Alerta por los Piercings en la boca: afirman que pueden causar lesiones y alteraciones

La Facultad de Odondología de la UBA advirtió que pueden provocar infecciones, hepatitis y hasta enfermedades precancerígenas

Buenos Aires-(Nomyc)-“Son enemigos íntimos, silenciosos, los piercings que se encuentran en la boca son nocivos en mayor o menor medida”, según advierte Pablo Rodríguez, decano de la Facultad de Odontología de la UBA  y agrega que “no hay forma de que en la cavidad oral no se genere algún tipo de alteración”.

“No hay chances de que un piercing sea inocuo o inofensivo, en más o menos tiempo habrá lesiones o perjuicios dependiendo del tamaño y del material”, advierte.

La Facultad de Odontología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) lanzó una seria advertencia a la población por el uso de piercing en la zona bucal, “ya que estos pueden provocar desgarros o alteraciones de la mucosa oral o peribucal, como de los tejidos duros dentarios y también la formación de quistes y tumores”, enfatiza Rodríguez.

Desde la Universidad de La Plata (UNLP), Fernando Caride, profesor titular de Periodoncia A no busca disuadir a los jóvenes, aunque aconseja no ponerse piercings en la boca.

“Nosotros sugerimos que si no se lo colocaron y piensan hacerlo, mejor que no lo hagan y si están decididos, que lo hagan en un lugar con las normas de bioseguridad y esterilidad necesarios”, remarca.

¿Qué complicaciones puede suscitar un piercing en la boca?                                                                                                                          Además de las mencionadas, “infecciones bacterianas, micóticas y virales, hepatitis A, B, C y D, hemorragias durante y después de la intervención, reacciones alérgicas a los metales, adenopatias o aumento de tamaño de un ganglio linfático, y tétanos”, señaló Sandra Belloni, especialista en cáncer bucal y a cargo del servicio de estomatología de la Universidad de El Salvador.

La cátedra de Odonto-Pediatría de la UBA efectuó una investigación científica hace pocos años, con alumnos de escuelas públicas de capital y el conurbano, de entre 12 y 20 años: el 49.91 por ciento de los niños tenían algún piercing, de los cuales el 18.8 por ciento en la zona bucal y el 70 por ciento en el labio y la encuesta dejó en evidencia que “la presencia de largos períodos de uso puede traer serias consecuencias y lesiones irreversibles que compliquen la salud general”, afirma.

Aunque el estudio no es actual, Rodríguez, por su experiencia cotidiana, considera que “las estadísticas variaron muy poco, deben estar un punto arriba o uno abajo”.

La Facultad de Odontología atiende más de 200 mil personas por año y lleva a cabo unas 270 mil prácticas, “por lo que con lo que vemos a diario no necesitamos hacer otra encuesta”.

Caride cuenta que un grupo de docentes de la UNLP decidió poner en marcha una campaña de concientización en la población escolar, de entre 12 y 18 años, debido al desconocimiento reinante.

“Lo hacemos con el propósito de informar sobre los riesgos de piercings bucales y peribucales” agrega. 

Rodríguez, de la UBA, pone la lupa en el trauma que generan estos adminículos de metal, que pueden llevar a lesiones precancerosas, “lo que no significa que se llegue a un cáncer seguro, pero sí generar un área con mayor predisposición a un cáncer”.

Ambos deslizan que “la colocación de piercings, como la de tatuajes, es una tarea sensible, de cuidado, que no tiene ningún tipo de control, porque se trata de una labor que no está registrada y lo más preocupante –señala– es que llama la atención que ningún usuario de estos elementos tenía información de que podría causar daño”.

Tanto profesionales de la salud, como colocadores dicen que los jóvenes desconocen los riesgos que implican los piercing para la salud bucal y en general.

“Son causantes de dolor, inflamación, infecciones en la zona de la perforación con posible propagación a regiones profundas”, resaltan Rodríguez, Caride y Belloni. 

Un piercing en el piso de la cavidad bucal, debajo de la lengua, puede desencadenar lo que se denomina Angina de Ludwig, “una infección muy severa que puede llegar al mediastino y causar un problema cardíaco, seguido de la muerte y aunque no es lo más común, el riesgo latente está presente”, precisan los médicos.

Especialista en cáncer bucal, la doctora Belloni puntualiza que “un piercing es promotor de enfermedades potencialmente malignas que se pueden evolucionar y desembocar en un cáncer bucal”.

“Insisto en el riesgo de tener un elemento que lastime la boca, pero no es lo mismo a asociar piercing con cáncer, sí es un disparador de enfermedades precancerosas”. 

Belloni enumera cuestiones que hay que cumplir a rajatabla como “no donar sangre ni órganos durante el primer año en el que se utiliza un piercing y que el instrumental descartable debe ser de un solo uso y además, los padres deben autorizar por escrito a los menores de 18 años antes de su colocación, aspecto que no sucede”.

En conclusión, los piercings no son aconsejables pero tampoco prohibidos ya que tanto médicos como colocadores aseguran que los de acero quirúrgico son los menos peligrosos, en comparación con los de níquel y los de acrílico o silicona también son recomendables porque no dañan los dientes.

Eso sí: se hace hincapié en la limpieza diaria y en evitar beber alcohol, fumar y las comidas calientes hasta un mes después de colocados.

Michelle Caballero, de 31 años, es colombiana, hace tres que vive en Buenos Aires y se dedica al body-piercing hace quince y comenta que “sí, escuché mucho sobre los riesgos que tiene el piercing en general y sobre todo en la boca. Todo el tiempo hay rumores, preguntas, dudas, también mitos, tabúes y muchas mentiras y varias cosas ciertas”, opina quien trabaja en Querubin Tattoo Studio, en Congreso.

“Por supuesto que hay cierto peligro y temor porque se trata de una aguja que te atraviesa una parte del cuerpo. Pero los riesgos disminuyen notoriamente a partir de la seriedad y responsabilidad del perforador, de los utensilios que use y, por supuesto, el aseo personal y la limpieza y nunca tener el mismo aro por más de un año porque acumula suciedad y mal olor” agrega. 

Mickey, como la llaman, dice que hay mucha desinformación de los clientes, hasta desinterés y cierta displicencia.

“A mí me llama la atención la ignorancia que hay al respecto, y hasta se sorprenden cuando les advertimos a los clientes sobre las complicaciones que pueden provocar fumar o beber alcohol después de colocarse un piercing en la boca. Una infección no detectada a tiempo puede tornarse complicada”, expresa la colombiana, que estudió anatomía para “tener mayores conocimientos sobre el cuerpo y brindarle la mayor confianza posible al cliente».

En cuanto a los precios, Mickey y Angel informan que un piercing de acero quirúrgico puede costar desde $200 hasta $800 ya que el de titanio supera los $ 1.000, con la mano de obra incluida, mientras que los de plata son más caros, aunque se pueden conseguir aritos por $ 1.200.

“El que más se recomienda es el de acero quirúrgico -coinciden-, que no produce ningún tipo de alergia, pero, como el titanio, es un material pesado que puede lastimar” la homónima del famoso Ratón de Disney.                                                                                                              Nomyc-21-5-19                                                                                                                                      

 

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