The Big Bell Test, un experimento científico publicado en la revista Nature se realizó con el aporte de datos de miles de usuarios, mediante un juego online y doce laboratorios del mundo entre ellos uno del CONICET

Buenos Aires-(Nomyc)-“The BIG Bell Test” fue un experimento que se realizó el 30 de noviembre de 2016 y del que participaron más de 100 mil personas desde un videojuego sencillo que requería que el usuario generara unos y ceros o bits de la forma más aleatoria posible pero con esta información, científicos de 12 laboratorios en todos los continentes orientaron sus experimentos sobre átomos, fotones y dispositivos superconductores con la idea de que, mediante estas acciones de usuarios comunes, se pudiera salvar lo que se conoce como Loophole –Trampa, de libertad de acción.

Entre los 12 laboratorios, en la Argentina, participó el Laboratorio de Óptica Cuántica del Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (CITEDEF, CONICET- Ministerio de Defensa), junto con investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA, que está a cargo de Miguel Larotonda, investigador independiente del CONICET.

Durante todo el siglo pasado se planteó la discusión sobre la visión de la mecánica cuántica que plantea que las partículas “cambian” al ser observadas, algo así como que están en un estado y en el otro al mismo tiempo y no que están determinadas en cuanto a sus propiedades y por tanto, la medición no podría cambiarlas y para Einstein, habría variables no medidas que producen este efecto.

Niels Bohr, en cambio, sostenía que las propiedades observables no tenían sentido hasta que no se las medía.

“Es un experimento que tiende a cerrar el abismo existente entre el público en general y los conceptos ‘extraños’ y anti-intuitivos de la mecánica cuántica, al atraer y motivar a participantes de todo el mundo para producir secuencias impredecibles de bits, que alimentan experimentos simultáneos y de última tecnología en una cantidad de laboratorios de todo el mundo”, confía Larotonda.

En 1964, el físico John Stewart Bell, planteó una serie de condiciones para un experimento que pueda cerrar las trampas metodológicas que podrían afectar las mediciones en el nivel cuántico.

“Bell, propuso una especie de estimador de correlaciones que tendría que cumplir un sistema si funcionara de acuerdo a la mecánica cuántica”, explica Larotonda.

Distintos loopholes fueron cerrados a lo largo de investigaciones precedentes, pero quedaba una última variable, la de libertad de acción.

En las mediciones sobre pares de partículas entrelazadas, como pueden ser fotones, se generan y se envían a distintas ubicaciones y se mide alguna propiedad de estas partículas como su color, su tiempo de llegada o su polarización.

Si los resultados de las mediciones tienden a coincidir, independientemente de qué propiedades elijamos medir, explicaría que una partícula afecta a la otra partícula de manera instantánea, aunque estén separadas por kilómetros de distancia, lo que contradice la cosmovisión de Einstein: el universo no sería independiente de nuestras observaciones.

Los resultados, publicados en la prestigiosa revista Nature, tienden a confirmar una vez más que la teoría de la mecánica cuántica es acertada frente al realismo local planteado por Einstein.                                                                                                                                                  Nomyc-5-7-18