“Nunca es demasiado tarde” para dejar el cigarrillo, afirma uno de sus autores afirma el autor de una nueva investigación

Buenos Aires-(Nomyc)-Que mata, que genera daños irreparables en el ambiente, que afecta la economía familiar, estos mensajes que describen y grafican los efectos nocivos del tabaco contra la salud, lograron sostener durante los últimos años una tendencia en baja de la población fumadora según lo demostró la 4° Encuesta Nacional de Factores de Riesgo (ENFR 2018), que observa una caída de 3 puntos porcentuales entre 2013 y 2018, es decir del del 25.1 al 22.2 por ciento de los consumidores de cigarrillos, en sus distintas formas, en Argentina​, aunque sin embargo, las cifras en descenso, que también se replican a nivel regional, para los organismos de salud todavía están muy lejos del ideal.

Las campañas, cada vez más explícitas y agresivas, siempre apuntaron a las consecuencias nefastas de este hábito, buscando un efecto de shock en la población adicta.

“Llaman más la atención, generan mayor efecto cognitivo y reacciones emocionales negativas que favorecen los intentos de dejar de fumar y reducen el incentivo para la iniciación”, refería el comunicado de la Secretaría de Salud de Nación en 2019, cuando anunciaba el lanzamiento de las advertencias contra el tabaquismo en los paquetes de cigarrillos.

No obstante, las conclusiones de un nuevo estudio llevado a cabo por expertos del Instituto Wellcome Sanger y el University College de Londres, en el Reino Unido, podrían aportar una causa de igual peso, pero de un efecto positivamente opuesto, para aquellos que se debaten entre el vicio y la prevención de enfermedades futuras ya que según el informe “el daño causado por el tabaco en los pulmones puede remitir una vez que se deja de fumar”.

¿El dato más relevante? Que no importa la cantidad de años que se haya ingerido el humo del cigarrillo.

De manera concreta, la investigación apunta que las células epiteliales bronquiales de ex fumadores tienen niveles de mutaciones similares a los encontrados en las células de los no fumadores, es decir que, aquellos que luego de haber fumado 10, 15 o 30 años decidieron dejar el tabaco de manera definitiva, cuentan con mayor cantidad de células pulmonares sanas, que aquellos que aún conservan el hábito.

“Esta es la primera vez que se demuestra que el pulmón puede repararse a sí mismo del daño genético causado por el tabaco”, explicó Sam Janes, investigador del University College de Londres, e inste en que “el mensaje clave es que debes dejarlo ya”.

La sugerencia de los expertos es que dejar el cigarrillo podría permitir que el tejido pulmonar se regenere mediante las células que no llegaron a exponerse a la droga por lo que “si se abandona este hábito no solo dejan de crecer las lesiones, sino que las células dañadas se podrían reemplazar por otras sanas, protegiendo al individuo de cáncer en el futuro”, detalla Janes.

Para abordar a este hallazgo, se realizaron pruebas en un grupo reducido pero heterógeneo de “pulmones”: se contrastaron los de un trío de niños, con los de individuos adultos fumadores, ex fumadores y no fumadores y entre los resultados detectaron que más de 9 de cada 10 células pulmonares de fumadores activos contaban hasta 10 mil cambios genéticos extras causados por los químicos del tabaco, comparadas con las de aquellos que nunca habían fumado.

Dentro de ese material dañado, más de la cuarta parte estaban afectadas por al menos una mutación cancerígena, una evidencia irrefutable de cómo el humo del cigarrillo aumenta notoriamente el riesgo de cáncer de pulmón, pero lo más llamativo, fue descubrir que “en el caso de los ex fumadores, sus vías respiratorias se hallaban cubiertas por un compendio de células que no fueron alcanzadas por el daño genético y así, la amenaza de cáncer para este grupo era mucho más baja y los ubicaba más cerca de quienes nunca fumaron, que de quienes aún mantienen esa práctica”.

“La gente que fumó mucho durante 30, 40 o más años a menudo cree que el daño ya está hecho, pero nuestro estudio muestra que ´nunca es demasiado tarde´ y algunas de las personas analizadas habían fumado más de 15 mil paquetes de cigarrillos a lo largo de su vida, pero a los pocos años de dejarlo muchas de las células que recubren sus vías respiratorias no mostraron ninguna evidencia de daño por tabaco”, alienta Peter Campbell, otro de los autores del informe y miembro del Instituto Wellcome Sanger.

Si bien la muestra del estudio es limitada, su conclusión es contundente y habilita a los científicos a ampliar el campo de estudio y a investigar el efecto del tabaco en los álveolos pulmonares, ya que el actual se enfocó solo en las vías respiratorias.

Según la Organización Mundial de la Salud​(OMS) en el mundo existen unos 1300 millones de fumadores, a los que cada día se les suman unos 100 mil jóvenes menores de 18 años, muchos de los cuales, optan por la novedad del vapeo o cigarrillo electrónico, tan dañino como el convencional.

En Argentina, fuma el 22 por ciento de la población adulta y se producen cerca de 44 mil muertes por año relacionadas al consumo de tabaco. Si dejar de fumar en efecto es, más que un mecanismo de prevención una vía de reparación, puede que estos números sigan bajando.

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