en las operaciones de pacificación del territorio, como lugar de cobijo durante las obras de construcción de las calzadas o para la explotación de las zonas mineras.

“El hallazgo de estos yacimientos permite tener una visión más compleja y completa de cómo se movió el Ejército romano en esta zona comprendida entre el norte de la Meseta y las montañas cántabras y rellenar muchas lagunas”, explica a este periódico el arqueólogo Andrés Menéndez Blanco, uno de los firmantes de la investigación junto a Jesús García Sánchez (Instituto de Arqueología de Mérida), José M. Costa García (Universidad de Santiago de Compostela), João Fonte (Universidad de Exeter), David González Álvarez (Instituto de Ciencias del Patrimonio – CSIC) y Víctor Vicente García (USC).

Los recintos se están comprobando sobre el terreno con la ayuda de drones y su descubrimiento fue notificado a las autoridades competentes en patrimonio para su protección y aunque las excavaciones sobre el terreno en busca de pruebas materiales y los análisis radiocarbónicos deberán confirmar que todos son campamentos romanos, los arqueólogos se muestran convencidos en “la mayoría” de los casos.

“Este tipo de estructuras siguen unos estándares muy concretos y son muy reconocibles, como la planta rectangular con esquinas redondeadas que no tiene otra explicación posible, porque el ejército tenía unos modelos que repetía continuamente”, valora Menéndez Blanco.

Según explican en el estudio, titulado Following the Roman Army between the Southern Foothills of the Cantabrian Mountains and the Northern Plains of Castile and León (North of Spain): Archaeological Applications of Remote Sensing and Geospatial Tools, los 66 campamentos se clasificaron en cuatro categorías en función de su tamaño: pequeños (entre 1 y 3,5 hectáreas), medianos (4-8ha), grandes (10-15ha) y muy grandes (+15ha) y este último grupo se correspondería con grandes movimientos de tropas y los investigadores creen que podrían estar relacionados con las campañas de las legiones de Augusto contra los cántabros y astures.

Sin embargo, en el informe se explica que ninguno de estos recintos habría desempeñado un papel destacado en operaciones de vigilancia o asedio a la ciudades fortificadas —oppida— de los indígenas y la arqueología ha reescrito en las últimas décadas la historia de la ocupación romana en el noroeste peninsular y de las guerras cántabras, de manera especial, gracias a las investigaciones de Eduardo Peralta Labrador y su equipo, que también han documentado y excavado más de sesenta campamentos militares relacionados con episodios bélicos, hallando abundante material de esos enfrentamientos.

Recintos destacados: las nuevas estructuras documentadas gracias a las bases de datos del Instituto Geográfico Nacional o visores como Google Earth o Bing Maps, escriben los arqueólogos del colectivo Romanarmy, “constituyen un cambio de rol para el análisis de la presencia militar romana en el noroeste de Hispania y pueden ayudar a revaluar las narrativas históricas de la conquista de un área habitada en época prerromana por diferentes comunidades indígenas, como los turmogos, los vacceos, los cántabros y los astures”.

León, donde estaba la capital en la que se acantonaron las legiones VI Victrix y VII Gemina, es la provincia que más campamentos inéditos arrojó, con 41 estructuras repartidas por distintos valles. Destaca una concentración de los mismos entre los pueblos de Oteruelo de la Valdoncina, Trobajo del Camino y San Andrés de Rabanedo, donde otros investigadores de la Universidad Complutense y el CSIC hallaron recientemente el primer gran complejo militar en suelo español utilizado por los legionarios para entrenarse.

Este grupo se ubica en las inmediaciones de una antigua calzada que se dirigía hacia el oeste, hacia Astorga, donde se han descubierto dos campamentos de dimensiones monumentales.

“Mientras que muchos de los recintos más grandes deben ser relacionados con operaciones militares a gran escala, otros podrían estar conectados con actividades de supervisión o de menor densidad”, señalan los expertos y destacan que “otra importante concentración de 25 enclaves a lo largo de los valles del norte de Palencia y Burgos, además del sur de Cantabria”.  

“Nuestro objetivo ahora es seguir cubriendo zonas donde sabemos que hubo actividad militar, donde hay algún recinto suelto del resto para tener una visión de conjunto de la presencia romana”, agrega Menéndez Blanco.

“Eso en cuanto a la búsqueda de yacimientos, porque la finalidad del proyecto va más allá y es entender todos estos procesos de conquista y de cómo se implanta el Estado romano en estas zonas” concluye Menéndez Blanco.

Nomyc-24-12-20

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