Dificultad de Diagnóstico a la Alergia a la Proteína de la Leche

Durante el 4º Simposio Internacional de Alergias Alimentarias especialistas señalaron que su diagnóstico puede ser complejo y puede generar erupciones cutáneas, cólicos, llantos intensos, vómitos, irritabilidad o hasta dolor abdominal

 

Buenos Aires-(Nomyc)-La alergia a la proteína de la leche de de vaca (APLV) es una de las alergias alimentarias más frecuentes en los primeros mese de vida pero suele ser de difícil detección y diagnóstico por lo que síntomas como dificultades respiratorias, gastrointestinales y cutáneos son de habitual presencia en estos casos.

 

Christian Boggio Mazert, pediatra, gastroenterólogo y coordinador del grupo de trabajo de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica del Hospital General de Agudos “Dr Ignacio Pirovano” explicó que “la alergia a la proteína de la leche de vaca se define como una reacción adversa a la proteína de la leche de vaca de manera inmunológica”.

 

Las alergias alimentarias consisten en una reacción inmune `errónea´ para defenderse de las proteínas que consideran ´enigmas´ presentes en determinados alimentos.

 

Debido a que durante el primer año de vida la primer proteína a la cual se enfrentan los bebes es la de la leche de vaca, tengan o no amamantamiento,  la alergia a la leche de vaca es la forma más frecuente de alergia alimentaria en los bebes.

 

Esta alergia tiene una prevalecía de entre 2 y 7,5 por ciento de las personas aunque la mayor parte de los casos se da entre quienes tienen menos de un año de vida.

 

“Mientas en el 50 por ciento de los casos la alergia a se resuelve de manera espontánea cerca del año de vida, un 48 por ciento de quienes la tienen continúan en esta situación hasta los 3 años de vida y otro  por ciento con esta situación durante más tiempo” explicó Boggio Mazert.

 

Una de las mayores dificultades es el de confirmar el diagnóstico y sobre esto el especialista explicó que un estudio que realizamos mostró que el diagnóstico tardaen promedio, seis meses”.

 

  “La edad promedio de diagnóstico –señala el especialista– es de 10 mesesy cuanto más tarde se detecte mayor impacto hay en el crecimiento”.

 

La APLV puede tener una gran diversidad de manifestaciones y además de las ya  mencionadas se pueden presentar la esofagitis eosinofílica,  que se presenta con vómitos, regurgitaciones, irritabilidad y dolor abdominal, y la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), pueden deberse a esta alergia.

 

Manifestaciones

La mayoría de los bebés que padecen APLV sufren síntomas Natrexone Buy como llanto, erupción cutánea, diarrea, cólicos, sibilancias, vómitos o sueño inquieto de un momento a otro.

 

Las principales manifestaciones pueden ocurrir a nivel del tracto digestivo , en un 50 o 60 por ciento de los casos; en la piel en el  50 o 60 por ciento de quienes tienen este problema y el tracto respiratorio  en una porcentaje que puede variar entre un 20 y un 30 por ciento.

 

Los síntomas pueden variar de leves-moderados hasta severos y pueden aparecer después de horas o días tras la ingestión de leche de vaca.

 

Si se presentan de manera inmediata ala ingesta de leche puede aparecer desde picazón  o prurito ligero, edema y hormigueo en labios, lengua, paladar o garanta hasta hinchazón de buy strattera los labios y boca, hasta llegar a hinchazón de la mucosa faríngea.

 

El solo contacto de la leche sobre la piel puede producirle enrojecimiento. Inclusive, en raros casos puede aparecer urticaria, rinitis, conjuntivitis, asma o anafilaxia, especialmente si continúan con la ingesta de proteína de leche de vaca. En el tracto gastrointestinal, los síntomas pueden involucrar vómitos, cólicos abdominales, náuseas y diarrea.

 

La APLV puede causar, además, retardo en el vaciamiento gástrico, disritmias gástricas, vómitos reflejos o aumentar los síntomas del reflujo, lo que constituye un Dapoxetine no prescription tipo secundario de reflujo gastroesofágico. Puede asociarse con poco aumento de peso, irritabilidad y rechazo del alimento, y es más frecuente en el primer semestre de la vida.

