buy Promethasin online Un trabajo entre el INTI y la Universidad Nacional de Cuyo investiga como aprovechas el descarte de la producción de vinos order Baclofen online cheap cialis super active

Buenos Aires-(Nomyc)-“Hacer vino en un arte que se basa en todo un conocimiento y que se fue generando a través de la tradición, pero a su vez se puede nutrir de los científicos” señaló Ribén Bottini, investigador superior del CONICET en el Instituto de Biología Agrícola de Mendoza (IBAM, CONICET-UNCU) quien trabaja con su grupo en un proyecto de reutilización de los residuos del proceso de vinificación.

Desde 2009 el IBAM trabaja en conjunto con la Bodega Catena Zapata con el fin de generar el conocimiento que permita posicionar mejor a los vinos en el mercado internacional a través de investigaciones científico tecnológicas realizadas en conjunto.

Durante 10 años se investigó sobre las respuestas de las plantas de la vid al ambiente asociadas a la calidad del vino tinto, sobre todo el Malbec en viñedos ubicados en  altura, por una mayor incidencia de radiación ultravioleta y efectos de la teperatura.

En la actualidad se está realizando un trabajo en colaboración con la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Cuyo, en la cual se estudia el desecho de la vinificación denominado orujo, que de manera normal, se utiliza parta recuperar alcohol o ácido tártarico.

El orujo es el resultado de los racimos de uva que se prensan para obtener el vino y sus características tienen que ver con los factores en los que se produce la uva.

Durante el proceso de vinculación de la uva, se extraen distintos residuos, al orujo se le extraen compuestos compuestos bioactivos denominados polifenoles y trepenos, que poseen propiedades antioxidantes.

Se utilizan en cosmetología, la industria farmacéutica, el control de enfermedades causadas por hongos y en la conservación de alimentos.

Bottini y su equipo, junto a colegas de medicina, realizan los compuestos químicos individualizados en comparación con el orujo crudo para lo que estudian su efecto en animales de laboratorio que padecen diabetes o problemas circulatorios con buenos resultados.

“Esto abre una perspectiva de aplicaciones biotecnológicas a partir de los deshechos y estas investigaciones pueden llegar a generar alimentos funcioinales” explica el investigador.

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