Escudos contra asteroides

Buy Natrexone El 30 de junio es la jornada dedicada a alertar sobre el peligro de que estas grandes rocas que vagan en el espacio colisionen contra la tierra como cuando el junio de 1908 un asteroide de unos 80 metros impactó en Siberia y arrasó una superficie de bosque de más de 2000 km2

Buenos Aires-(Nomyc)-Este suceso, conocido como evento Tunguska, porque así se llama la región en la que se produjo la explosión, demuestra que cada cierto tiempo, nuestro planeta es golpeado por asteroides capaces de sembrar la destrucción.

Entre los más grandes, figura el que acabó con los dinosaurios y muchas otras especies hace 65 millones de años, pues las condiciones climáticas tras el impacto debieron ser incompatibles con la vida. Más reciente ha sido el susto en Chelyabinsk, en Rusia, donde más de 1.000 personas resultaron heridas tras el choque de un cuerpo en 2013.

Los impulsores de esta iniciativa, una asociación llamada “The 100x Asteroid Day Declaration” o el Día de la Declaración 100 por 100 Asteroide, advierten que en el Sistema Solar hay un millón de asteroides que pueden impactar contra la Tierra y destrozar una ciudad “en este momento hemos descubierto menos de 10.000, sólo un 1 por ciento”.

“Pero –continúan– tenemos la tecnología para cambiar esa situación” señala la declaración, cuyo objetivo es acelerar el descubrimiento de objetos potencialmente peligrosos con telescopios terrestres y el desarrollo de técnicas para prevenir futuros choques.

“Aunque todavía no se ha detectado ningún asteroide que suponga un peligro para la Tierra, las agencias están trabajando en misiones para ser capaces de desviarlos”, explica Mariella Graziano, directora de Sistemas Espaciales de GMV.

Esta empresa española trabaja en la preparación de Asteroid Impact & Deflection Assessment order Levitra online ( buy Valtrex Buy Toradol generic Lithium order misoprostol AIDA), una misión para ensayar tecnologías que permitan cambiar la trayectoria de un asteroide.

La misión al sistema binario Didymos                                                                                                                                                     Aprovechando la celebración del primer Día del Asteroide, el Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN) de Madrid organizó una jornada para presentar esta misión conjunta de la Agencia Espacial Europea (ESA) y la NASA, y dar a conocer estos objetos celestes, tanto los que son observados en el espacio como los fragmentos que han caído a la Tierra.

La misión AIDA, relata Graziano, “consistirá en el envío de dos satélites al sistema binario de asteroides Didymos, compuesto por un cuerpo principal de 800 metros de diámetro, y otro más pequeño de 170 metros, llamado Didymoon”.

La ESA lanzará el primer satélite (AIM) en 2020 que llegará a los asteroides dos años después, para estudiarlos y permitir que el satélite de la NASA, llamado DART, choque en 2022 contra Didymoon para cambiar su trayectoria.

Hay otras tecnologías que se están estudiando para desviar asteroides, entre las que Graziano menciona un tractor gravitatorio, que iría poco a poco cambiando la órbita del asteroide, un impacto nuclear para destruirlo, utilizar los gases de la propia roca para empujarlo, destruirlo con láser o pintarlo para que el Sol lo hiciera girar y cambiara su órbita.

Mientras se preparan estas misiones espaciales para ir en busca de asteroides, los científicos siguen estudiando los fragmentos que llegan a la Tierra y que se denominan meteoritos.

Estos fragmentos proceden de asteroides u otros cuerpos celestes que atraviesan la atmósfera a gran velocidad y que no se desintegran por completo y según señala un investigador del MNCN “lo llamamos meteorito cuando ya está en la Tierra”.

“El estudio –añade– es importante para comprender el origen del Sistema Solar, aunque una vez que ha atravesado la atmósfera “comienza su vida terrestre: se oxida, es atacado por los hongos, etc”.

“Todos los años entran unas 100 toneladas de cuerpos celestes a la Tierra”, afirma García, aunque la cantidad de material que toca el suelo y se recoge es muy inferior.

Los meteoritos que llegan a la tierra                                                                                                                                                                         Para estudiar la composición de las rocas, el laboratorio del Museo Nacional de Ciencias Naturales cuenta con un microscopio electrónico de barrido con análisis químico y equipos de espectroscopía Raman.

La técnico Marta Furio nos enseña cómo funciona usando un fragmento de un meteorito que cayó en el Sáhara. Las vitrinas del MNCN exhiben 300 fragmentos de meteoritos que han caído en la Tierra desde 1770 a 2009.

Muchos han sido recogidos en España y otros proceden de otros países, como un trozo del meteorito de Allende, el más grande de los que se han encontrado y el más estudiado que cayó en 1969, en el estado mexicano de Chihuahua.

Incluso tienen una roca que “llegó volando al museo” cuenta Javier García quien comenta que “ocurrió en 1896, cuando un fragmento de una roca que cayó en Madrid atravesó el periódico de un hombre que estaba sentado junto al museo”.

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