Científicos argentinos ganan el mayor subsidio de investigación básica de la Unión Europea

Integran un consorcio con colegas europeos para estudiar con métodos computacionales un tipo de proteínas asociadas con el cáncer, y enfermedades neurodegenerativas y virales

Buenos Aires-(Nomyc)-Grupos de bioinformáticos del Instituto “Leloir” y de las Universidades Nacionales de Quilmes (UNQ) y de San Martín (UNSAM) recibirán casi un millón y medio de euros otorgados por la Comisión Europea a través del prestigioso Programa Marco de Innovación e Investigación “Horizonte 2020” y la Acción “Marie Sklodowska-Curie” para la promoción de la ciencia.

Ese monto se compartirá con colegas de la Universidad de Padua, en Italia; de la Universidad “Eötvös Loránd”, en Hungría; del University College de Dublin, en Irlanda; y del Laboratorio Europeo de Biología Molecular, conformado por centros de investigación de 18 países del continente.

La investigación                                                                                                                                                                                                    “Las proteínas que se van a investigar son las llamadas “Intrínsecamente desordenadas” o “IDP” según sus siglas en inglés”, que según Cristina Marino-Buslje, jefa del Laboratorio de Bioinformática Estructural en el Instituto Leloir e investigadora del Conicet en el Instituto de Investigaciones Bioquímicas de Buenos Aires (IIBBA, CONICET – Instituto Leloir) y son “un tipo de moléculas que despierta interés dentro de la comunidad científica porque hay evidencia creciente de que, entre otras cosas, se asocian con numerosas enfermedades como el cáncer, el Mal de Parkinson, el Mal de Alzheimer y las infecciones virales” agrega la investigadora.

“Las proteínas, además de cumplir un rol estructural, aceleran reacciones químicas esenciales, regulan la expresión de la información genética, posibilitan la comunicación entre células y transportan nutrientes, entre otras funciones vitales para el organismo” continúa la especialista.

“Dentro de esa categoría de moléculas, las IDP son un tipo particular que desafía el paradigma clásico establecido por el bioquímico estadounidense Christian Anfinsen, Nobel de Química 1972, una proteína posee una única estructura tridimensional que determina su función” agrega Marino-Buslje.

En realidad y según estimaciones recientes, más del 30 por ciento de las proteínas son muy flexibles y tienen regiones plásticas que cambian de manera constante de conformación y pueden interactuar de manera compleja y a veces “promiscua” con otras proteínas, aunque los mecanismos de esta versatilidad molecular son poco conocidos.

“Antes se pensaba que las proteínas eran objetos rígidos como pelotas de fútbol. Hoy sabemos que debemos imaginarlas como moléculas a veces muy flexibles, cuyos movimientos son fundamentales para su función”, señala Lucía Chemes, jefa del Laboratorio de Biofísica de Proteínas y Motivos Lineales del Instituto de Investigaciones Biotecnológicas (IIB), que depende de la UNSAM e investigadora del CONICET.

El consorcio va a enfocar su trabajo en avanzar en metodologías para identificar estas proteínas desordenadas en los genomas de las células humanas y también las de patógenos microbianos y virales.

“Estamos muy entusiasmados por esta posibilidad porque la oportunidad que nos presenta el subsidio es única, ya que permite combinar y reunir las capacidades de múltiples expertos en disciplinas experimentales y bioinformáticas para avanzar en nuestra comprensión de la función de esta clase de proteínas” explica Chemes.

“Y este conocimiento podría permitir en el futuro el desarrollo de terapias innovadoras contra muchas enfermedades” agrega la investigadora.

Marino-Buslje, otro de los galardonados agrega que “investigar este tipo de proteínas implica conocer una nueva biología y también permitirá eventualmente desarrollar mejores herramientas computacionales para su estudio”.

“El subsidio también va a permitir que en el país se realicen reuniones científicas internacionales, recibir investigadores extranjeros y que investigadores puedan especializarse en centros de excelencia del exterior argentinos, con más de 50 estadías de hasta 3 meses de estadía cada una” destacó Gustavo Parisi, jefe de la Unidad de Bioinformática Estructural de la UNQ, investigador del CONICET en el Departamento de Ciencia y Tecnología de dicha universidad y presidente de la Asociación Argentina de Bioinformática y Biología Computacional.                           Nomyc-3-7-17

 

 

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