Investigador argentino desarrolla alternativas ecológicas para evitar el uso de herbicidas

Roberto Huarte es docente de la Facultad de Agrarias e investigador del Conicet y se dedica a buscar soluciones a uno de los problemas del campo, a partir de técnicas “amigables” con el medio ambiente

Buenos Aires-(Nomyc)-Roberto Huarte es ingeniero, docente de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNLZ, desde 2015 se desempeña como investigador adjunto del Conicet y como especialista, desarrolla experimentos para aportar soluciones al problema de las malezas en los cultivos, sin la utilización herbicidas.

El ámbito en el que se desarrolla se conoce cómo “ecología de malezas”, una especialización que apunta a comprender la naturaliza de este tipo de poblaciones vegetales para tratar de diseñar y planificar herramientas de control más amigables con el medio ambiente.

Al ser consultado sobre ¿qué es una maleza?, el investigador explica que
“una maleza es una especie vegetal que crece fuera de tiempo y espacio para una actividad agrícola determinada y vos tenés un cultivo, por ejemplo maíz o girasol, y aparecen otras poblaciones vegetales que están compitiendo por el mismo conjunto de recursos”.

Sobre las consecuencias que provocan, explica que “reducen el rendimiento del cultivo principal, porque compiten por el agua o el sol”.

“El modo tradicional de combatirla es el control por químicos o herbicidas, pero la ecología de malezas tiene una mirada más amplia, donde se trata de convivir con estas poblaciones y busca reducir su tamaño por otras vías” aclara sobre la mirada con la que realiza su trabajo.

Al ser consultado sobre alguno de los métodos utilizados Huarte explica que “en general, las semillas de malezas tienen un estado de dormición, y si tiene la temperatura y disponibilidad de agua, germinan y como sabemos que las malezas tienen dormición y que necesitan ciertas señales del ambiente para germinar, lo que se hace es prevenir que todo lo que requieren les llegue, porque si uno es eficiente en sacarle la información que estas semillas necesitan, se evita que germinen”.

Para lograrlo “por ejemplo, si una especie requiere de luz, lo que se hace es evitar que le llegue y en un caso en que la semilla de maleza esté sobre el suelo o a dos o tres centímetros de la superficie, lo que se puede hacer es enterrarla con distintas herramientas como el arado o la rastra y se invierte el suelo y se envía la semilla a 10 centímetros de profundidad para que no le llegue la luz” explica el investigador.

Sobre la utilidad de su trabajo Huarte explica que “la idea es en función del problema particular del campo, saber cuáles son las malezas principales, buscar información o generarla, para actuar en consecuencia”.

El trabajo de Huarte, no obstante, no termina allí ya que “uno a veces se entera que aparecen especies más resistentes, y entonces se interesa y comienza a investigar”, sostiene el investigador, que comenzó a montar un laboratorio de semillas propio en la Facultad Agrarias con el objetivo de realizar los experimentos aquí, en Lomas.                                                                                                                                      Nomyc-24-4-19 

 

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