 

Diagnóstico

Según Boggio Marzet, para confirmar el diagnóstico se deben tener en cuenta tres puntos  “la sospecha diagnóstica según los síntomas e historia clínica, la eliminación de la leche de vaca de la alimentación  o ‘dieta de exclusión’  y el ‘desafío alimentario’, es decir, dando al niño alimentos con PLV a fin de comprobar si se produce la reacción alérgica”.

 

Además  se pueden realizar estudios para detectar anticuerpos de la proteína IgE en sangre que denoten APLV,  una prueba cutánea llamada `prick´ y otros tests de alergia, aunque ninguno de estos parámetros de laboratorio ni cutáneos son 100 por ciento  sensibles y específicos.

 

Debido a esto  “la presencia de síntomas clínicos cobra gran importancia ante la sospecha clínica de APLV” aclara el especialista.

 

  Lucio González, médico gastroenterólogo infantil del Hospital de Niños de San Justo, aclaró que “cuando hay una sospecha fuerte de que el niño sufre APLV, hacemos el diagnóstico a través de la prueba de exclusión y desafío”.

 

  Esta prueba consiste –continúa el especialista– en que  durante 3 o 4 semanas se excluyen todos lácteos de la dieta del niño, y si es alimentado con leche materna, también se excluyen lácteos y derivados de la dieta de la mamá, ya que la proteína puede pasar a través del pecho”.

 

 

Tratamiento

El diagnóstico oportuno posibilita el tratamiento, que de modo principal apunta a evitar el alérgeno mediante una dieta estricta sin leche vacuna.

 

Debido a que los lácteos aportan nutrientes necesarios para el crecimiento, es preciso reemplazarlos con fórmulas infantiles hipoalergénicas especiales.

 

Un estudio mostró cómo, al año de tratamiento con dichas fórmulas, los pequeños con APLV crecían tanto como los niños sin APLV.

 

Sobre este tema González comentó que “hecho el diagnóstico, si el bebé es menor de seis meses y se alimenta de pecho exclusivamente, el tratamiento consiste en eliminar todo lácteo de la dieta de la madre y darle a ella un suplemento de calcio. Si el bebé se alimenta con fórmulas infantiles, hay fórmulas especiales a base de aminoácidos o a base de hidrolizados extensos de proteínas, que se indican según el tipo y la severidad de síntomas que presenta el niño. ”.

 

Boggio Marzet explicó que “el tratamiento de la APLV es un desafío, dado que debemos tener en cuenta la edad del paciente al momento de definir la mejor opción terapéutica”.

 

“Entre las medidas que podemos adoptar es fundamental suprimir las proteínas causantes de la enfermedad. En el caso de los niños alimentados con la lactancia materna con o sin complemento de fórmulas, la eliminación de la PLV en la dieta de la madre por tres o cuatro semanas es una intervención de implementación relativamente sencilla” aclara el especialista.

 

“En el caso de los niños alimentados exclusivamente con fórmula, o en aquellos con cuadros clínicos más severos, hay que considerar reemplazar la fórmula de alimentación del paciente para disminuir la posibilidad de pérdida de peso y de los síntomas asociados. En este sentido, la elección de la fórmula de reemplazo es crítica, dado que se debe escoger una formulación que tenga la menor probabilidad de reacción alérgica cruzada con la PLV y que además nos garantice inocuidad, adecuada nutrición, eficacia y seguridad” aclaró Boggio Marzet .

 

Dieta

La dieta de exclusión de PLV, tanto para el niño con diagnóstico confirmado como para la madre que amamante un niño con diagnóstico de APLV, debe evitar todo alimento que la contenga.

 

Se deberán evitar tanto los alimentos derivados de la leche como aquellos que puedan asociarse a contenido de PLV tales como: aromatizante, caldo deshidratado, grasa animal, caseína, aditivos espesantes como los caseinatos, la lactoalbúmina, el fosfato de lactoalbúmina, la lactoglobulina, la lactosa, la crema, el suero lácteo, el turrón y otros.

 

Además hay algunos alimentos que pueden tener PLV de manera “oculta” son purés y sopas, fiambres, embutidos, frituras y tortillas no elaboradas en casa, postres, picadillos y patés, productos de panadería, cereales enriquecidos, algunas margarinas, aderezos de ensaladas y mayonesas, y pastas rellenas.

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