Advierten sobre la incidencia en los humanos de los antibióticos usados para engordar ganado

Lo señalaron especialistas que participan del VII Congreso de Salud Socioambiental quienes precisaron que “en la cría de animales se utilizan 131 mil toneladas de antibióticos”, lo que representa más de la mitad de los que se usan a nivel global

Buenos Aires-(Nomyc)-El 90 por ciento de los antibióticos que se utilizan en la producción ganadera en América Latina son para facilitar el crecimiento de los animales, lo que no sólo favorece la resistencia antimicrobiana en ellos, sino que llega a los seres humanos por consumo directo o de manera indirecta, detallaron ayer, especialistas en la segunda jornada del VII Congreso de Salud Socioambiental que se realiza en Rosario.

“En el mundo existen 80 mil millones de animales terrestres que se utilizan para producción animal; cerca del 90 por ciento de estos animales se crían en sistemas de producción intensiva y el 10 por ciento restante en producciones más sostenibles”, dijo el zootecnista colombiano Ricardo Mora durante su participación virtual en una charla de la jornada dedicada a la importancia de la biodiversidad.

“La proyección de que este consumo aumente es lo que jalona (tracciona) la necesidad de aumento de producción, y la forma de hacerlo será de manera intensiva; esto significa que van a aumentar los problemas vinculados con el uso de los antimicrobianos para controlar las enfermedades que puedan emerger” agregó Mora.

La resistencia antimicrobiana es una de los problemas más importantes de salud pública a nivel global y consiste en la capacidad de los microorganismos como virus, hongos y bacterias, de resistir a los medicamentos. –

A nivel mundial se estima que en 2022 murieron 1,2 millones de personas por infecciones que no pudieron ser controladas por antibióticos y para 2050 esa cifra podría ascender hasta los 10 millones.

Mora señaló que “en la producción animal se utilizan 131 mil toneladas de antibióticos, lo que representa el 70 por ciento de los antibióticos de uso general” y advirtió que “la mayoría de estos medicamentos no se utilizan para tratar una infección sino como promotores de crecimiento”.

Además apuntó a alguno de ellos, como la colistina, “un remedio utilizado como último recurso en las infecciones resistentes en humanos” e informó que “se estima que para 2030 el incremento de antibióticos para producción animal será del 67 por ciento”.

En relación a los datos de América Latina, el especialista indicó que algunos estudios determinaron que el 64% de la producción de aves de la región se realiza en granjas intensivas, una forma de producción que representa el 17 por ciento de los cerdos y 34 por ciento de las vacas.

Por eso, estimó que “se utilizan 4.383 toneladas de antibiótico en las granjas industriales y el 90 por ciento de estos medicamentos tiene fines no terapéuticos, es decir, como promotores de crecimiento”.

Estos antibióticos llegan a los seres humanos por vía indirecta, defecación y orina en los suelos que a la vez van a los cursos de agua ingieren las poblaciones o por vía directa sobre lo que Mora explica “las personas comen la carne con antibiótico, incluso en importantes cadenas de supermercados”, sostuvo.

En ese contexto, el zootecnicista detalló que “varios estudios han demostrado que en aquellos lugares donde los animales pueden pastorear, tienen un espacio mínimo para moverse y estar en contacto con otros de su especie, es decir, en pequeñas producciones, tienen menos estrés y por lo tanto se enferman menos”.

Por su parte, Silvana Figar, integrante del Servicio de Epidemiología Clínica del Hospital Italiano y otra de las expositoras, señaló que a los profesionales de la salud se los acusa de ser responsables de la indicación desmedida de antibióticos, lo que genera resistencia antimicrobiana, pero apuntó que “el 75 por ciento por ciento de los antibióticos se usa para los animales en la producción intensiva”.

El foco de la prevención no puede estar sólo en “la venta de antibióticos con receta” sino que hay que contemplar esta “otra arista de la problemática que es clave y de la que casi no se habla”, insistió.

La especialista -integrante de RedAc- explicó que “en la producción intensiva se usa el antibiótico como promotor del crecimiento porque lo que se busca es engordar al animal en el menor tiempo posible”.

“Al dar antibiótico los animales aumentan un 15 por ciento el rinde cárnico porque de esa manera matan cualquier bacteria que tenga impidiendo la ´competitividad alimentaria´, por más que la bacteria que tenga no le cause infección”, detalló.

En la mesa también participó el biólogo molecular francés Nicolas Defarge, que presentó una investigación sobre el impacto del glifosato sobre un insecto (chrysoperla carnea), lo que -indicó- es una prueba más de cómo un herbicida que sólo debería controlar las malas hierbas “afecta en realidad a toda la biodiversidad de los ecosistemas”.

La especialista en ecología matemática Graciela Canziani habló sobre la importancia de la biodiversidad y explicó que “cuanto más compleja y más nutrida de diversas especies es la trama de un ecosistema éste tiene mayor estabilidad”, e indicó que para mantener ese equilibrio “cada especie tiene su rol específico”.

La segunda jornada del VII Congreso de Salud Socioambiental comenzó con otra charla sobre el rol del sector de la salud y las universidades frente a la crisis climática en la que expusieron la Coordinadora para América Latina de la Alianza Global para el Clima y la Salud, Milena Sergeeva; el director del Observatorio Ambiental de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y la médica argentina Judit Díaz Bazán.

Los congresos de Salud Socioambiental son organizados por el Instituto Nacional de Salud Socioambiental (InSSA) con el objetivo de generar un espacio de diálogo entre las personas del ámbito científicos y académico, las comunidades y decisores políticos.

Nomyc-16-6-23

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