Cómo es viajar en el auto sin conductor de Uber

La compañía está probando un prototipo en sus oficinas de Pittsburgh, Estados Unidos

Buenos Aires-(Nomyc)-Igual que muchas compañías tecnológicas y automotrices, Uber no se quedó al margen de la carrera por el desarrollo de vehículos autónomos y los primeros prototipos que recorrieron las calles de Pittsburgh, Pennsylvania, en marzo de 2016,  con la primera generación desarrollada por la compañía en asociación con la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh se basaba en un auto híbrido Ford Fusion.

Mas tarde, la compañía fue evolucionando con esta plataforma de transporte que combina el servicio de transporte mediante una aplicación móvil con el agregado de una nueva capa que la compañía vislumbra como el futuro del transporte urbano, con vehículos eléctricos y autónomos.

El antecedente                                                                                                                                                                                                           Los inicios de este tipo de vehículos de Uber se dieron de la mano de su unidad conocida como “Advanced Technologies Group” y el primer paso estuvo en un primer prototipo basdo en el Ford Fusión, un sedán eléctrico que la firma del óvalo utiliza para sus proyectos de coches autónomos y fue desarrollado en Pittsburg, Estados Unidos y conectada con sus oficinas en San Francisco y Toronto, Canadá.

La automotriz sólo puso el auto, mientras que Uber desarrolló todo el sistema de cámaras y sensores  que con un diseño voluminoso, pronto evolucionó al modelo que se implementó en las generaciones siguientes, basadas en el modelo XC90 de Volvo, pero en esta ocasión Uber estableció un acuerdo con la automotriz sueca para invertir de forma conjunta 300 millones de dólares para impulsar el desarrollo de un sistema de conducción autónoma de forma conjunta.

Dentro de este acuerdo está el papel de la ciudad de Pittsburgh, un entorno que le permite probar las diferentes condiciones de manejo que puede ofrecer un escenario urbano, con una variedad de puentes, zonas arboladas, vías rápidas y calles angostas que pueden poner a prueba de forma constante a los sensores de los vehìculos autònomos.

Phoenix y San Francisco son las otras dos ciudades donde Uber realiza las pruebas de sus vehículos autónomos.

El interior                                                                                                                                                                                                                   El vehículo que se puso a prueba fue la SUV XC90 de Volvo con el sistema de conducción autónoma de tercera generación de Uber que presenta algunas modificaciones respecto al modelo estándar de la firma sueca ya que por empezar, los controles tradicionales de un auto están presentes, como los pedales de aceleración y freno, así como el volante y el tablero con el contador de revoluciones y de velocidad, por lo que a simple vista, es igual a cualquier otro vehículo comercial.

En las butacas delanteras se ubican los dos mecanismos que monitorean todos los movimientos que registra, procesa y dirige una computadora dedicada a interpretar todos los datos que recibe el sistema de manejo autónomo desde los diferentes sensores, cámaras y radares.

Tanto el piloto pasivo, que está atento a intervenir ante alguna situación imprevista durante el viaje, como el copiloto conviven con una pantalla de un iPad donde se detalla la velocidad, el frenado, distancia con otros objetos y presenciando peatones y obstáculos, por mencionar algunos de los datos que registra la computadora y  a su vez, el acompañante trabaja de forma conjunta para verificar el correcto funcionamiento del sistema.

Por disposición de las autoridades, como mínimo una persona debe estar frente al volante por cuestiones de seguridad y en los vehículos autónomos de Uber cuentan con dos ingenieros a bordo, aunque esperan que la cuarta generación, planeada para 2018, sólo cuente con un operario que esté atento a los movimientos que realice el auto.

Como ocurre con su oferta existente de viajes, los pasajeros de Pittsburgh pueden optar por realizar sus trayectos en Uber mediante un modelo autónomo y estas pruebas en la vía pública, con una convivencia directa con un entorno real, entre peatones y autos manejados por humanos le permiten contar con un aprendizaje automático constante para conocer la ciudad y mejorar el desempeño del sistema autónomo. Hasta ahora y hasta que se libere la butaca del copiloto, como máximo pueden viajar tres pasajeros en la parte trasera.

A su vez, los pasajeros cuentan con otra pantalla de un iPad que muestra en tiempo real el avance del vehículo en una representación gráfica de la visión computacional de los sensores del vehículo.

Ajuste fino                                                                                                                                                                                                               Esta tercera generación está equipada con un sistema compuesto por siete cámaras, un radar con cobertura de 360 grados y una variedad de sensores que se completan en la parte superior por un láser LiDAR un componente vital para este tipo de desarrollos que se asemeja a una sirena que gira de manera permanente y registra, en tiempo real, las características el entorno.

En un año y medio, el vehículo autónomo de Uber tuvo tres actualizaciones, y el cambio más visible estuvo en la optimización de los componentes utilizados y en la mejora constante del sistema de conducción autónoma.

El cambio más evidente está en el hardware, donde el sistema de 20 cámaras del primer Ford Fusion se redujo a siete, mientras que se optó por utilizar un sólo LiDAR cuando eran siete los que se emplearon en la primera generación.

Además, la computadora adaptada para registrar y procesar toda la información generada en tiempo real se volvió más compacta y eficiente para asistir a los dos mecanismos que se ubican en las butacas delanteras para monitorear el funcionamiento del vehículo.

En el corto plazo, la evolución de los sistemas permitirá que los modelos autónomos de Uber no necesiten copiloto para el funcionamiento del vehículo.

Desde marzo de 2016 Uber desarrolló 200 vehículos autónomos entre la pequeña primera camada de sedanes Ford Fusion más la segunda y tercera generación basada en el XC90 de Volvo y ya recorrieron más de 1,6 millones de kilómetros a la fecha, y los resultados son muy interesantes y prometedores según el ángulo de la mirada.

La experiencia durante el viaje fue fluida y sin mayores sobresalto, aunque se advirtieron algunas maniobras menores que se sintieron algo bruscas, como un arranque con algunos tironeos o un frenado que pueden parecer propias de alguien que comienza a manejar.

Entre los humanos y dependiendo de las normas de cada lugar, el período que se considera a un conductor principiante es de seis meses pero al vehículo autónomo de Uber le tomó mucho más trabajo y tiempo que a las personas, por lo que requiere de un mayor tiempo de preparación, asistido por los ingenieros ante situaciones donde los sentidos de los humanos se destacan por lejos por encima de los algoritmos y el sistema de aprendizaje automático y acumulativo.

El futuro Uber no definió cuándo saldrá al mercado este tipo de vehículos, ni cuál será su precio, aunque clara que como toda nueva tecnología, su costo será muy alto en una situación parecida a lo que ocurrió con los primeros autos eléctricos.     Desde este punto, las ambiciones de la empresa se orientan a crear un sistema de transporte basado en este tipo de automóviles para entornos urbanos donde los pasajeros no estén interesados en mantener ni manejar su propio auto ni en manejarlo.

Para Uber, este será el primer uso que tendrán los sistemas autónomos en el futuro, como un servicio ofrecido por kilómetro recorrido y no teniendo que comprar un vehículo.

El vehículo autónomo de Uber podría ubicarse, de acuerdo a las denominaciones de la Society of Automotive Engineers, en un nivel 3 de autonomía con algunas reservas, ya que el arranque y la finalización del viaje en zonas urbanas suele tener la intervención humana de los ingenieros, siempre a la expectativa de comprender cómo reaccionará ese novato que recorrió miles de kilómetros y aún debe entender la sensibilidad de los controles al volante y las dimensiones de su entorno.                                                                                                       Nomyc-5-10-17

 

 

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