Neuronas que maduran con la adolescencia

La maduración tardía de estas células podría favorecer el tumultuoso aprendizaje emocional de esta etapa vital y permitiría al cerebro adulto adaptarse tras una conmoción afectiva

Buenos Aires-(Nomyc)-La presencia de neuronas inmaduras en el tejido cerebral adulto intriga a la comunidad científica ya que la diferenciación tardía de estas células podría explicar la capacidad del cerebro para adaptarse a los distintos retos cognitivos y emocionales que experimentamos a lo largo de nuestra vida.

Ahora, científicos de la Universidad de California en San Francisco, en colaboración con investigadores de las Universidades de Castilla-La Mancha y Jaime I en Castellón de la Plana, identificaron un grupo de neuronas de la amígdala, el principal núcleo de control de las emociones en el cerebro, cuya maduración no ocurre hasta la pubertad.

El equipo, liderado por Arturo Alvarez-Buylla, examinó muestras de 49 personas, obtenidas tras su muerte, de entre las 22 semanas de gestación y los 78 años.  

Durante el embarazo, observaron la formación del núcleo paralaminar en la amígdala, pero sin embargo, la mayoría de sus neuronas, de tipo excitatorio, es decir, que promueven la transmisión del impulso nervioso, permanecen en estado inmaduro.

Técnicas anatómicas y de biología molecular, como distintas tinciones del tejido o el análisis del ARN de cada célula neuronal aislada, permitieron trazar la evolución de las neuronas a lo largo de los años y así se determinó que hasta los 13 años, solo un pequeño porcentaje alcanzó la madurez y se integró en circuitos neuronales funcionales, mientras que, en cerebros adolescentes, el número de neuronas inmaduras menguó de forma drástica y notable.

Los autores desconocen la función exacta de estas neuronas, aunque postulan que podrían dirigir los bruscos cambios de humor de los adolescentes ya que en esta etapa, los humanos aprendemos a adaptar nuestras reacciones emocionales a los distintos estímulos externos.

La formación de nuevas redes neuronales permitiría sobrellevar este tumultuoso aprendizaje emocional y el 20 por ciento de neuronas inmaduras restantes en el cerebro adulto constituirían una reserva que posibilitaría sobrellevar dificultades acaecidas durante la madurez y la vejez.

En un futuro, Alvarez-Buylla y sus colaboradores plantean investigar los factores, genéticos y ambientales, que regulan la diferenciación neuronal tardía en el núcleo paralaminar.

El desarrollo anormal de la amígdala se relaciona con la aparición de trastornos emocionales y de conducta y de manera consecuente, los resultados podrían ayudar a pacientes con autismo, depresión, ansiedad o trastorno de estrés post-traumático, así como otras enfermedades mentales.

Esta investigación, que tiene como referencia fue publicado a fines de junio en la revista Nature Communications bajo el título “Immature excitatory neurons develop during adolescence in the human amygdala”, de S. F. Sorells.

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